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La mayoría de las denuncias que se hacen en las empresas son sobre actitudes de jefes y colegas

Presiones desmedidas, discriminación y mobbing son las principales causas. ¿Qué ocurrió con los reclamos por acoso sexual tras el caso de Thelma Fardin?
04/02/2019 - 07:02hs
La mayoría de las denuncias que se hacen en las empresas son sobre actitudes de jefes y colegas

Cuando la actriz Thelma Fardin denunció pública y judicialmente a su colega Juan Darthés por haberla violado a sus 16 años de edad, durante una gira internacional de la tira "Patito feo", las líneas de asistencia a las víctimas de acoso y abuso sexual se dispararon.

Miles de personas que sintieron que se encontraban en un entorno propicio para salir a contar casos de situaciones violentas, algunas de muy larga data, se comunicaron para pedir ayuda.

Según pudo relevar entonces la agencia Télam, la línea 144 (línea Nacional Contra el Abuso Sexual Infantil) registró un aumento del 240% en las llamadas al día siguiente de la denuncia que acompañó el colectivo Actrices Argentinas.

Asimismo, la línea 137 -que acompaña a víctimas de violencia familiar y sexual en la Ciudad de Buenos Aires- tuvo un incremento del 18% (de 626 a 736) de las comunicaciones.

Si bien en muchos casos estos hechos ocurren dentro del ámbito familiar o de pareja, no es el único espacio en donde las personas sienten que deben protegerse. En el trabajo también pueden ser víctimas de distintos tipos de violencias, como lo reflejan los últimos resultados de una encuesta llevada adelante por Resguarda, firma de servicios de líneas anónimas de denuncia que trabaja para empresas en Argentina, Brasil, México y España.

De acuerdo a los datos relevados (el 80% de las firmas consultadas fueron argentinas), el 62% de las llamadas que se reciben corresponden a quejas o reclamos que están vinculados a los recursos humanos.

• 62% recursos humanos

• 12% robo de activos

• 8% fallas de seguridad

• 7% corrupción

• 6% otros

• 5% aspectos legales

Al desglosar qué tipo de reportes se incluyen en esta categoría relacionada a los vínculos humanos, se obtiene que un 8% corresponde a casos denunciados de acoso sexual en el ámbito laboral, mientras que la mayoría de los hechos informados son por otro tipo de incidentes:

• 22% presiones desmedidas

• 21% discriminación sexual o racial

• 16% favoritismo

• 12% malos tratos o mobbing

• 9% mal desempeño

• 8% acoso sexual

• 12% otros

Al ser consultado por iProfesional sobre estos resultados, Martin Ghirardotti, CEO de Resguarda, reconoció que si bien "la denuncia de Thelma Fardin tuvo un fuerte impacto en nuestra sociedad y puso otra vez sobre la mesa el no callar ante abusos o situaciones de acoso", no ocurrió en las empresas que contratan este servicio un movimiento de la magnitud al que se dio en las líneas públicas de asistencia a las víctimas.

"Estamos observando un cambio a nivel social que obviamente se ve reflejado en la cantidad de denuncias que se reciben por este tema dentro de las empresas. En este sentido, hay más casos de acoso laboral que sexual, aunque ambos conviven", aclaró el CEO.

"En las empresas si bien existen casos de abuso sexual, no son habituales dado que el entorno es más cuidado. Lo habitual es que existan denuncias de acoso y discriminación. Los abusos sexuales son casos mucho más extremos y de no tan fácil concreción en el ámbito laboral", diferenció.

"El acoso laboral es algo mucho más común de lo que se piensa y muchas veces no es informado por la víctima, ya que los límites de lo permitido no son claros. Muchas personas naturalizan situaciones de abuso de poder dentro de las empresas lo cual es muy negativo para quien lo sufre y contraproducente para la compañía", añadió el CEO.

No obstante, sí vale la pena destacar que en segundo lugar -con más del 20% de las denuncias por el accionar de las personas- aparecen reclamos por discriminación sexual o racial.

"El ítem de la discriminación sexual ha crecido en los últimos años de la mano del movimiento de las mujeres, que buscan visibilizar la falta de equidad laboral, tanto en el acceso a puestos de mayor jerarquía como en los sueldos que perciben", indicaron desde la multilatina de denuncias corporativas.

Prevenir antes que curar

Se dice que las personas no renuncian a los trabajos sino a los malos jefes. Por eso no es extraño que los principales motivos de los llamados que Resguarda responde en torno a problemáticas humanas sea por presiones, favoritismo o mobbing.Las "presiones desmedidas" están a la cabeza de los reclamos. ¿A qué se refiere este término? "Nos referimos específicamente cuando una persona que normalmente es jefe ejerce una presión psicológica sobre un dirigido, excediendo el marco habitual de sus funciones. Esto puede generar un daño psicológico a quien lo sufre", aclararon desde la firma.

"Es un tema complejo donde los limites no son claros y las empresas deben trabajar fuertemente en la comunicación y generar cultura para ordenar el comportamiento de la gente", apuntó Ghirardotti.

Otra de las causas llamativas es la de "mal desempeño", y tiene que ver con los perjuicios a la empresa y al grupo de trabajo en las que incurre un empleado o funcionario que no realiza las tareas para las que fue contratado. "Existen múltiples ejemplos de estos casos, como falta de compromiso, no cumplimiento de responsabilidades, faltas injustificadas, etc.", dijo el CEO de la multilatina.

Pero sin dudas entre las causas más conocidas de denuncia se ubica el "mobbing", que se llevó el 12% de los reportes a Resguarda. Ese fenómeno tiene que ver con actitudes que fomentan el hostigamiento psicológico, moral y físico de las personas en el ámbito laboral.

Un informe realizado por la Federación Argentina de Empresas de Trabajo Temporario (FAETT) en 2018 indicó que las mujeres de 18 a 39 años son el género más afectado por este tipo de hechos. Otros grupos que sufren comúnmente este tipo de violencia son las personas con discapacidad, de la comunidad LGBTIQ+, pertenecientes a pueblos originarios, y otros colectivos vulnerables.

Los principales detonantes que propician este tipo de conductas son maltrato psicológico 30%, estrés laboral 40%, y síndrome de "burnout" (o del "quemado") 30%.

Los profesionales consultados por FAETT aseguran que, si bien se verifican casos aislados, se trata de una problemática con cada vez mayor incidencia en las organizaciones. En el marco de la dinámica diaria, la acumulación de tareas 30%, presión en el ámbito laboral 30% y deficientes vínculos interpersonales con compañeros o superiores 40% son factores que indicen en este escenario.

El mobbing es un tema serio que puede traer consecuencias legales a las compañías. Pero incluso la exigencia desmedida, los maltratos y la despreocupación con el bienestar emocional de los empleados tienen de por sí impactos negativos para las empresas también.

La Universidad Siglo 21 también estudió el síndrome de estrés crónico en los trabajadores, e identificó una mayor incidencia en las empleadas mujeres, por la necesidad de compatibilizar las obligaciones del trabajo y el hogar, y por tener menor tiempo para practicar otro tipo de actividades.

Ese agotamiento o "burnout" es perjudicial para las personas y también para las empresas, ya que una de las principales consecuencias es el "cinismo", es decir, un estadio psicológico caracterizado por la falta de interés e identificación con el trabajo. Es decir, frente a elevados niveles de agotamiento, el individuo se vuelve menos sensible a bajar su productividad laboral o hasta a mantener un bajo desempeño.

"Una persona entrega todo su potencial en la medida en la que se siente reconocido por la empresa. Si se siente destratado, ignorado o no ve que la empresa valore sus aportes, deja de realizarlos. Eso es el cinismo. Uno deja de esforzarse y así baja su desempeño y productividad", describió a este medio Carlos Spontón, director del Observatorio de Tendencias Sociales y Empresariales de la Universidad Siglo 21.

No es este el único efecto, sino que ese malestar emocional entre los empleados es contraproducente para la innovación: "Un empleado se vuelve creativo cuando existe un ambiente propicio para hacer cosas nuevas, para inventar estando tranquilo con un nivel de toma de riesgos aceptable. Si hay un mal clima de trabajo, destrato o poca valoración a los aportes novedosos y disruptivos, se guardan sus mejores ideas", continuó el directivo de la casa de estudios.

Un nivel mayor de desgaste conduce a las personas a desarrollar anhedonia, que implica una apatía no solo ante los temas laborales sino incluso para actividades placenteras, que son las que colaboran en la recuperación.

"Un empleado que siente cinismo o anhedonia, experimenta malestar emocional, y si el mismo perdura en el tiempo, su organismo biológico aumenta los niveles de cortisol. Esto hace que se sienta tensionado todo el tiempo. Así aumenta la preocupación y luego la ansiedad, que si no es gestionada, termina en depresión por agotamiento", recetó Spontón. Describió de esa manera al típico cuadro de "burnout", y advirtió: "De ahí a los problemas psicosomáticos hay un pequeño paso".

Si el caso se torna tan severo, la propia empresa se verá afectada por "carpetas médicas por problemas que se podrían haber evitado si se favorece el bienestar emocional de los empleados".

Qué hacen las empresas

Muchas grandes organizaciones tienen identificadas desde hace tiempo las problemáticas que causan denuncias y malestar físico y psicológico entre los empleados. Algunas de ellas incluso están realizando acciones en este sentido, pero esa toma de responsabilidad no es aún algo generalizado en el país.

"La conciencia al respecto es muy variable, depende de cada empresa todavía. Más específicamente, depende de la alta dirección, de si ve como un valor cuidar la salud de sus empleados o no", clarificó Spontón.

El director del Observatorio asegura que el proyecto de empresas saludables está ya más avanzado en otros países como Holanda, Bélgica y España, e insiste a partir de evidencia empírica sobre cómo el cuidado de las personas dentro del lugar de trabajo tiene beneficios tanto para ellas como para su grupo de trabajo, su empresa y la sociedad en la que está inserto.

En paralelo, según detectan en Resguarda, motivados también por los reclamos de mayor igualdad del movimiento de mujeres, las empresas están poniendo cierto foco en cambiar prácticas que son nocivas.

En cuando al acoso laboral en particular, Ghirardotti consideró que "es clave trabajar en códigos de ética y de conducta que expresamente prevean este tipo de situaciones para evitarlas y detectarlas en forma oportuna. En este sentido las líneas de denuncia anónimas y confidenciales son de suma ayuda para detectar acosadores".

Del mismo modo, opinaron en la empresa de servicios, se nota una tendencia empresaria a formar grupos más diversos, pero es necesario todavía trabajar más sobre la cultura de las firmas para que al momento de armar los equipos los prejuicios ya sean dejados de lado.

"Las empresas están muy atentas a todos los temas de género y están trabajando fuertemente en cuanto a actualizar las normas para contemplen todos los casos posibles de violencia de género con el objeto de fijar procedimientos y modos de actuar ante situaciones de este tipo. En síntesis estamos asistiendo a un cambio cultural a nivel global y la Argentina no es ajena al mismo", cerró Ghirardotti.