Energía nuclear, el nuevo negocio en la mira de Eduardo Eurnekian
La Corporación América de Eduardo Eurnekian ya tiene un pie adentro del negocio diseñado por Demian Reidel, titular de Nucleoeléctria Argentina S.A. (NASA), para la empresa que maneja las centrales nucleares Atucha I, II y Embalse y que se abrirán al capital accionario privado.
Esto, debido a la complicada situación financiera que atraviesa la Argentina y la necesidad de recaudar dólares durante el segundo semestre de este año en el que las cuentas lucen muy complicadas.
Javier Milei avanza con su plan de privatizaciones
Javier Milei, quien fue economista jefe de la Corporación América, ya dio la orden de avanzar con el proceso privatizador parcial de una compañía según el plan de Reidel que tendrá efectos económicos y financieros pero, también, geopolíticos en un mundo convulsionado por el accionar de las grandes potencias.
Pero lo urgente suele primar por sobre lo importante en nuestro país y la necesidad acuciante de dólares para despejar el panorama financiero del país durante lo que resta del año electoral en Argentina acelerará el proceso privatizador de, al menos ocho compañías, de las cuales tres están encabezando las carpetas que el Presidente tiene acumuladas sobre el escritorio de su despacho para comenzar a firmar su venta.
En los próximos días, Milei firmará decretos por los que el capital privado podrá llegar a los Yacimientos Carboníferos de Río Turbio; a la empresa de rampas y servicios de aeropuertos, Intercargo y Nucleoeléctrica Argentina, que tiene un plan de tres fases a seguir.
Eduardo Eurnekian explora el negocio de la energía nuclear
Reidel lo explicó ante un auditorio de empresarios, pero Eduardo Eurnekian se había adelantado ingresando al lucrativo negocio minero y, centralmente, al peligroso negocio de uranio. Ese mineral base para la fabricación de energía limpia y, también, para la creación de bombas atómicas.
En febrero se anunció que Corporación América concretó la primera fase de una transacción con Blue Sky Uranium para adquirir hasta un 80% de participación en el Depósito de Uranio-Vanadio Ivana, ubicado en la provincia de Río Negro. Esta inversión se realizará a través de Ivana Minerals SA (JVCO), una empresa conjunta entre ambas partes.
En abril, Reidel ingresó a la conducción de NA-SA. El asesor, muy cercano al mandatario, reemplazó a Alberto Lamagna, que había asumido en septiembre de 2024, y su principal aporte fue poner en marcha un plan para extender la vida útil de la Central Nuclear Atucha I, con una inversión de 670 millones de dólares.
Lamagna también era partidario del ingreso del sector privado con sus capitales para garantizar la sostenibilidad de las operaciones a largo plazo, a través de asociaciones público-privadas y la atracción de inversiones extranjeras, pero Reidel fue un paso más allá y, en su plan de tres fases, queda claro el alineamiento con los Estados Unidos a los que se exportaría uranio.
El objetivo de Reidel para el país es que se genere la energía necesaria para desarrollar un polo productivo sostenido en la inteligencia artificial, herramienta clave de la cuarta revolución industrial por la que atraviesa la Humanidad, y para ello, piensa en, una primera fase, instalar 4 reactores nucleares modulares pequeños de 300 megavatios (MW) de potencia que juntos generarán 1.200 MW en el complejo de Atucha, en la localidad bonaerense de Lima.
Argentina es uno de los países con mayor experiencia técnica en estos reactores nucleares modulares que comienzan a ser muy demandados por países en desarrollo.
Según la Agencia Internacional de Energía Atómica (AIEA), "los reactores pequeños y medianos o modulares son una opción para satisfacer la necesidad de una generación de electricidad flexible para una variedad más amplia de usuarios y aplicaciones. Los reactores modulares pequeños, que pueden desplegarse como central de un solo módulo o de varios módulos, ofrecen la posibilidad de combinar la energía nuclear con fuentes de energía alternativas, incluida la energía renovable".
De concretarse la fase 1 del plan, con estos cuatro reactores surge la primera gran derivación geopolítica para la Nación. China quedará fuera del juego.
Esos 1.200 MW reemplazarán al proyecto de adquirir un gran reactor por el que nuestro país negoció durante las gestiones kirchneristas con China, y para el que incluso en 2022, durante el gobierno de Alberto Fernández, había firmado un contrato comercial. La voluntad de Trump se hace presente en este plan.
Esa voluntad es precisamente el fundamento de la fase 2 del plan de Reidel que involucra de lleno a Eduardo Eurnekian y sus estratégicas y precisas inversiones.
La segunda etapa es la de exportación de tecnología de reactores y de uranio, que es el combustible necesario para su funcionamiento.
Reidel suele decir: "Hoy exportamos cero uranio. Vamos a hacer como con el 'modelo 'Gillette', que vende las maquinitas de afeitar y los repuestos. Argentina puede ser una potencia nuclear global", y Eurnekian le creyó.
La apuesta por la minera Ivana Mineral SA (JVCO) es completa y, además de adquirir el 49,9% de participación en la empresa que explota el depósito de uranio en Río Negro, tras la finalización de un estudio de viabilidad, tendrá la opción de aumentar su participación hasta el 80%, con una inversión total de hasta 160 millones de dólares para el desarrollo y construcción del proyecto hasta alcanzar la producción comercial.
Como parte de la etapa inicial del acuerdo de inversión (Earn-in Agreement), Corporación América realizó un primer aporte de 650.000 dólares y otorgó una garantía corporativa por 2,35 millones de dólares, sumando un total de u$s3 millones, que corresponde al compromiso mínimo de financiamiento para el primer año del proyecto.
Los planes son mega millonarios porque la administración de Milei entiende que el conflicto en Ucrania que tiene a la Rusia del autócrata Vladímir Putin empantanado va a extenderse en el tiempo, mientras Estados Unidos deberán continuar con sanciones económicas que demostraron ser inviables para detener la guerra, pero que generaron oportunidades comerciales en distintas partes del mundo.
En un tema tan fundamental como la extracción de uranio, la única empresa rusa que no fue aún sancionada por los Estados Unidos es Rosatom que vende el mineral al país gobernado por Trump. La Argentina podría ser un reemplazo de ese proveedor, acercando aún más las relaciones entre las dos naciones a un ritmo más que carnal como en la década del 90 del siglo pasado.
La fase 3 del plan es aquel pensado para un legado de difícil concreción. La creación de un polo de inteligencia artificial argentino que incluya la construcción de una ciudad en la Patagonia para albergar data centers, centros de datos, que requieren de un consumo de grandes cantidades de electricidad.
Las cuentas de NA-SA no son malas y el proceso de su saneamiento financiero se considera cumplido. De hecho, es una de las tres empresas sujetas a privatización parcial, con superávit. Según sus balances del primer trimestre, ganaron $17.234 millones. Un resultado menor al del mismo período del año anterior ($142.000 millones) pero la empresa continuó siendo rentable por la venta de energía.