iProfesionaliProfesional

Cómo transformar un aparente error en una idea superadora

Por qué en medio de un profundo cambio de paradigma en la cultura del trabajo, el temor a "meter la pata" permanece inalterable incluso entre los jóvenes
18/09/2018 - 07:26hs
Cómo transformar un aparente error en una idea superadora

Si bien estamos experimentandoun cambio cultural acerca decómo nos relacionarnos en el trabajo, el miedo a cometer errores y quedar en evidencia ante los demás continúa siendo el fantasma que más asusta a los empleados.

Es un temor clásico de todos los tiempos, pero llama la atención cómo consigue sobrevivir en un contexto como el actual, en que la convivencia entre los jóvenes talentos y sus jefes es mucho menos rígida que en el pasado.

"Tropas" de Millennials conquistan los puestos medios de las compañías con ganas de innovar y aportar desde sus deseos. El uso de la inteligencia artificial como respuesta a sus búsquedas de procesos más ágiles, flexibilidad de las condiciones laborales según sus necesidades y un sinfín de beneficios personalizados en todas sus formas, son solo algunas de las experiencias que vienen mutando la relación entre las distintas generaciones.

Pero más allá de estos cambios profundos, el miedo al error es algo que permanece inalterable en los jóvenes. Cualquier metida de pata es sinónimo de desastre y frustración, cuando en verdad debería transformarse en una oportunidad de aprendizaje.

Pero no sólo los más jóvenes deben estar preparados para saltar esta pared. Los nuevos líderes, la mayoría de ellos nacidos y criados en la Generación Y, también tienen que estar abiertos, no sólo a comprender las metidas de pata en sus equipos, sino a aceptar que ellos mismos no son seres perfectos e infalibles.

Para formar equipos creativos y que trabajen desde su propósito, es necesario que los jefes se conviertan en los agentes de cambio que el nuevo mundo laboral exige y que dejen atrás el imperio de la ley del más fuerte.

Los Millennials, que en la Argentina son un tercio de la fuerza laboral, prefieren un líder que esté70% enfocado a desarrollar las habilidades del equipo, y sólo 30% que sea referente en el área. Los jóvenes de hoy necesitan de un líder con el que puedan aprender juntos, que mueva la pelota y que la haga circular. La actitud y la humildad pesan mucho más que un CV.

Este cambio de paradigma es un fenómeno global, y por eso cada vez más compañías suman estrategias para los errores que comenten los empleados generen algo más creativo que la desazón. Que darse la cabeza contra la pared puede servir para encender la lamparita.

Proyectos nuestros, como Mala Mía (en foto) -que este año entró en su cuarta edición-, se originaron a partir de este nuevo paradigma. La primera vez que lanzamos esta iniciativa, destinada a jóvenes universitarios, muchos no entendían por qué hacíamos foco en el error. Pero nos tiramos a la pileta porque notábamos que los jóvenes profesionales quedaban con una carga emocional muy pesada luego de cometer cualquier "pifie". Para quitar el sesgo maldito al error, organizamos estas charlas inspiradoras para demostrar que una metida de patapuede ser un trampolín para ideas innovadoras.

Desmitifiquemos al error y estimulemos a que cada empleado que se equivoque, en vez de lamentarse, construya aprendizajes y soluciones.

Cuando se toman decisiones, a veces se acierta y otras no. La lógica parece simple pero hay que tener coraje para aplicarla: me equivoco, me corrijo y avanzo. Así se mueven las compañías.

Las nuevas generaciones prefieren las organizaciones más horizontales, las que habilitan la libertad para proponer acciones a sus superiores, por más descabelladas que parezcan. Compañías quenaturalicen un estado de movimiento continuo, pensando, repensando y reaprendiendo para que surjan ideas diferentes.

El error más grande es quedarse en la zona de confort. Aunque los saltos al vacío generen inquietud, es importante avanzar a una zona de desempeño donde emerja lo mejor de cada uno. Poner pasión, correr riesgos y salir a buscarlos. Y si el resultado no coincide con lo que planeamos, entonces hay que sacarse el miedo de encima y empezar de vuelta.

Siempre corremos el riesgo de equivocarnos. La clave es cómo transformar un error en una oportunidad que no estaba prevista y poderaportar ideas singularesa partir de una metida de pata.