La fórmula de Martín Varsavsky para crear sus cinco unicornios
El historial del inversor y empresario Martín Varsavsky lo avala: a lo largo de su carrera ha participado en cinco empresas valoradas en más de u$s1.000 millones.
Las empresas que llegan a semejante valor son conocidas en el sector inversor como "unicornios", fenómenos extraños dentro del mundo empresarial, muy difíciles de conseguir.
¿Cómo lo logró? "No lo sé", contesta en una entrevista publicada por el diario El País de España.
"Es una pena para los lectores, pero no lo sé. También enseño a emprendedores en la Universidad de Columbia y lo cierto es que debería saberlo", se ríe.
"Pero sí puedo dar ideas por las que creo que las empresas salen bien", empieza. Y menciona algunos ingredientes que pueden conformar la fórmula secreta del éxito.
Asociarte con la gente que tiene el talento que a uno le falta es el primero. "Necesitas descubrir en qué eres ignorante "”para eso hace falta mucha autocrítica"” y asociarte con alguien que te complemente y pueda aportarte lo que necesitas", explica.
"Continuamente me estoy metiendo en campos nuevos para mí y mis cofundadores son siempre personas expertas en esas materias", agrega.
Un claro ejemplo es la última empresa en la que se ha embarcado, Overture, que promete revolucionar la embriología. Y no da más datos. "Mis cofundadores en este caso son un experto en el testeo de embriones y un científico experto en fertilidad. Yo sé de empresas y ellos saben de ciencia".
Varsavsky tiene una visión especial para los negocios que se basa en detectar mercados que están pidiendo una revolución, que tienen mucho valor y que los demás no han percibido. ¿Cómo podemos saber que un mercado necesita ser transformado? "Cuando el servicio es malo y caro", asegura sin dudar.
"Eso fue lo que estuvo a nuestro favor cuando empezamos con Jazztel", comienza a contar. Al llegar a España "”a mediados de la década de los noventa y después de fundar Viatel, su primer unicornio"” vio que las telecomunicaciones estaban monopolizadas, solo existía Telefónica. í‰l necesitaba un servicio mejor y más barato pero no había otras opciones, así que las creó. "Teníamos que usar la tecnología para desarrollar algo mejor: por ejemplo, cambiamos los cables de cobre por la fibra óptica".
El emprendedor suele invertir en empresas que solucionan problemas para él porque entiende que otras personas tienen sus mismas necesidades. Se utiliza a sí mismo como filtro. Y, una vez que ha creado la compañía, delega en personas de confianza para dirigirla. Es muy consciente de que a él lo que se le da bien es fundar empresas y detectar las que son valiosas.
Pero también tuvo un fracaso importante: EinsteiNet, la primera empresa de Europa de cloud computing y, hasta el momento, la única mancha en su expediente. í‰l perdió 50 millones y sus inversores, 150. "La creamos en 2001, tiramos la toalla en 2005 y justo al año siguiente el negocio de la nube despegó a lo loco y perdimos el tren", se lamenta Varsavsky.
"Pero la idea no era mala: pensé que la gente necesitaba salir de su ordenador y guardar la información en la nube y eso es lo que pasó, pero me equivoqué en el momento, fui tres años antes". Defiende que el fracaso es importantísimo y que hay que aprender a tolerarlo porque es mucho más común que el éxito.
De hecho, esta historia casi se repite con Prelude, la última compañía que ha fundado y que se centra en la preservación de la fertilidad. Su objetivo es que las mujeres puedan tener hijos sanos en el momento que elijan y que el paso del tiempo, que afecta a la fertilidad femenina, no sea un hándicap. Así, pueden congelar sus óvulos extraídos en su periodo más fértil e implantárselos más adelante. Para asegurarse de la salud del bebé, también proponen seleccionar qué embrión implantar haciendo un análisis genético.
"Temí haberme adelantado de nuevo, pero por suerte en Nueva York y en San Francisco despegó y la realidad coincidió con mi visión", explica Varsavsky. De su fracaso anterior aprendió que la tecnología primero tiene que desarrollarse para poder ser aplicada. Mientras tanto, otro de sus hijos, el más pequeño, corretea en la entrada de la casa. Ben, que así se llama su séptimo hijo nació gracias a la tecnología que propone Prelude, detalla El País.
Además del éxito de fundar compañías también disfruta de su buen ojo para invertir. Ha apoyado a algunas empresas que han llegado a ser unicornios, como Tumblr y 33andMe. Y también algunas españolas como Hipertextual, Reclamador, Menéame y Todoexpertos. Para todas, sigue sus reglas básicas: que sea un producto que él usa, asociarse con un emprendedor con quien se lleve bien y que la empresa tenga un valor razonable.
Según Varsavsky, en los próximos años no deberíamos perder de vista las nuevas tecnologías de redes de comunicaciones y su diseño y el sector del transporte, que se está convirtiendo en eléctrico, autónomo y compartido, destaca El País.
También destaca un detalle muy concreto: la tecnología que hace posible que los robots vean. Y la farmacogenética, que consiste en personalizar el tratamiento médico dependiendo de la persona y adaptar la medicación a los genes que se tienen.