Un nuevo caso de gripe aviar obliga a suspender exportaciones y peligra un negocio de más de u$200 millones
El Servicio Nacional de Sanidad y Calidad Agroalimentaria (Senasa) confirmó un caso positivo de influenza aviar altamente patógena (IAAP) H5 en un establecimiento de gallinas ponedoras de Los Toldos, en la provincia de Buenos Aires. El diagnóstico se obtuvo en los laboratorios oficiales del organismo tras la notificación de signos clínicos compatibles con la enfermedad.
La detección obligó a activar el protocolo sanitario de emergencia: Senasa dispuso el establecimiento de un perifoco de 3 kilómetros alrededor del predio afectado y una zona de vigilancia de 7 kilómetros. Allí se intensificaron los controles de bioseguridad, el monitoreo clínico y el rastrillaje epidemiológico, además de restringirse el movimiento de aves y productos. También se ordenó el despoblamiento del plantel y la posterior desinfección de las instalaciones.
Impacto comercial inmediato
Más allá de que Los Toldos no integra una de las principales áreas productivas del país, la confirmación del caso obliga a la Argentina a informar a la Organización Mundial de Sanidad Animal (OMSA) y a suspender temporalmente las exportaciones de productos aviares hacia aquellos países que exigen estatus sanitario libre de gripe aviar.
Esto implica un golpe sensible para un sector que en 2024 vendió al mundo productos avícolas comestibles por 185.800 toneladas y u$s222,2 millones. Entre enero y junio de 2025 se colocaron 82.271 toneladas por u$s101,8 millones.
Sin embargo, la suspensión no afecta a todos los destinos por igual. Algunos países aceptan la estrategia de zonificación y compartimentos libres que la Argentina implementa desde hace años. Esta herramienta, validada por la OMSA, permite que los envíos puedan continuar desde regiones productivas que no se ven alcanzadas por los brotes. En los episodios anteriores de influenza aviar, este mecanismo permitió mantener parte del flujo exportador, atenuando el impacto económico.
Brotes recientes y antecedentes
El foco de Los Toldos se suma al detectado la semana pasada en Arrecifes, en aves de traspatio, y a otro caso confirmado en Lezama. En todos los episodios recientes, Senasa aplicó la misma estrategia de control inmediato para evitar la diseminación del virus.
La influenza aviar se había reintroducido en el país en 2023, tras varios años de ausencia. Luego de meses de vigilancia y control, en agosto de ese mismo año la Argentina volvió a autodeclararse libre de la enfermedad ante la OMSA, lo que le permitió restablecer su estatus exportador. Desde entonces, se reportaron hallazgos aislados, pero no se había visto comprometida la situación sanitaria a nivel internacional.
Vale recordar que la primera gran ola de casos en 2023 obligó a sacrificar miles de aves en establecimientos productivos de distintas provincias. En aquel momento, Senasa debió suspender exportaciones por más de tres meses, lo que generó pérdidas millonarias para la industria avícola y puso en riesgo la relación con mercados estratégicos.
Perspectivas
De acuerdo con la normativa internacional, si no surgen nuevos focos en establecimientos comerciales y transcurren 28 días desde el sacrificio y limpieza del predio afectado, Argentina podrá volver a solicitar ante la OMSA el reconocimiento como país libre de IAAP. Ese plazo será clave para las empresas exportadoras, que dependen de ese aval para retomar la normalidad en sus operaciones de comercio exterior.
Por el momento, el mercado interno no se ve afectado. Desde Senasa recordaron que la influenza aviar no se transmite por consumo de carne de ave ni de huevos, por lo que no hay riesgos para la salud humana a través de la alimentación. El problema central sigue siendo la pérdida de acceso a mercados internacionales y la amenaza sobre el estatus sanitario, uno de los activos más valiosos para el complejo agroindustrial argentino.