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Cómo transformar a un jefe tóxico en un líder positivo

Un coach organizacional describe cuatro tipos de liderazgo tóxico muy frecuente en las organizaciones. Cómo tratar con este tipo de jefes
07/10/2019 - 08:41hs
Cómo transformar a un jefe tóxico en un líder positivo

Todo el trabajo de coaching, cuando nos encontramos con personas que tienen dificultades para ejercer un liderazgo motivador, consiste en buscar transformarlo en un líder positivo, enseñándole a practicar interacciones más saludables y productivas.¿A quiénes llamamos jefes tóxicos? Los cuatro tipos son:

1. Personalidades narcisistas, que tienen fantasías grandiosas y persiguen el poder a toda costa.

2. Inestables, cambian de parecer demasiado a menudo y no ponen reglas claras con respecto a sus expectativas; pueden dejar un rastro de llamas emocionales detrás de ellos.

3. Pasivo-agresivos, que evitan la confrontación pero obstruyen los esfuerzos de los demás (ponen palos en la rueda) y ellos mismos son poco hábiles.

4. Personas emocionalmente desconectadas, de mentalidad literal, que no pueden describir ni siquiera reconocer sus sentimientos.

Si no se cambian estos estilos de liderazgo, el clima laboral puede contagiarse de esta toxicidad y socavar los planes y los sistemas de organizaciones enteras. Hay que buscar que el líder tóxico entienda que si sigue intoxicando a las otras personas no va a llegar a ningún lado.

De alguna manera hay que pulir las cualidades del líder para sacar su brillo, su mejor aspecto que si está en ese puesto, seguro que lo tiene. Tenemos que lograr que esa persona se vuelva más armónica.

La primera forma es entrarle a través de alguien que lo quiera y con alguien que de alguna manera se pueda llevar bien con esa "toxina".

Por ejemplo: hay un líder tóxico y hay 5 líderes más. Seguno no se lleva bien con todos pero con alguno de ellos, sí. Entonces hay que trabajar con ese uno para encontrar la manera de que pueda influir positivamente en su par problemático.

¿Cómo? Primero tratar de entender para qué sirve esa toxina porque tal vez resulta útil para algo que beneficia a la empresa o al grupo. Por ejemplo: tiene malos modos, maltrato o es muy avasallante y agresivo.

Si hay que ir a cerrar un negocio con un cliente que no es carismático, no es simpático y es un cliente agresivo voy a llevar a este líder toxico porque entre ellos se entienden. Y yo que estoy en el medio puedo llegar a lograr una mejor atención de ellos dos y sacar el provecho para satisfacer el resultado que estoy buscando.

Si esa toxina no se logra transformar en algo positivo para los objetivos de la empresa, habrá que buscar la manera de sacarlo porque una manzana podrida pudre a todo el cajón.