La Pyme argentina que irrumpió en el negocio de alimentos sin TACC y factura millones
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En solo una década, Smams pasó de producir budines en una pequeña fábrica de 600 metros cuadrados a convertirse en una de las marcas más reconocidas en el rubro de alimentos sin gluten. Actualmente, lidera el segmento de galletitas, cuenta con más de 100 empleados y ofrece un catálogo de más de 88 productos, entre alfajores, budines, pan rallado, galletitas y snacks. Exporta a varios países de América Latina y ya proyecta su desembarco en Estados Unidos. Para 2026, planea duplicar su volumen de producción con la apertura de una nueva planta en Garín.
Smams nació en 2012 de la mano de Gabriel Machta y Juan Carlos Crescini, el dueño de la tradicional galletera Leiva, en un momento en que los productos libres de gluten apenas tenían presencia en góndolas y eran percibidos como insípidos y mal presentados. "Eran productos con un packaging feo, sin sabores, sin textura", recuerda Lucas Cubero, actual CEO de la compañía. Desde el principio, la propuesta fue ofrecer alimentos ricos, de calidad, y no solo para personas celíacas, sino también para quienes eligen una dieta libre de gluten.
La empresa comenzó distribuyendo en dietéticas, pero con el tiempo sumó supermercados y más de 150 distribuidores en todo el país. En 2015, Norberto Varas — reconocido empresario del rubro servicios— compró la parte de Crescini, motivado por razones personales: tanto él como su hija son celíacos. Fue su hija Valentina quien le recomendó a Smams, justo cuando Crescini estaba dispuesto a vender.
El salto de profesionalización llegó en 2019, cuando Varas convocó a Cubero, que venía de una carrera ascendente en grandes compañías como InBev y Molinos Río de la Plata. "Vi mucho potencial. Me atraía la idea de promover una alimentación diferente. Y sobre todo, sabía que la empresa tenía una visión ambiciosa: no quería quedarse chica", cuenta Cubero, que poco después también se convirtió en socio. Su primera tarea fue ordenar la producción, luego la planificación y las ventas. "Mi objetivo fue que aun siendo una pyme chica, pudiera trabajar con los mismos estándares que una multinacional."
En 2023, como parte de la estrategia de expansión, Varas compró la parte de Machta y Cubero se convirtió en accionista.
Hoy Smams produce 280 toneladas de alimentos por mes, frente a las 30 toneladas mensuales que fabricaba en 2019. Alrededor del 15% de esa producción se exporta a Uruguay —donde también lideran en la categoría de galletitas sin gluten—, Paraguay, Chile y Panamá. Además, desarrollan y fabrican productos para multinacionales. Como resultado, actualmente facturan unos u$s18 millones por año, y el objetivo es duplicar esa cifra para 2026.
Smams compite como una multinacional
El área de I+D (Investigación y Desarrollo) cumple un rol clave en la estrategia. Su trabajo se centra en reproducir productos tradicionales del mercado, pero en versión libre de gluten. Para eso, no solo prueban fórmulas constantemente, sino que comenzaron a utilizar herramientas de inteligencia artificial para lograr sabores, texturas y estructuras cada vez más similares a los productos con gluten.

Como parte de su compromiso con la seguridad alimentaria, Smams no elabora ningún producto con gluten, lo que elimina el riesgo de contaminación cruzada. Aun así, la compañía realiza exhaustivos controles de calidad, testeos de materias primas y hasta hisopados de manos a operarios que manipulan los alimentos.
La compañía desarrolla entre 6 y 10 productos nuevos por año. Su portfolio actual incluye desde crackers y bizcochitos hasta pepas, alfajores, budines, harina de arroz y pan rallado. Uno de sus próximos lanzamientos será una versión recargada del alfajor: "más grande y con más dulce de leche".
Cubero también busca romper con la idea de que comer sin TACC es siempre más caro. "Hoy un alfajor de Smams cuesta $1.000, apenas un poquito más que un alfajor Jorgito y muy abajo de los premium que no bajan de los $1.800. Lo mismo pasa con nuestros snacks, cuestan lo mismo que las marcas líderes", compara el CEO.
El próximo gran paso de la compañía será la apertura de una nueva planta en un parque industrial en Garín. Se sumarán 5.000 m² a la operación actual y se incorporarán nuevas líneas de producción. La proyección es que esté operativa para mediados de 2026 y duplique la capacidad productiva.

Para este año, el objetivo es ambicioso: crecer al menos un 70%. Y no parece fuera del alcance: la empresa viene creciendo entre un 30 y 50% anual, y apuesta a seguir esa tendencia, apoyada en innovación, inversión y una visión de largo plazo. Más del 70% de las utilidades se reinvierten en modernizar y tecnificar la producción para asegurar el cumplimiento de las normas internacionales de calidad y el crecimiento de su producción.
El nombre de la empresa no tiene un significado concreto. Surgió de un brainstorming entre los fundadores y les gustó cómo sonaba. Que sea capicúa también ayudó. Pero hoy, Smams es sinónimo de innovación, calidad y crecimiento sostenido dentro del segmento de alimentos sin gluten que no para de expandirse.