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Tata compra más empresas y se expande a nuevos rubros

La compañí­a india adquirió la siderúrgica Corus por más de u$s11.800 M. Suma un nuevo sector a sus negocios de autos, seguros, ropa, telefoní­a y joyas
26/02/2007 - 14:01hs
Tata compra más empresas y se expande a nuevos rubros

La compañí­a, que factura u$s21.900 millones, integra negocios tan diversos como coches, seguros, ropa, móviles, productos quí­micos y joyas. El grupo quiere crecer en el exterior y acaba de comprar la siderúrgica angloholandesa Corus por más de u$s11.800 millones, publica el sitio español Expansión.com.

Los empleados de Tata cuentan con orgullo cómo el fundador del grupo, Jamsetji Tata, construyó el hotel más lujoso de la Bombay, el Taj Mahal, en 1903, tras ser expulsado de un establecimiento de la ciudad, al pretender alojarse, por el color oscuro de su piel.

El Taj Mahal es actualmente la joya de la corona de Taj Hotels Resorts, una de las más prestigiosas cadenas hoteleras de toda Asia, y la imagen del mayor grupo industrial del paí­s, con 96 empresas que facturan en conjunto 21.900 millones de dólares (16.670 millones de euros), una cifra que representa el 2,7% del Producto Interior Bruto (PIB) de India.

Tata es algo así­ como el gigante General Electric de India. El conglomerado vende desde coches –es el segundo mayor fabricante del paí­s-, seguros, ropa y teléfonos móviles, hasta productos quí­micos, aparatos de aire acondicionado, relojes y joyas, negocio en el que controla la marca Titan.

Zara
Además, la empresa provee de energí­a a la ciudad de Bombay y es socio de la firma española Inditex, propietaria de Zara, para quien produce zapatos y bolsos que vende en sus miles de tiendas repartidas en todo el mundo. El grupo era un perfecto desconocido en Europa hasta que, hace unos dí­as, cerró la adquisición de la siderúrgica angloholandesa Corus por más de 9.000 millones de euros, una operación que ha creado la quinta acerera del mundo.

Esta inversión forma parte de los ambiciosos planes de Tata y de su presidente, Ratan Tata, para salir de sus fronteras, encabezando la oleada de empresas indias que, tras la liberalización de su mercado en la década de los noventa, han dado el salto exterior para diversificar su negocio y hacer frente a la entrada de la competencia extranjera.

El máximo representante de estas ambiciones internacionales indias es la familia Mittal, que hace unos meses se hizo con el grupo siderúrgico europeo Arcelor, tras una dura batalla empresarial con la rusa Severstal. Tata no habí­a hecho tanto ruido hasta ahora como la familia Mittal, pero ya habí­a salido de compras antes de fijar sus ojos en Corus.

Adquisiciones
En los últimos cuatro años, el grupo se ha hecho con el fabricante británico de té Tetley, la división de vehí­culos comerciales de la surcoreana Daewoo, y la compañí­a española Hispano Carrocera, con sede en Zaragoza. El 30% de la facturación del grupo procede ya del exterior, representando más de 6.700 millones de dolares.

"No tenemos ningún plan concreto para adquirir compañí­as fuera. Simplemente queremos aprovechar las oportunidades, si las hay, con la idea clara de aumentar nuestra presencia en el exterior", subraya Divendu Kuman, director general de operaciones internacionales de Tata Motor.

La división de automoción del conglomerado, que vende sus turismos en varios paí­ses de Europa, entre ellos España e Italia, es una de las avanzadillas de Tata en su conquista de Occidente. Su objetivo es duplicar las ventas totales, hasta un millón de unidades, aprovechando los atractivos precios de sus turismos en el mundo.

En India, el coste de una hora de trabajo asciende a dos euros, frente a los quince euros de media que se pagan en España, por ejemplo. Pero la compañí­a no es sólo mano de obra barata. A diferencia de China, que se ha especializado en ser la fábrica de Occidente, India, se ha convertido en un poderoso actor en el sector de la informática y las tecnologí­as de la información.

La ciudad de Bangalore es conocida como el Silicon Valley de Asia, en referencia a la ciudad estadounidense cuna del boom de Internet y sede de multitud de empresas tecnológicas.

Tata Consulting Services es la filial del grupo que más crece, con una previsión para este ejercicio fiscal de 4.000 millones de dólares, mil millones más que el año anterior. En Tata Consulting trabajan 80.000 empleados en 47 paí­ses.

Tata es también una gran entidad filantrópica en India, gracias a una peculiar estructura societaria que le convierte en un rara avis empresarial. El grupo es un conglomerado industrial integrado por empresas totalmente independientes. Algunas de ellas cotizan en las bolsas más importantes, como el í­ndice tecnológico Nasdaq o el parqué de Nueva York.

Los máximos accionistas de estas compañí­as son dos sociedades: Tata Sons y Tata Industries, y los principales propietarios de estas firmas, y aquí­ reside su peculiaridad, no son el clan familiar de los Tata, sino varias fundaciones creadas por la familia, que destinan millones de dólares a obras sociales en India. En realidad, los herederos de Jamsetji Tata, fundador de la empresa, sólo controlan directamente un 2% del capital de las dos sociedades cabeceras.

El maná indio
India se ha convertido junto con China en el mercado emergente de mayor crecimiento del mundo, tras incrementarse su PIB a un ritmo anual del 8% en los últimos cuatro años. El paí­s de los marajas, con una superficie más de seis veces superior a la de España, ofrece enormes oportunidades para las compañí­as extranjeras, gracias a sus 1.000 millones de habitantes, aunque tiene una grave carencia de infraestructuras, especialmente aeroportuarias, y de servicios.

El Gobierno obliga a las fábricas a cerrar un dí­a a la semana para ahorrar energí­a. En India, se vendieron el año pasado más de cincuenta millones de móviles, una cifra lo suficientemente atractiva como para que Vodafone haya pagado 12.500 millones de dólares por el 67% del cuarto operador local, Hutchinson Essar.

El gran problema del paí­s es la enorme desigualdad entre la población: un 30% se ha convertido en una prometedora clase media que compra coches, móviles y va a la playa, mientras que otro 20% vive con menos de un euro al dí­a, en la más absoluta miseria. El PIB per cápita asciende a 2.900 dólares.

"El Gobierno tiene el gran reto de sacar a toda esa gente de la pobreza extrema y para eso quiere favorecer el crecimiento económico atrayendo inversiones y poniendo en marcha un ambicioso programa de infraestructuras", señala Sanjay Peters, profesor de Esade. La agricultura ha reducido su peso en el PIB del 46% de los años setenta al 22% actual, pero el 60% de la población aún vive del campo.

El paí­s también se enfrenta a una complicada situación sociopolí­tica, agravada por sus tensas relaciones con su vecino Pakistán. En India conviven 18 lenguas oficiales, cientos de dialectos, cuatro religiones oficiales y una estructura de castas que, aunque el Gobierno quiere abolir, aún sigue siendo una realidad en muchas regiones. Gobernar un paí­s tan complejo es difí­cil. El actual Ejecutivo, por ejemplo, está integrado por una coalición de veinte partidos polí­ticos.

"Pese a todos los problemas –el terrorismo, el conflicto con Pakistán o la crisis que azotó a los mercados asiáticos en la pasada década–, la economí­a india ha crecido por encima de la media mundial en los últimos diez años. La realidad es que, si eres una multinacional, tienes que estar en India si no quieres perder la oportunidad de aprovechar su crecimiento", comenta Siddhartha Roy, economista de Tata.

Fuente: Expansión.com