• 13/11/2025

Reestructuración eterna: dueños de IMPSA vuelven a cambiar el plan para pagar la deuda

Los accionistas de la exempresa de la familia Pescarmona volvieron a modificar la oferta para reperfilar un pasivo superior a los u$s550 millones
15/09/2025 - 16:37hs
IMPSA

A casi un año de haber asumido el control de IMPSA, los nuevos dueños de una de las mayores metalúrgicas de la Argentina todavía no han logrado cumplir con la promesa de refinanciar una millonaria deuda contraída por la ex empresa de la familia Pescarmona durante los últimos 10 años.

Se trata del fondo norteamericano, Industrial Acquisitions Fund LLC (IAF), que se quedó con la empresa en febrero pasado, marcando lo que fue la primera privatización de la gestión de Javier Milei al frente del gobierno nacional.

Lo hizo a cambio de un pago de u$s20 millones para comprar las acciones que estaban en poder del Estado Nacional y de la provincia de Mendoza y, de ese modo, asumir el control mayoritario de la empresa fundada hace más de 100 años y luego de que en el 2021 el ex presidente Alberto Fernández decidiera estatizarla para evitar su quiebra, agobiada por una deuda de u$s550 millones.

A principios de este año, el consorcio extranjero presentó una oferta por u$s27 millones mediante un cronograma de capitalización y solicitó plazo para refinanciar la deuda de IMPSA y obtuvo la conformidad para encarar el proceso con acreedores de peso como el Banco Interamericano de Desarrollo; el Export Development Canada; la Corporación Andina de Fomento y bonistas internacionales; el Bradesco y el fondo de inversión Moneda Asset Management.

También, el Banco de la Nación Argentina; el Bapro; el Banco Hipotecario; el BICE, así como tenedores de varias series de Obligaciones Negociables (ON).

Tras un período de negociaciones, IMPSA volvió a modificar los términos de su propuesta de reestructuración a partir de un proceso llevado a cabo por el fondo IAF en el marco del llamado Acuerdo Preventivo Extrajudicial (APE) por el que atraviesa la compañía.

Modificaciones interminables en IMPSA

Fue el cuarto cambio que sufrió la oferta de reperfilamiento desde que la empresa entró en default en el 2018 y ahora contempla una propuesta integral para la reestructuración de la deuda elegible mediante la reprogramación del cronograma de vencimientos de la misma (sin quitas de capital).

Según esa propuesta, se emitirá nueva deuda por u$s583 millones, que se amortizará en nueve cuotas anuales iguales y consecutivas equivalentes al 11,1111% del capital en circulación pendiente de pago cada una.

Este procedimiento comenzará el 31 de diciembre de 2036 y tendrá vencimiento final el 31 de diciembre de 2044 y la nueva deuda se pagará mediante la emisión de Obligaciones Negociables (ON) directas, no subordinadas e incondicionales de la compañía, con garantía común sobre su patrimonio.

Para cumplir con esa premisa, la empresa presentará el acuerdo ante el Juzgado Concursal de Mendoza donde se viene tramitando su interminable proceso de reestructuración mediante el APE, y, en la fecha de liquidación, pondrá a disposición la nueva deuda en canje por el pasivo elegible, siempre que logre obtener la mayoría necesaria para cerrar esta etapa de manera definitiva.

Sin embargo, dicho plan de reperfilamiento vuelve a tener cambios, de acuerdo a un documento enviado por IMPSA a la Comisión Nacional de Valores (CNV), para dar cuenta de una serie de modificaciones a la oferta inicialmente presentada ante el juzgado el pasado 18 de agosto.

"Cumplo en informar que, como resultado de las conversaciones mantenidas con sus principales acreedores, IMPSA ha introducido ciertas Modificaciones Permitidas a la Oferta de APE", sostiene el documento de la compañía.

Beneficios y derechos, entre los cambios en la empresa

Según el paper, los cambios están destinados a mantener el carácter de Beneficiarios del Fideicomiso de Acciones de IMPSA para los tenedores de la nueva deuda, facilitando así los procesos internos de aprobación de la reestructuración por parte de los distintos acreedores.

También se pretende aclarar que la renuncia de derechos y las obligaciones de no hacer establecidas en el acuerdo anterior "sólo tienen vigencia hasta la Fecha de Liquidación, y que nada de lo establecido en el párrafo (c) de dicha Cláusula 9.1 afectará el derecho de los Acreedores Alcanzados de transferir su Nueva Deuda con posterioridad al Cierre de APE, conforme a los términos y condiciones de la misma".

En ese sentido, se reemplaza completamente el texto de la Cláusula 3.2 de la Oferta de APE, que ahora sostiene que "todos los Acreedores Alcanzados serán Beneficiarios del Fideicomiso de Acciones de IMPSA estará referida a los tenedores de la Nueva Deuda y que cualquier referencia a "Nueva Deuda" o al "APE" efectuada en los mismos estará referida a la Nueva Deuda que se emita conforme al presente y a este APE, respectivamente".

Además, la compañía y los acreedores aceptantes se comprometen a realizar las acciones que resulten necesarias para implementar el nuevo acuerdo, "incluyendo la emisión de instrucciones al Fiduciario y/o votos en tal sentido, la firma de documentos adicionales u otras acciones".

También se eliminan de la oferta la definición de "Instrucciones sobre Cuestiones del Fideicomiso" y todas las referencias a dicho término existentes en el APE; se modifica el apartado (vi) de la Cláusula 6.2(b) sobre declaraciones y garantías de los acreedores aceptantes.

En el mismo sentido, la empresa y sus acreedores acordaron cambios en otras cláusulas referidas a renuncia de derechos; interponer una acción de responsabilidad contra cualquiera de los directores; solicitar la quiebra de la compañía y obligaciones de no hacer.

Reunión cumbre en la primera firma privatizada por Javier Milei

Todos estos cambios serán seguramente tratados en la asamblea de la empresa convocada para el próximo 15 de octubre, siempre que, dentro de los 30 días hábiles judiciales desde que presente el nuevo APE, sus accionistas y acreedores ratifiquen la propuesta integral y den por finalizado el Fideicomiso Fiduciario que se había creado en la oferta anterior.

En documentos anteriores también enviados a la CNV, el directorio de IMPSA sostenía que "la reestructuración permitirá a los acreedores alcanzados recibir nueva deuda, para lo cual el monto de capital e intereses devengados bajo la deuda elegible se consolidará a la fecha de corte y quedará expresado en dólares por el monto de capital e intereses devengados hasta dicha fecha".

Es más, se aclaraba que la nueva deuda se emitirá inicialmente por un monto de capital total equivalente a algo más de u$s583 millones, que se amortizará en nueve cuotas anuales iguales y consecutivas equivalentes al 11,1111% del capital en circulación pendiente de pago cada una.

Este procedimiento comenzará el 31 de diciembre de 2036 y tendrá vencimiento final el 31 de diciembre de 2044 y la nueva deuda se pagará mediante la emisión de Obligaciones Negociables (ON) directas, no subordinadas e incondicionales de la compañía, con garantía común sobre su patrimonio.

Además, calificarán pari passu, sin preferencia entre sí, y en todo momento tendrán al menos igual prioridad de pago que todo otro endeudamiento no garantizado y no subordinado, presente y futuro que adopte IMPSA.

Fin del fideicomiso

Como parte del acuerdo y dado que las acciones depositadas en el Fideicomiso de Acciones de IMPSA representan actualmente sólo un 0,69 % del capital social y votos, y teniendo en cuenta además la desaparición del objeto y finalidad de dicho fideicomiso, se procederá a extinguir el instrumento creado en 2018, y del que formaban parte todos sus acreedores, mediante el cual se habían quedado con el 65 % de las acciones de IMPSA, que luego se redujo para permitir el ingreso del Gobierno nacional y de Mendoza al capital de la metalúrgica bajo la presidencia de Alberto Fernández.

En definitiva, el prospecto de reestructuración establece que la deuda elegible será canjeada por nuevas ONs con oferta pública, privadas; nuevos bonos internacionales; nuevos préstamos, monto de nueva deuda que será equivalente al capital e intereses compensatorios devengados a las tasas contractuales aplicables bajo la deuda elegible correspondiente a cada acreedor alcanzado a la fecha de corte que fue establecida al 30 de junio pasado y expresado en dólares.

La propuesta también aclara que no habrá quita de capital, ya que la nueva deuda tendrá un valor nominal de u$s1 por cada u$s1 de deuda elegible y se amortizará en nueve cuotas anuales iguales y consecutivas del 11,1111% del capital en circulación pendiente de pago cada una, comenzando el 31 de diciembre de 2036 y con vencimiento final el 31 de diciembre de 2044.

Además, se aplicará una tasa del 1,5 % nominal anual, sobre saldos pendientes de capital, desde el 30 de junio de 2025, teniendo en cuenta que el nuevo interés que se devengue hasta el 31 de diciembre de 2027 se capitalizará en dicha fecha.

En tanto, el que se devengue desde el 1 de enero de 2028 hasta el 31 de diciembre de 2032, inclusive, será pagadero semestralmente el 30 de junio y el 31 de diciembre de cada año, de la siguiente forma: 50 % en efectivo y 50 % se capitalizará.

A partir del 1 de enero de 2033 y hasta la fecha de vencimiento, IMPSA cancelará en efectivo el 100 % del nuevo interés que se devengue, a lo cual debe sumarse que la nueva deuda contendrá cláusulas que establecen la obligación de IMPSA de aplicar el 100 % del excedente de efectivo a precancelar en forma obligatoria el capital pendiente de pago.

Preservar la continuidad de la empresa

"Entendemos que esta propuesta de reprogramación de vencimientos de deuda permitirá brindar una solución definitiva a los problemas que han afectado a IMPSA y sus operaciones en los últimos años, asegurando al mismo tiempo la cancelación de dichas deudas, en condiciones razonables, sin quitas de capital y con objetivos cumplibles", detalla el documento de la compañía.

De acuerdo a los propietarios de IMPSA, la propuesta "permitirá preservar la continuidad de la empresa, su tecnología de primer nivel mundial en áreas de gran relevancia estratégica desarrollada durante sus más de 100 años de existencia, los puestos de trabajo para los más de 600 empleados directos y la actividad de las más de 100 PyMEs que trabajan con nosotros".

El paper destaca también que se trata de la primera vez, desde la reestructuración bajo el APE del 2017, que IMPSA cuenta con un accionista controlante dispuesto a desarrollar un plan de negocios y de inversiones acorde con las necesidades de la compañía, a fin de reposicionarla en los mercados mundiales.

Como parte de ese proceso, la compañía se compromete además a cumplir con varios compromisos durante el período que dure la reestructuración como administrar y operar de acuerdo al curso ordinario de sus negocios, "conduciendo sus actividades como buenos hombres de negocios, de buena fe y conforme a las prácticas pasadas y la legislación aplicable".

También deberá mantener una buena relación con sus clientes y proveedores y cumplir con sus obligaciones impositivas, laborales y/o provisionales; preservar el buen estado de conservación de los bienes y activos y no llevar a cabo ningún acto que pudiera afectar en forma sustancialmente negativa el valor de la compañía o de sus activos.

Fallida estatización

Ya en el 2020, los acreedores de IMPSA habían apoyado una oferta del entonces directorio de la empresa para encarar la recomposición de la estructura de capital en el marco del APE anterior.

Ese convenio también incluía un canje por ONs; nuevos préstamos y un bono internacional en dólares que debía tener un período de gracia hasta este 2025, momento en el que la empresa debía empezar a pagar intereses a una tasa de 1,5% anual.

Luego, a partir de 2028, IMPSA debía comenzar a abonar el capital, con vencimientos anuales sucesivos durante nueve años, hasta 2036.

Pero tras la fallida estatización del 2021, IMPSA completó el canje de los bonos internacionales con vencimiento durante este año por u$s182 millones, por nuevos títulos sin oferta pública que vencerán en el 2036 y que también forman parte de la millonaria deuda que tuvo que negociar ARC Energy para quedarse definitivamente con el control de la metalúrgica.

El proceso forma parte de la estrategia integral de transformación que IAF lleva adelante en IMPSA y que está orientada a recuperar su capacidad industrial, tecnológica y exportadora.

La normalización de este pasivo es considerado fundamental por el directorio de IMPSA para poder aprovechar el potencial de la empresa como referente en América Latina, que cuenta con una tecnología propia para equipos de generación hidroeléctrica y con certificaciones para el diseño y fabricación de componentes nucleares que la puede convertir en un actor protagónico del sector energético mundial.

Este plan se suma el expertise para la producción de turbinas para centrales hidroeléctricas y la construcción de elementos para reactores nucleares, equipos para la industria del petróleo y para la prestación de servicios de alta exigencia para el mantenimiento de esas tecnologías.