Enarsa se mete en el negocio de distribución

Hace algunos dí­as, Enarsa decidió alquilarle a Rhasa la pequeña instalación de refinación que posee en la localidad bonaerense, cuya capacidad de procesamiento de lí­quidos puede estimarse en torno de los 1.000 metros cúbicos diarios.

El mayor valor de la operación es la capacidad de almacenamiento que tiene Rhasa en sus instalaciones, lo cual le permitirí­a a Enarsa desempeñar un papel activo al momento de encarar la importación de algún subproducto como el gasoil, cuya puntual escasez preocupa a las autoridades.
Enarsa está en pleno proceso de importación de 40.000 metros cúbicos de gasoil con el soporte de Glencore, una trading con la cual suscribió un acuerdo especí­fico en cumplimiento de una resolución emitida hace pocos dí­as por la Secretarí­a de Energí­a.

A pesar de no contar más que con dos estaciones de servicio, que visten los colores de Enarsa y de PDVSA, una en Avenida del Libertador al 8200 ubicada frente al ex predio de la Escuela de Mecánica de la Armada, y otra en la localidad de Boulogne, la compañí­a estatal se lanzó a incursionar en esa compra de gasoil que entregará a comercializadores mayoristas o expendedoras de petroleras que enfrenten un transitorio faltante del combustible en ciertas zonas del paí­s, como el nordeste.

Desde su creación a mediados del 2004, Enarsa nunca habí­a incursionado en el negocio de la comercialización de combustibles, cuya complejidad siempre es relevante por la exposición pública de la actividad.

Sin embargo, el reciente acuerdo asociativo suscripto entre PDVSA y la estatal Administración Nacional de Combustibles, Alcohol y Portland (ANCAP), destinado a facilitar la participación de la petrolera venezolana en la explotación de la red de estaciones de servicio operada por Petrolera del Cono Sur, cuyos 160 locales de venta pasarán a identificarse bajo el logo PDVSur en lugar de Sol Petróleo, le franquearán a Enarsa desempeñar un papel testigo en la comercialización de subproductos.


Medidas
Ayer, el ministro de Planificación, Julio De Vido, afirmó con relación al puntual faltante de gasoil que se registra en las provincias del nordeste que no existe "ningún justificativo" para que ese problema persista, lo que llevó a que la Secretarí­a de Energí­a a tomar cartas en el asunto.

Con una capacidad en las refinerí­as de La Plata, Luján de Cuyo y Huincul de Repsol YPF; Dock Sud de Shell; Campana de Esso; San Lorenzo y Bahí­a Blanca de PESA y Refinor, que opera la controlada de Petrobras en forma asociada con Repsol YPF y Pluspetrol, que llegó a 90% del potencial de sus lí­neas de procesamiento, no queda otra alternativa para las empresas que encaran proyectos de inversión.

Si bien el Gobierno no deja mucho espacio, por la postura inflexible que mantiene frente a la actualización de los precios de los combustibles, PDVSA alienta concretar una inversión en la planta de Rhasa que, en una primera fase, consistirí­a en el traslado desde Neuquén de un equipamiento de procesamiento de crudo que se montará en Campana.

Aunque en el pasado quedaron en el tintero de los elencos gerenciales de Total ideas de participar en la apertura de una red de estaciones de servicio, PDVSA, con una acotada inversión, lentamente va haciendo pie persiguiendo el objetivo de incursionar en el Rí­o de la Plata como una empresa integrada.

Tras ese objetivo, la refinerí­a de La Teja de ANCAP verí­a ahora sumarse en esta orilla del rí­o de la Plata a la instalación de Campana de Rhasa.
Siempre en pos de una acotada exposición que PDVSA busca preservar no obstante el millonario flujo de caja que registra en sus operaciones como exportadora de crudo, siempre figura pendiente de cierre una jugada de negocios con Repsol YPF que debí­a suministrarle en la plaza local un determinado volumen de crudo. Como la hispanoargentina prioriza el abastecimiento de sus refinerí­as que reúnen 51% de potencial total del paí­s PDVSA tendrá que encarar una inversión en La Teja o bien en Campana.

Las desinteligencias de Petrobras y PDVSA
La delegación local que debí­a viajar el viernes a Caracas para asistir a las cruciales negociaciones que deben establecer PDVSA y Petrobras como fase de arranque del proyecto del Gasoducto Sudamericano se suspendieron por las desinteligencias que existen entre esas petroleras.

Como más de 70% del trazado de ese ducto se extenderá inexorablemente por el territorio de Brasil, lo que supone que una similar porción o aun mayor de ese millonario negocio exportador del gas de PDVSA tendrá que materializarse en las ciudades del vecino socio del Mercosur, el acuerdo con Petrobras aparece como un requisito sine qua non.

La semana última, el presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, expresó un tanto infundadamente en Manaos, durante la inauguración de un gasoducto de 650 kilómetros, que su paí­s está en camino de convertirse en una potencia energética y que para el 2009 podrí­a prescindir del gas de Bolivia.

Las negociaciones del proyecto de Gasoducto Sudamericano requieren como punto de partida de un precio base para el gas de PDVSA que los expertos venezolanos estiman en u$s7 por millón de BTU, valor que serí­a el doble del actualmente vigente en boca de pozo para el suministro de los campos bolivianos de San Alberto y Sábalo que llega a San Pablo.

Con ese dato a la vista, las diferencias que persisten entre PDVSA y Petrobas aparecen como un escollo tanto o más formidable que las discusiones que aún siguen sin cerrarse con el gobierno de Evo Morales.