Ser el jefe no alcanza para ser un verdadero líder
A menudo, muchas personas confunden el liderazgo con el poder posicional. Y tienden a creer que una persona en un puesto de autoridad o con un título ostenta poder debido a sus cualidades como líder.
Sin embargo, en muchos casos no existe una correlación entre la posición de una persona y la capacidad para liderar.
Así lo explica George Ambler, socio ejecutivo de Gartner Executive Programs y experto en management, en su blog "La práctica del liderazgo" citado por el sitio Alto Nivel.
En su web, Ambler aclara que el tener un título no hace a un líder, ya que liderazgo se refiere a la influencia.
Nacido y criado en Johannesburgo, Sudáfrica, el autor publica constantemente artículos que buscan motivar a las personas a reflexionar acerca de sus experiencias laborales y de vida.
Con 18 años de experiencia en la industria de TI asesorando a los CEO a través de investigaciones sobre mejores prácticas de liderazgo, el especialista en management afirma que el título sólo compra tiempo y si en ese período el liderazgo no aumenta, disminuye y -finalmente- falla.
Por esto, Ambler presta atención a las considerables diferencias entre ser un jefe y ser un líder y reflexiona acerca de cuál es el rol de estos personajes dentro de tu empresa.
En este sentido destaca que el jefe conduce los miembros del grupo, el líder, en cambio, los guía. Así, mientras que el primero depende de la autoridad, el segundo necesita de la buena voluntad.
Asimismo, especifica que el jefe busca inspirar miedo y dice "yo", en tanto que el líder quiere despertar entusiasmo y habla de "nosotros".
Además, el jefe asigna las tareas a las personas que conduce. En cambio, el líder marca el ritmo para que todos trabajen. Mientras el primero le dice al empleado que "llegue a tiempo"; el segundo llega siempre antes, se anticipa.
Un jefe arregla las grietas de una ruptura, mientras que el líder se da el tiempo para arreglar todo el desastre. Nadie discute que el jefe sabe cómo se hace, pero el líder siempre muestra cómo se hace.
Para Ambler, el jefe hace del trabajo una monotonía. En cambio, el líder hace que sea un juego en el que todos quieran participar.
En conclusión, señala, el jefe dice "vaya", el líder dice "vamos".