Cayó el telón: la Justicia decretó la quiebra de Blockbuster Argentina
La Justicia hizo oficial la quiebra de Blockbuster Argentina SA, pedida por la propia filial de la empresa norteamericana el pasado 10 de diciembre.
El edicto judicial indica que tenía un activo de 17.034.244,98 pesos y un pasivo de 26.185.848,98 pesos.
La empresa -acosada por la creciente piratería- se dedicaba al alquiler y venta de DVD y contaba con 21 sucursales en el país, donde trabajan unos 160 empleados.
Los locales estaban ubicados en las ciudades de Buenos Aires, Mar del Plata, Rosario, Córdoba, Mendoza, Neuquén, Bariloche y localidades del conurbano bonaerense.
La casa matriz ubicada en los Estados Unidos se había declarado en quiebra el 23 de septiembre pasado.
Fin de una época
Con el cierre indeclinable, Blockbuster acentúa la agonía de un sector que marcó una época.
La cadena dedicada al alquiler y venta de películas, como se sabe, quebró a nivel internacional, y en la Argentina, igual que en buena parte del mundo, el mercado ilegal de distribución de DVDs la pasó por encima.
El 80% de los DVD que se comercializan, según se estima, son "truchos" y el crecimiento de la piratería -que se traduce en la reproducción a mansalva de copias o la descarga masiva de películas desde internet y la posterior venta en el circuito clandestino- se llevó, desde su época de oro en la década del 90, miles de videoclubes en el país.
En el esplendor de la actividad supo haber 10.000 casas de alquiler de películas repartidas en la Argentina y hoy se reducen a 600.
Gran parte de la responsabilidad del éxito del negocio de la copia de DVD fuera del circuito legal recae en los consumidores. "Si no existiera un mercado, no tendría razón de ser", opina Norberto Melo, vicepresidente de la Cámara Argentina de Videoclubes.
Festival testigo
Como muestra basta un festival. En el último encuentro internacional de cine de Mar del Plata Melo halló una señal clara de cómo el "robo" (como él prefiere llamar al copiado ilegal) de películas arrasa en todos los ámbitos.
"Por primera vez en muchos años casi no asistió gente; no hubo colas para sacar entradas y se conseguían localidades cinco minutos antes de la función -relata-. Mar del Plata es un lugar emblemático de la piratería, porque ahí hay locales enormes, con LCD de 42 pulgadas y grandes carteles luminosos donde el cien por ciento de lo que venden es trucho".
La tecnología avanza y se lleva por delante los recursos conocidos. Por ese motivo no pasará mucho tiempo para que se termine la reproducción clandestina de películas.
Hoy existen formatos audiovisuales que hacen imposibles -al menos hasta ahora- las falsificaciones (el "blu-ray" que se utiliza en video es uno de ellos).
Para Melo, ese adelanto, sin embargo, no es alentador. "Es cierto que esos sistemas frenan el copiado indiscriminado, pero nosotros vamos a desaparecer antes de que eso se vuelva popular", señala el comerciante.