Lácteas en crisis: por qué se paralizó ARSA, la dueña de Yogs y Shimy
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Dueña de marcas por demás de conocidas como Yogs y Shimy, la láctea Alimentos Refrigerados S.A. (ARSA) frenó por completo su producción por el lapso de 30 días y las causas de ese parate, en parte un reflejo de las complicaciones que atraviesan gran parte de las compañías de ese nicho de negocios, podrían afectar la normalización de la operatoria de la firma una vez concluido el plazo de pausa establecido. Al igual que SanCor, ARSA se encuentra bajo concurso de acreedores y, en simultáneo a la merma en las ventas que padece todo el sector, el mal momento que sacude a la empresa también guarda relación directa con dos actores con incidencia directa en el destino financiero y comercial de la láctea: el gremio ATILRA y la cerealera Vicentin.
Si bien en la actualidad el gerenciamiento de la compañía corre por cuenta del grupo venezolano Maralac, ligado a La Suipachense, lo cierto es que las dificultades económicas y judiciales que golpean a Vicentin repercuten de lleno en la operatividad de ARSA.
En ese sentido, fuentes cercanas a la láctea explicaron a iProfesional que Vicentin es tanto el principal accionista como acreedor de la misma ARSA.
"La intervención de Vicentin complicó la labor de la láctea. Al estar en concurso y con la Justicia tomando decisiones respecto del directorio de la cerealera, Vicentin relegó sus decisiones en torno a ARSA. Y en la empresa láctea hay una indefinición respecto de generar una propuesta de pago a los acreedores en el concurso. Además, todos los problemas económicos de Vicentin afectan a la credibilidad y el apoyo de los proveedores de ARSA", comentaron las voces consultadas.
"Al mismo tiempo, Vicentin es el principal acreedor pero al estar con una intervención judicial y un concurso propio, no hay claridad respecto de la forma en que se pueda encontrar una solución financiera para la láctea. ¿Cómo generará ARSA una propuesta de pago a, justamente, Vicentin, que aún no se sabe cómo seguirá adelante?", añadieron.
ARSA y los cruces con ATILRA
A la incidencia de ese primer factor hay que agregarle el peso del gremio ATILRA, que desde 2024 a esta parte viene intensificando la presión sobre la dueña de Yogs y Shimy en un intento por ejercer el control de las labores dentro las plantas en Córdoba y Arenaza, en la provincia de Buenos Aires.
En diciembre del año pasado, y por poner un ejemplo de las acciones promovidas por el sindicato, la Justicia Federal hizo lugar a un pedido de ATILRA y ordenó un embargo de $83 millones contra la empresa por deudas con la obra social del gremio.
Antes, a mediados de 2024, el sindicato amagó con imponer paros totales ante la decisión de la empresa de aplicar suspensiones en sus plantas en Córdoba y la provincia de Buenos Aires como forma de compensar la caída en las ventas.
"Con el embargo que pidió a la Justicia, ATILRA le paralizó la caja a ARSA. Se embargaron los pagos de las cuentas de proveedores como las grandes cadenas de supermercados. Hubo dos meses donde ni siquiera se pudo pagar la luz de las plantas", afirmaron las fuentes consultadas.
"Se llegó a esta instancia con una operatividad del 40 por ciento. La mitad de los empleados siguió trabajando y no dándole lugar a los pedidos de ATILRA de parar por completo. La empresa pudo pagar hasta el 80% de los montos de cada sueldo. Ahora la empresa está en una situación límite", expresaron.
Hacia adelante, la esperanza dentro de la láctea está en salir de la instancia de concurso de acreedores y alcanzar un acuerdo con el gremio que permita implementar un sistema de horas de trabajo rotativas hasta tanto ARSA mejore su performance financiera y comercial.
"Lo razonable sería que ATILRA deje de litigar y habilite la posibilidad de promover un plan preventivo de crisis. El freno establecido ahora tal vez le permita a los líderes del sindicato darse cuenta que, tal como estamos, es imposible garantizar la continuidad de la empresa", concluyeron.
ARSA en crisis: la empresa informó que paraliza actividades
En las últimas horas, ARSA detalló dificultades operativas y financieras, derivadas de factores como las complicaciones energéticas, los litigios laborales y hasta la crisis que mantiene al borde de la quiebra a la cerealera Vicentin.
"... en los últimos días se han intensificado una serie de dificultades que impactan directamente en nuestras operaciones; los cortes prolongados de suministro eléctrico en las plantas, los embargos judiciales recientes en Córdoba, derivados de reclamos salariales individuales y la situación crítica de público conocimiento de Vicentin, que ha restringido significativamente el acceso a los recursos necesarios para sostener la actividad", detalló la empresa, en una misiva dirigida a sus colaboradores.
"Pese a los esfuerzos que estamos realizando para resolver estos problemas, lamentamos informarles que, en este escenario, no podemos continuar con las actividades habituales durante los próximos 30 días", finalizó.