Empezó cultivando hongos artesanalmente, invirtió todos sus ahorros y hoy factura millones al año
Hongos del Pilar surgió en 1982. "En ese momento Gustavo, mi papá, vendía hongos a restaurantes ya que el consumo estaba 100% ligado a lo gastronómico", cuenta Marcos Calderón, gerente General de la empresa. "Pero cada vez le costaba más conseguir proveedores que cumplieran con la calidad y los tiempos que él necesitaba". Así surgió la idea de comenzar a cultivarlos él mismo.
"Se puso a investigar, a hablar con quienes le vendían, a aprender de a poco, y se dio cuenta de que había un nicho enorme con muy poca oferta", comenta. Alquiló una vieja criadora de pollos, la adaptó para el cultivo, y arrancó. Cultivaba por la mañana y salía a vender por la tarde.
Con el tiempo mejoraron el lugar, aprendieron más y crecieron. "Siempre admiré esa mezcla de necesidad, curiosidad y ganas de hacer algo distinto", expresa quien hoy lidera la empresa. De esta forma se fue forjando Hongos del Pilar, con una inversión inicial a base de ahorros. "El dinero de mi papá de todo su trabajo y esfuerzo hasta ese momento", comparte Marcos.
Fueron mejorando las instalaciones, incorporando tecnología y sumando experiencia. Un hito clave fue en 1992, con la compra de sus primeros terrenos, y más adelante, en 1994, cuando Gustavo viajó a España para capacitarse e importar maquinaria especializada, algo inédito en el país en ese momento. "Esos avances nos posicionaron como referentes en el rubro", destaca el Gerente. "Nos permitió convertirnos en la primera empresa del país en importar maquinaria tecnológica específica para cultivos, un salto cualitativo que nos posicionó a la vanguardia del sector".
En 2016 la empresa recibió un reconocimiento internacional en una feria global del sector, donde destacaron su trabajo. "Este hito consolidó nuestro liderazgo y nos motivó a seguir explorando tendencias e innovaciones en otros mercados", asegura el vocero.
Con el correr del tiempo, fueron invirtiendo bajos montos para la producción y desarrollo de la empresa hasta 2019, que comenzaron con una renovación de la planta cuya inversión total fue de más de u$s7 millones, financiada a través de distintos préstamos por etapas a lo largo de estos años.
Esto implicó un gran paso con un proceso de modernización de la planta, planificado en tres etapas. Actualmente, llevan invertidos más de u$s4 millones. "Ya llevamos ejecutada gran parte de esa inversión, lo que nos permitió profesionalizar aún más nuestra operación y prepararnos para nuevos desafíos", explica Calderón.
Convertir residuos en oportunidades
En Argentina, durante 2023, se produjeron 18,2 millones de toneladas de residuos industriales. De este total, solo el 7,1%, equivalente a cerca de 1,29 millones de toneladas, recibió un tratamiento adecuado. Esto implica que aproximadamente el 93% de los residuos industriales generados en el país no fueron tratados correctamente, lo que con frecuencia resulta en su disposición en basurales clandestinos, según datos difundidos por CAITPA (Cámara Argentina de Tratamiento de Residuos Industriales para la Protección Ambiental).
Este dato resalta la urgente necesidad de adoptar prácticas sostenibles en la industria nacional. Hongos del Pilar basa su operación en principios de economía circular, donde se prioriza el uso eficiente de los recursos y la regeneración de materiales.
"Nuestro modelo productivo aprovecha subproductos orgánicos de otras industrias, como la avícola y la equina, transformándolos mediante compostaje en un sustrato fértil y natural", explica Calderon. Esto no solo evita la disposición de residuos, sino que genera valor en cada etapa del proceso. Los hongos crecen en un entorno sostenible, dando como resultado un alimento saludable y versátil.
Una vez cosechados los hongos, el sustrato remanente se recomposta y se transforma en un insumo de alto valor agronómico. Se utiliza en cultivos, frutales de carozo y jardinería, cerrando así un ciclo productivo regenerativo. "Transformamos un residuo en una oportunidad, cerrando el ciclo con responsabilidad", asegura. Esta práctica no solo optimiza recursos, sino que demuestra el potencial de integrar procesos industriales con una mirada ambiental.
La reconversión del consumo de hongos
Desde Hongos del Pilar hacen una evaluación muy favorable del presente de la industria. Según detalla Calderón, en los últimos años, el consumo de hongos comestibles ha crecido de manera sostenida, con una demanda cada vez más estable, diversa y exigente.
"Este crecimiento ha impulsado una reconversión del sector hacia el consumo fresco, lo que desafía a los productores a elevar los estándares de calidad, optimizar la vida útil de los productos y ofrecer presentaciones más atractivas", plantea. "Esta evolución ha tenido un impacto positivo en nuestra compañía: nos impulsó a invertir en innovación, a profesionalizar aún más nuestros procesos y a seguir apostando por un modelo productivo que combine eficiencia, sustentabilidad y cercanía con el consumidor".
La empresa es especializada en cultivo y venta de champiñones blancos y portobellos, dos variedades que ganan cada vez más espacio en la dieta argentina. A partir de este escenario ven una gran oportunidad en el crecimiento sostenido del consumo de hongos en el país y en la posibilidad de consolidarse como referentes en un mercado que aún tiene mucho por desarrollar.
Sin embargo, aclara, "alcanzar nuestra meta de aumentar la producción presenta desafíos importantes. Uno de los principales es construir una red de proveedores sólida y escalable, capaz de acompañar nuestro ritmo de crecimiento con insumos de calidad constante y entregas confiables".
También deben continuar fortaleciendo su competitividad. "Para eso, estamos enfocados en optimizar procesos, automatizar etapas clave y mejorar la eficiencia sin perder de vista la calidad del producto. Abordamos estos desafíos con una mirada de largo plazo, apostando a la innovación y a la capacitación permanente de nuestro equipo", sostiene el vocero.
Calderón está convencido de que el crecimiento vendrá de la mano de la innovación y del desarrollo de nuevos productos que respondan a los hábitos de consumo actuales. "Nuestro objetivo es ir más allá del formato tradicional en bandeja y ofrecer alternativas que aporten practicidad, valor agregado y una experiencia más accesible para el consumidor", destaca. "Estamos explorando constantemente nuevas propuestas que nos permitan diversificar nuestra oferta, siempre manteniendo la calidad que nos caracteriza. Vemos un gran potencial en ampliar la manera en que los hongos llegan a la mesa, acercándolos a más personas y adaptándonos a sus necesidades cotidianas".
Próximos pasos, generación de empleo e innovación
El objetivo de la compañía es triplicar la producción anual de hongos, pasando de 1 millón de kilos por año a 3 millones de kilos por año en 2030. En 2026, se pondrá en marcha la tercera etapa de inversiones que los acercará al objetivo final.
Actualmente la empresa cuenta con 250 empleados directos, pero, a medida que vaya avanzando con los proyectos de expansión irá incrementando la cantidad de empleados. "Estimamos incorporar aproximadamente un 25% más de empleados con esta expansión. Además, tenemos el objetivo de seguir capacitando a nuestro personal para perfeccionar nuestros procesos operativos", anticipa el ejecutivo.
"Contamos con un equipo diverso y altamente comprometido, que combina formación profesional con saberes técnicos y oficios especializados", sigue. Entre los perfiles se encuentran contadores, arquitectos, licenciados en agronomía y profesionales técnicos que aportan una mirada estratégica y operativa al negocio. A su vez, desarrollaron sus propios oficios dentro de la planta: cultivadores, regadores, cosecheros y empacadores, todos capacitados internamente para garantizar cada etapa del proceso productivo.
También trabajan con perfiles de mantenimiento como herreros, albañiles y plomeros, fundamentales para el funcionamiento diario de la operación. "Esta combinación de experiencia, formación y oficio es clave para sostener la calidad y la innovación que nos caracteriza", enfatiza Calderón.
La innovación cumple un rol central en la estrategia de Hongos del Pilar. "Contamos con un área específica dedicada a investigar, desarrollar y pensar constantemente en nuevos productos que respondan a las necesidades del mercado y anticipen tendencias de consumo", comenta Marcos. "Este enfoque nos permite diversificar nuestra oferta, mejorar procesos y seguir aportando valor con propuestas que combinan calidad, practicidad y sustentabilidad. Entendemos que innovar no es solo incorporar tecnología, sino también repensar formatos, usos y experiencias alrededor de nuestros productos".
El principal canal de venta son los distribuidores, especialmente en el Gran Buenos Aires y provincias como Córdoba y Mendoza, que funcionan como centros clave de distribución. A través de estos canales, llegan también a consumidores finales en todo el país.
"Si bien hoy las ventas se concentran en el canal mayorista, vemos un crecimiento en el vínculo con el consumidor final, a medida que consolidamos nuestra presencia y comunicación de marca", aclara el Gerente de Hongos del Pilar. La facturación de 2024 fue de aproximadamente u$s10 millones y proyectan que llegue a u$s12 millones este año.
De esta forma, Hongos del Pilar es un claro ejemplo de que es posible ser rentable y a la vez generar impacto positivo. Con innovación, compromiso y visión, la empresa combina lo mejor de la agricultura, la ciencia y la sustentabilidad, convencidos de que los alimentos del futuro pueden ser buenos para las personas y también para el planeta.