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El "quién es quién" en el negocio de las naftas: los que ya se fueron y los que llegan para hacerse fuertes

El mercado local experimenta fuertes cambios. ¿Qué nuevo jugador quiere heredar lo que antes estaba en manos de españoles y brasileños?
17/04/2011 - 09:00hs
El "quién es quién" en el negocio de las naftas: los que ya se fueron y los que llegan para hacerse fuertes

Todo comenzó hace prácticamente tres años, con el retorno de un grupo local al capital accionario del que fuera el gran emblema de la industria petrolera local: YPF.

En ese momento, de pleno predominio de compañías extranjeras en el ámbito doméstico, pocos suponían que la jugada del grupo Petersen -comandado por la familia Eskenazi- no haría más que anticipar un cambio de tendencia en el negocio de la venta de naftas.

Pero lo que en ese momento fue observado como un movimiento arriesgado, con posterioridad fue secundado por otras decisiones, como la salida de la estatal venezolana PdVSA, el desembarco de Cristóbal López a través de Oil y la adquisición de parte de la red de Petrobras, y la compra de las estaciones de servicio Esso llevada adelante por la china CNOOC, en sociedad con los argentinos Bulgheroni.

A esto se suma que, la semana pasada, Petersen deslizó que está muy cerca de incrementar su participación en YPF, producto de la inminente compra de otro 10% de la petrolera.

Así, de concretar el desembolso estimado de u$s1.860 millones, Eskenazi pasará a controlar el 25% de la filial local de Repsol.

El grupo español comenzó a achicar su participación en 2008, cuando expresó su intención de profundizar la desinversión en la petrolera a fin de "reequilibrar su portafolio de activos". Bajo esa política, en diciembre del año pasado vendió 3,3% de YPF en u$s500 millones a fondos de inversión gestionados por Eton Park.

La relevancia de esta injerencia de Petersen en YPF devolvió al segmento del expendio de naftas un acento argentino que parecía perdido. Y que cobró mayor fuerza a partir de mayo de 2010, cuando Cristóbal López desembolsó 110 millones de dólares para quedarse con 360 estaciones y la refinería que Petrobras operaba en San Lorenzo, provincia de Santa Fe.

Pero a la par de esta evidente "estampida" de brasileños, españoles, y estadounidenses, y la vuelta de los capitales nacionales, el dato clave es que un actor comenzó rápidamente a ganar protagonismo en la Argentina: se trata ni más ni menos que de China, que hace semanas cerró la compra de las casi 450 estaciones de servicio que Esso poseía en el país.

En efecto, el gigante asiático dio su primer gran golpe en el mapa petrolero local en marzo de 2010, cuando se conoció la decisión del gigante petrolero CNOOC (China Nacional Oil Offshore Corporation) de quedarse con el 50% de la local Bridas Energy Holdings (BHE), previo pago de u$s3.100 millones.

A través de ese movimiento, el capital chino se aseguró presencia en Pan American Energy (PAE), firma que posee la explotación de Cerro Dragón -considerado el principal yacimiento de la Argentina, en Chubut- y derechos de extracción por 40 años sobre la totalidad de las reservas hidrocarburíferas de Santa Cruz.

Pero esto no fue todo: la refinería estatal china Sinopec, la mayor de Asia, finalizó el miércoles 23 de febrero la adquisición de los activos que la estadounidense Occidental Petroleum (Oxy) tiene en la Argentina, por valor de u$s2.450 millones.

La unidad de Occidental en Argentina tiene intereses en 23 concesiones de producción y exploración en las provincias de Santa Cruz, Mendoza y Chubut.

"Lo que se está observando es algo que se veía venir. Se da una salida de los principales inversionistas del sector por la cantidad de restricciones que existen en el país para extraer y explotar hidrocarburos. Y a eso hay que sumarle que si bien la Argentina tiene petróleo, esto no lo hace un país petrolero. O sea, el recurso disponible es escaso en comparación con, por ejemplo, Brasil. Eso hace más costoso el negocio para las empresas", comentó a iProfesional.com el economista Tomás Bulat.

"Se van Esso, Petrobras, se achica Repsol. Hay que dar por descontado que en algún momento Shell seguirá el mismo camino. A la par, ingresan los chinos. Todo este cambio marca, en buena medida, cuán poco rentable es el negocio petrolero en la Argentina. De hecho, en algún momento convendrá más importar petróleo que extraerlo en el país", anticipó.

El cambio de tendencia
"La entrada de Eskenazi en YPF fue la confirmación inicial de la intención de los capitales internacionales de salir de Argentina. Al menos, en lo que hace a la explotación de petróleo. El local es un mercado muy chico para la venta, y la producción no justifica soportar restricciones en los precios. Todo eso se conjugó para empezar a alimentar la salida", aseguró Bulat.

En 2008, Petersen compró el 14,9% de YPF y además accedió a una opción para adquirir otro 10% en los siguientes cinco años. Ahora, los rumores sobre la posibilidad de que haga efectiva la adquisición de otra parte de la petrolera suenan cada vez más fuerte.

De acuerdo con la fórmula polinómica que se negoció en 2008, cuando compraron el 15% de la compañía, el precio de ese 10% adicional arroja actualmente un valor de u$s1.300 millones.

A pesar de eso, el valor de ese porcentaje, de acuerdo con la capitalización de la petrolera, asciende a u$s1.600 millones. Ejercer la opción en forma inmediata tiene, por lo tanto, un "premio" de nada menos que u$s300 millones.

"Las oportunidades que están surgiendo en otros mercados alientan el achicamiento de Repsol en la Argentina. Su lugar, como vienen dándose las cosas hasta el momento, será ocupado por socios locales. No hay que descartar más injerencia de los chinos en el mapa local además", precisó el economista.

Pero la expresión "socios locales" no se agota sólo en YPF. En ese sentido, un movimiento que también ilustra esta seguidilla de cambios en el sector de los combustibles es el ingreso de Cristóbal López en el negocio de la producción y el expendio de nafta y gasoil.

López adquirió, en mayo de 2010, 360 puntos de venta y la refinería que Petrobras controlaba en Santa Fe. Con esa estructura en sus manos, el empresario dio origen a Oil Combustibles.

Para efectuar la compra, el empresario desembolsó 110 millones de dólares, de los cuales 36 millones correspondieron a las estaciones y los 74 millones restantes a la planta de refinado.

"Oil Combustibles, una empresa 100% argentina y perteneciente al Grupo Indalo, se lanza al mercado del downstream pasando a constituir una de las redes de distribución más importantes del país, con alcance nacional. La refinería San Lorenzo, con 72 años de trayectoria, posee el 8% de la capacidad de refinación. Procesará el petróleo crudo proveniente de las Cuencas Neuquina, Austral y del Golfo San Jorge vía marítima", informó en su momento la firma, a través de un comunicado.

"La irrupción de una empresa nacional en el tema de los combustibles siempre nos pareció para destacar. En teoría, porque permitiría mejorar la competencia y reducir la concentración. Pero hay que ver si eso sucederá en la práctica. Más que la salida de una empresa, lo vemos como un paso adelante para la presencia de argentinos en el negocio", destacó a iProfesional.com Manuel García, presidente de la Asociación de Estaciones de Servicio Independientes (AESI).

En cambio, otras voces del segmento minimizan la relevancia de la bandera a la hora de analizar el escenario de las naftas locales.

"Que el dueño sea argentino no cambia nada. En todo caso, es para preguntarse por qué ahora las empresas vuelven a manos locales, y con valores de mercado menores a los que mostraron las empresas cuando fueron vendidas. Hablar de desinversión sería lo más conveniente en este caso", disparó un analista que prefirió optar por el anonimato.

La salida de Chávez
La decisión de entregar una mayor porción de capital a empresarios locales por parte de Repsol, y la salida de Petrobras a manos de Cristóbal López se vio secundada, además, por la salida del mercado argentino de la petrolera venezolana PdVSA.

Al respecto, vale decir que las dos últimas estaciones de expendio de combustible que sobrevivieron a la sociedad entre la estatal argentina Enarsa y Petróleos de Venezuela (PdVSA) fueron desmanteladas a principios de noviembre del año pasado.

La decisión representó el punto final a un fallido intento que Hugo Chávez hizo a inicios de 2005 para competir con las grandes petroleras de la región.

La marca en cuestión nunca penetró en el mercado y los precios del combustible tampoco eran competitivos, a pesar de que las naftas estaban fuertemente subvencionados por ambos gobiernos hasta 2008.

Luego, PdVSA se quedó apenas con dos estaciones de servicio y sólo se dedicó a importar combustible desde Venezuela.


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Un reemplazo gigante
En paralelo a la concreción de todos estos movimientos, el interés de China por el oro negro argentino comenzó a corporizarse sin pausas.

Como se detalló anteriormente, primero fue CNOOC (China Nacional Oil Offshore Corporation) quedándose con el 50% de la local Bridas Energy Holdings (BHE), previo pago de u$s3.100 millones.

Ya a fines de 2010, la otra espada petrolera de la potencia oriental, Sinopec, alcanzó un primer acuerdo para avanzar con la adquisición de los activos que la estadounidense Occidental Petroleum (Oxy) tiene en la Argentina, por valor de u$s2.450 millones.

Con esto, China se aseguró el control de la cuarta productora de crudo del país.

Como si esto no fuera poco, hace muy pocas semanas, Cnooc y Sinopec, en sociedad con los hermanos Bulgheroni -titulares de Bridas- concretaron su ingreso en el mercado de la distribución doméstica de naftas al quedarse con 450 estaciones de servicio Esso.

A través de PAE, ambas compañías adquirieron, además, la refinería que la firma norteamericana posee en la ciudad de Campana. De esa forma, China agregó destilación y capacidad de venta directa a su negocio de extracción.

Para cerrar la operación, que transforma a la sociedad en cuestión en competidora directa de YPF, los socios desembolsaron alrededor de 900 millones de dólares.

"China es el actor del momento en lo que es capital extranjero en Argentina. Hoy es el principal inversor privado, y lo mismo está haciendo en Brasil. En ambos destinos lleva colocados más de 20.000 millones de dólares. Y este monto continuará creciendo", expresó a iProfesional.com Jorge Castro, analista internacional y director del Instituto de Planeamiento Estratégico.

"Hoy China está reciclando su espectacular superávit. Y efectúa esto mediante compras que van desde empresas de desarrollo de tecnología en los Estados Unidos hasta productoras de materias primas y energía en América latina", agregó.

Tomás Bulat, en tanto, remarcó el protagonismo del capital chino en el sector petrolero argentino de cara a los próximos años.

"Todo marca que heredarán lo que antes estuvo en manos de españoles y brasileños. También hay que seguir de cerca qué es lo que hace Shell. Es poco probable que los chinos amplíen su presencia de manera directa. Desde el punto de vista comercial es más redituable que ingresen como hasta ahora. O sea, de la mano de socios locales", dijo.

En virtud de las palabras, ¿se puede hablar de un futuro chino para el petróleo argentina?

Jorge Castro respondió el interrogante: "China tiene reservas en su banco central por 2.4 billones de dólares. Este nivel supera al de las tres naciones que le siguen al gigante asiático en términos de desarrollo y poder económico. ¿Cómo no suponer que pueden comprar lo que crean conveniente en la Argentina? Lo de China en el país hasta ahora es un anticipo de lo que viene. La expansión será mayor y el petróleo y las naftas entrarán dentro de ese fenómeno".

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