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Los turistas argentinos siguen haciendo negocio: pese a la devaluación, la ropa argentina está más cara que la europea

En las grandes cadenas de las principales ciudades de Europa es posible encontrar prendas de marca a la mitad de precio que en shopping centers porteños
26/11/2018 - 06:29hs
Los turistas argentinos siguen haciendo negocio: pese a la devaluación, la ropa argentina está más cara que la europea

Por más de 10 años, la clase media argentina pudo aprovechar con creces los beneficios del atraso cambiario, entre los que se encontraba la posibilidad de recorrer las diferentes ciudades del Viejo Continente abonando el pasaje en cómodos planes de pago que, durante el auge del turismo en el exterior, llegaron hasta las generosas 18 cuotas sin interés.

En estos días, en cambio, con un precio de la divisa estadounidense por encima de los 35 pesos, resulta evidente que los viajes fuera del país se han transformado en un lujo al que muy pocos pueden acceder. Sin embargo, hay todavía un terreno en el que quienes salen del país continúan “haciendo negocio”: el de la compra de indumentaria.

Sucede que, por un mismo artículo, los argentinos deben pagar en su país dos o tres veces lo que les cuesta adquirirlo en los negocios de las marcas del exterior.

Es por esto que quienes compraron su pasaje a Europa antes de la devaluación –cuando el euro apenas pasaba los 20 pesos argentinos-, y luego se encontraron con un euro a 40 pesos, recorren las ciudades cuidando cada moneda a la hora de comer afuera y pasear, pero de ninguna manera dejan de hacer un “stop” en las principales tiendas, para hacerse de ropa para la próxima temporada.

De esta manera, el pasado mes de octubre las tiendas de Barcelona, Madrid y París se llenaron de argentinos ansiosos por llevarse prendas de otoño-invierno –que son más caras por sus materiales-, a fin de evitar el desembolso una vez finalizado el verano argentino que recién está por comenzar. “Los argentinos hablan de crisis, pero siempre se los ve con bolsas en la mano”, se escucha decir con frecuencia a los españoles. Y la respuesta está en las costosas tiendas del país.

De shopping por el Viejo Continente

Pese a la crisis financiera, en la que la devaluación del peso hizo temer en un inicio la repetición de un escenario como el de 2001, las principales avenidas comerciales de las ciudades europeas son uno de los puntos de visita obligada para los argentinos antes de regresar a tierras pampeanas.

La razón es evidente: aún en algunas de las ciudades más caras del mundo, como es París, es posible encontrar indumentaria más barata que en las calles porteñas. Por citar un ejemplo, en la tienda de H&M de la prestigiosa avenida francesa Rivolí, los precios de los jeans comienzan por 9,99 euros –casi 400 pesos- y, por lo general, promedian los 15 euros -600 pesos-. Esa cifra representa exactamente la mitad del valor que se ofrecen en las tiendas de los shoppings porteños. El jean más económico que puede encontrarse en el local de la marca Rapsodia del Alto Palermo cuesta unos 1.300 pesos. A partir de allí, las cifras comienzan a subir hasta alcanzar los 2.100 pesos.

En otras marcas cuya mercadería tiene precios aún más accesibles que los de H&M, los importes resultan aún más atractivos para los turistas argentinos. Es el caso, por ejemplo, de Primark que –si bien no está en París- tiene sucursales en Madrid, Barcelona y Londres.

En la capital española, su local situado sobre la transitada Gran Vía tiene el tamaño de un shopping entero, ya que cuenta con cinco pisos en una de las esquinas más cotizadas de toda la ciudad. En sus negocios, es posible encontrar jeans a un precio de 6 euros, apenas 260 pesos argentinos. Por la misma cantidad de dinero, en los comercios porteños no alcanza ni para comprar una remera en un local sin marca.

Las compras por encargo

Para quienes llegaron tarde a la compra de pasajes al Viejo Mundo y se encontraron con que los tickets alcanzaron valores imposibles de afrontar a causa de la devaluación –un vuelo a Madrid, el destino más accesible de Europa en Aerolíneas Argentinas no baja de 35.000 pesos-, también existen alternativas para renovar el placard a un precio más económico que en los costosos locales porteños.

Una de las más habituales es el encargo a los viajeros de prendas de las tiendas europeas, por lo que es frecuente la llegada de argentinos al aeropuerto madrileño de Barajas con las valijas vacías y el regreso con el equipaje lleno de ropa. La indumentaria con etiqueta importada tiene como principal origen a las marcas H&M, Primark, Pull& Bear, Zara y Mango.

También los encargos a través de los portales de Internet de las firmas –donde los precios suelen ser todavía más económicos que en las tiendas físicas- son moneda corriente para los argentinos que tienen amigos o familia en España, Francia u otros países europeos.

Final del viaje

Pero el “negoción” de los turistas argentinos no se acaba una vez que regresan a sus hoteles repletos de bolsas con los logos más famosos. Ya duchos en la materia de ahorrar, los turistas saben que hay un trámite en el aeropuerto que es un paso obligado antes de regresar al país del mate: la famosa gestión del “tax free”.

Este trámite, que necesariamente debe hacerse en el aeropuerto de la última ciudad europea que se visita antes de volver a Argentina, permite la devolución del IVA que se abonó cuando se realizaron compras en el extranjero. Allí, los viajeros deciden si prefieren que se retorne el importe en el momento en efectivo –la mayoría prefiere esta opción, ya que se reciben los euros- o en la cuenta bancaria del consumidor.

De esta manera, además del ahorro en la tienda, los argentinos se hacen de un 21% extra del valor de las compras que hicieron de indumentaria y tecnología.

No conformes con ello, ya son varios los que vieron la “veta comercial” del asunto y compran ropa en el extranjero para vender en estas latitudes. En los grupos de Facebook de argentinos que viven en el exterior es habitual encontrarse con artículos en venta a precio superior que el de las tiendas europeas. Pero, eso sí: siempre más baratos que los irrisorios precios que proponen las marcas argentinas.