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Shell negocia su salida de Argentina y se redefine el "quién es quién" en el mercado local de naftas

Shell negocia su salida de Argentina y se redefine el "quién es quién" en el mercado local de naftas
16/08/2011 - 10:06hs
Shell negocia su salida de Argentina y se redefine el "quién es quién" en el mercado local de naftas

Lo que comenzó como un ligero rumor, terminó siendo confirmado por numerosos actores vinculados con el negocio de los combustibles: Shell prepara el camino para abandonar la Argentina.

En esa dirección, el grupo empresarial chileno Luksic es uno de los interesados en cerrar la compra de los activos de la petrolera Royal Dutch Shell en Argentina, que incluyen una red de estaciones de servicio, una refinería y una planta de lubricantes.

Según trascendió, la operación podría ser realizada a través de la sociedad de inversión Quiñenco, de la multimillonaria familia Luksic. El interés fue comunicado al ministro de Planificación, Julio De Vido, el viernes pasado.

De cerrar la operación, Luksic se quedaría con las 700 estaciones de servicio que Shell posee en Argentina, con la refinería ubicada en Dock Sud -que tiene una capacidad de 18.000 metros cúbicos diarios-, y con una planta de almacenamiento y elaboración de lubricantes y derivados en Capital Federal.

En Chile, este grupo participa en el sector financiero a través del Banco de Chile, la segunda mayor entidad bancaria de ese país.

Además cuenta con presencia en el negocio de manufactura de cobre a través de Madeco así como también en el minero, mediante Antofagasta Minerals, entre otras ramas de actividad.

De acuerdo a fuentes del sector de las naftas, las negociaciones de los Luksic con The Royal Dutch Shell PLC por la filial argentina comenzaron inmediatamente después de que Quiñenco concretara, en mayo de este año, la compra de 300 estaciones de servicio y 63 tiendas de conveniencia de Shell Chile por u$s633 millones.

Según trascendió, para esta jugada en el mercado argentino, Quiñenco deberá poner sobre la mesa al menos el doble de lo que puso para quedarse con el "downstream business" (el final de la cadena de producción) y la distribución en Chile.

El esquema de funcionamiento sería similar en ambos lados de la Cordillera.

Así, Quiñenco se quedaría con una "participación indirecta en las subsidiarias argentinas", las estaciones de servicio seguirían operando bajo el paraguas de la marca Shell por cinco años más (con licencia renovable), pero con las nuevas actividades inscriptas bajo otra razón social (en Chile, Shell se llama ahora Empresa Nacional de Energía Enex).

De cerrar la adquisición de Shell Argentina, Luksic pasará a ser un protagonista de peso en el mercado argentino, ya que controlará una participación del 18% del negocio de las naftas (liderado por YPF con el 55%, Esso con 13,5%, Petrobras con 9,4% y Oil Combustibles con 4%).

Desde Shell, mientras tanto, su titular, Juan José Aranguren, negó que haya negociaciones en marcha.

Pero desde el Ministerio de Planificación Federal, y según publica La Nación, emitieron un comunicado sobre la reunión de la semana pasada entre representantes del grupo chileno y funcionarios argentinos afirmando que la empresa trasandina "está evaluando hacer inversiones en nuestro país, específicamente en el sector energético".

La operación, entonces, vendría a completar un proceso de cambios en el escenario local que comenzó hace unos tres años, con el ingreso del grupo Petersen en la emblemática YPF.

Esta jugada luego fue secundada por otros movimientos que cambiaron el perfil del negocio, como la salida de la estatal venezolana PdVSA, el desembarco de Cristóbal López a través de Oil y la adquisición de parte de la red de Petrobras, y la compra de las estaciones de servicio Esso, llevada adelante por la china CNOOC, en sociedad con los argentinos Bulgheroni.

En paralelo, el grupo Petersen también avanzó con la compra de otro 10% de Repsol en mayo pasado para, de esa forma, alcanzar un pico de participación en la petrolera del orden del 25,4 por ciento.

Una salida previsible
"Estábamos al tanto de la salida, y de que la operación se está discutiendo desde hace días. Para los clientes en sí dudamos que represente un gran cambio", comentó a iProfesional.com Manuel García, presidente de la Asociación de Estaciones Independientes (AESI).

"Igualmente, el escenario continuará siendo dominado por YPF, que no queden dudas. El tema de la concentración no se resuelve con esta venta. La salida de Shell no hace más que cumplir con un pronóstico que se hizo en el sector de las naftas hace mucho tiempo. Y el gran argumento para la venta es la pésima relación que la firma siempre mantuvo con el Gobierno", agregó.

Desde Cecha, la confederación que nuclea a todos los expendedores de nafta de la Argentina, su vicepresidente, Raúl Castellano, también dio por sentada la salida de Shell y definió el traspaso de activos como "un movimiento previsible".

"Sabíamos que esto iba a ocurrir en algún momento. Sobre todo, porque el negocio de Shell en la Argentina siempre estuvo muy comprometido. De las cuatro compañías más grandes a nivel local, esta firma es la única que nunca contó con operaciones integradas. O sea, jamás tuvo producción propia de petróleo en el país. Eso afectó mucho su rentabilidad", explicó a iProfesional.com.

Por el lado de los analistas, el economista Tomás Bulat sostuvo que "lo que se está observando es algo que se veía venir. Se da una salida de los principales inversionistas del sector por la cantidad de restricciones que existen en el país para comercializar naftas o extraer y explotar hidrocarburos".

"Se fue Esso, algo similar ocurrió con Petrobras, se achicó Repsol. Era para dar por descontado que en algún momento Shell seguiría el mismo camino. A la par, ingresan los chinos. Todo este cambio marca, en buena medida, cuán poco rentable es el negocio petrolero en la Argentina. De hecho, en algún momento convendrá más importar petróleo que extraerlo en el país", dijo a iProfesional.com.

Detalles de una relación ríspida
Más allá del marco económico que concierne a los combustibles, lo cierto es que la presencia de Shell en la Argentina se vio marcada, en los últimos años, por los continuos encontronazos con el Gobierno nacional.

Sin ir más lejos, durante la última semana el titular de la filial local, Juan José Aranguren, le agradeció públicamente al secretario de Comercio Interior, Guillermo Moreno, por una distinción que obtuvo la compañía.

Al recibir el premio que entrega anualmente una revista, en el rubro a la Mejor Empresa Petrolera, Aranguren mencionó en la lista de agradecimientos "también al licenciado Mario Guillermo Moreno, porque sin su denodado y dañino esfuerzo nuestra compañía nunca hubiese alcanzado el reconocimiento que hoy merece".

El agradecimiento fue en tono irónico en virtud de que el Gobierno está enfrentado a la compañía desde la presidencia de Néstor Kirchner. De hecho, basta recordar que en marzo de 2005, el entonces presidente pidió en un discurso que "los argentinos no le compren a Shell ni una lata de aceite".

La razón del enojo había sido un aumento en los precios domésticos menores al 5% como consecuencia del incremento del precio internacional del petróleo, con un barril que cotizaba a 55 dólares.

Entre 2006 y 2007, la secretaría de Comercio Interior impulsó 117 sanciones contra la petrolera que terminaron en multas de un millón de pesos cada una. Las reprimendas fueron retiradas por la Justicia.

También en 2007, Moreno solicitó que se le aplique a Aranguren una pena de prisión de 6 meses a 4 años como presidente de la compañía, por cada una de las 57 causas que elevó a la Justicia.

Ya en agosto de 2010, Comercio Interior hizo retrotraer a Shell por Resolución 295 un incremento en el precio de los combustibles, situación que remedió la Justicia dos meses y medio después al suspender la aplicación de la medida oficial.

Por último, en otra resolución judicial tomada en marzo de este año, el juez Daniel Petrone sobreseyó a Aranguren en la causa por desabastecimiento.


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Cómo se reacomodaron las piezas
El potencial movimiento de Shell no hace más que representar un nuevo giro en el reacomodamiento que viene mostrando el mercado local de expendio de combustibles.

Como ya se dijo, la decisión de la europea sucede a pocos meses de otra movida de relevancia: con el desembolso estimado de u$s1.860 millones, en mayo último Eskenazi pasó a controlar el 25% de la filial local de Repsol.

El grupo español comenzó a achicar su participación en 2008, cuando expresó su intención de profundizar la desinversión en la petrolera a fin de "reequilibrar su portafolio de activos". Bajo esa política, en diciembre del año pasado vendió 3,3% de YPF en u$s500 millones a fondos de inversión gestionados por Eton Park.

La relevancia de esta injerencia de Petersen en YPF devolvió al segmento del expendio de naftas un acento argentino que parecía perdido. Y que cobró mayor fuerza a partir de mayo de 2010, cuando Cristóbal López desembolsó 110 millones de dólares para quedarse con 360 estaciones y la refinería que Petrobras operaba en San Lorenzo, provincia de Santa Fe.

Pero a la par del avance de brasileños, españoles, y estadounidenses, y la vuelta de los capitales nacionales, el dato clave es que un actor comenzó rápidamente a ganar protagonismo en la Argentina: se trata ni más ni menos que de China, que hace semanas cerró la compra de las casi 450 estaciones de servicio que Esso poseía en el país.

En efecto, el gigante asiático dio su primer gran golpe en el mapa petrolero local en marzo de 2010, cuando se conoció la decisión del gigante petrolero CNOOC (China Nacional Oil Offshore Corporation) de quedarse con el 50% de la local Bridas Energy Holdings (BHE), previo pago de u$s3.100 millones.

A través de ese movimiento, el capital chino se aseguró presencia en Pan American Energy (PAE), firma que posee la explotación de Cerro Dragón -considerado el principal yacimiento de la Argentina, en Chubut- y derechos de extracción por 40 años sobre la totalidad de las reservas hidrocarburíferas de Santa Cruz.

Pero esto no fue todo: la refinería estatal china Sinopec, la mayor de Asia, finalizó el miércoles 23 de febrero la adquisición de los activos que la estadounidense Occidental Petroleum (Oxy) tiene en la Argentina, por valor de u$s2.450 millones.

La unidad de Occidental en Argentina tiene intereses en 23 concesiones de producción y exploración en las provincias de Santa Cruz, Mendoza y Chubut.

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