Aprender a aprender: ¿es necesario seguir capacitando al talento o puede autogestionarse con IA?
En un mundo donde todo cambia a gran velocidad, la capacidad de aprender es más valiosa que cualquier conocimiento específico .Por eso, la formación hoy se piensa de forma más intencionada, contextual y flexible, adaptándose a lo que cada persona y cada equipo necesita, según su momento y sus desafíos.
En otras palabras, los modelos generalistas están transformándose en esquemas más personalizados e individuales, conectados con la estrategia de negocio.
Cómo capacitan las empresas hoy
Los focos de capacitación actuales abarcan desde capacidades técnicas especializadas, que evolucionan constantemente, hasta habilidades adaptativas y de colaboración, como el pensamiento crítico, el aprendizaje continuo, la comunicación y la gestión del cambio.
Más allá de lo técnico, que cambia todo el tiempo, hay capacidades que se vuelven estructurales: aprender a aprender, el pensamiento sistémico y la autogestión y accountability son algunas de ellas. Sin olvidar la importancia de la adaptabilidad frente a contextos cada vez más inciertos, y la capacidad de colaborar en entornos distribuidos y multiculturales, propios de una realidad cada vez más globalizada.
El pensamiento crítico, por su parte, sigue siendo esencial para poder cuestionar, analizar y enfrentar los desafíos. Y, por supuesto, no se trata solo de saber usarla, sino de comprender su lógica y su aplicabilidad, momento en el que se vuelve realmente potente.
¿La capacitación sigue siendo necesaria?
En este sentido, es indudable que el uso inteligente de herramientas con GenAI, tanto para potenciar la productividad como para enriquecer los procesos creativos o de resolución de problemas, se posiciona como un gran aliado.
Sin embargo, y a pesar de las especulaciones que puedan surgir alrededor de ella, la GenAI no reemplaza la formación: la redirecciona. Se convierte en parte de la caja de herramientas, y saber cómo aprovecharla se vuelve una capacidad transversal.
Por eso, las empresas hoy valoran en cualquier talento aspectos como la curiosidad, la autonomía, el pensamiento crítico y la disposición al aprendizaje continuo. En un contexto donde los roles se transforman a gran velocidad, se prioriza a personas flexibles, que se animen a explorar, preguntar, probar, desafiar y a aprender junto a otros. La IA puede cambiar los "cómos", pero no reemplaza esas actitudes.
Más allá de la IA
En el mismo sentido, además de la IA, hay otro tipo de tecnologías que están impactando en las nuevas maneras de capacitar.
- La automatización y low-code/no-code, por ejemplo, pueden ser útiles para redefinir qué tareas realiza cada rol.
- Las tecnologías colaborativas facilitan entornos distribuidos y el trabajo asincrónico
- Las plataformas de formación digital inteligentes son ideales para crear itinerarios de aprendizaje personalizados.
- La realidad aumentada o virtual puede ser de gran utilidad aplicada en formaciones técnicas o simulaciones en ciertos perfiles.
Estas innovaciones no sólo redefinen qué necesitamos aprender, sino también cómo, cuándo y con qué experiencia. De hecho, la IA y las herramientas de automatización están acelerando el tiempo de aprendizaje, bajando la barrera de entrada a nuevos conocimientos y permitiendo que el desarrollo de habilidades sea más guiado, ágil y accesible.
Ante este escenario, diseñar la formación con sentido será una de las formas más claras de asegurar la sostenibilidad y la competitividad del negocio. Capacitar con foco, no solo desarrolla el talento; también, genera agilidad organizacional, compromiso y capacidad de respuesta. Por el contrario, no invertir o hacerlo mal, implica correr el riesgo de quedarse atrás en un mercado que evoluciona constantemente, de perder personas clave o no poder estar a la altura de los desafíos que vienen. Porque, en definitiva, el aprendizaje no es un área del negocio: es el motor que lo impulsa hacia el futuro.