Dos argentinos reversionaron la comida callejera de Afganistán y crearon un restaurante furor en Palermo
La escena gastronómica porteña es testigo, aun en uno de los momentos más difíciles de los últimos años para el sector, del surgimiento de una nueva propuesta. Se trata de Jotti, un proyecto que abrió sus puertas frente a la Plaza Cortázar (Placita Serrano), combinando la creatividad culinaria con una lectura cuidada del momento económico que atraviesa el país.
De Afganistán a la reinterpretación porteña
Jotti nació a partir de una experiencia de viaje. En 2023, durante una estadía en Afganistán, Santiago Olivera — fotógrafo, psicólogo, con experiencia en distintos proyectos de cocina y lo visual — descubrió un formato de comida callejera que le sirvió de inspiración. A su regreso, compartió la idea con el chef Dante Franco, conocido por su dominio del sabor.
Juntos, reinterpretaron el hallazgo internacional en clave local, creando una categoría nueva dentro de la gastronomía: el prensado gourmet. El objetivo fue transformar una vivencia de comida callejera en algo más elaborado, manteniendo su espíritu descontracturado. El resultado: un formato original que permite consumir platos de autor con la mano.
En el diseño del espacio participó la arquitecta Mónica Ariaudo, madre de Santiago, quien cuenta con una trayectoria en proyectos gastronómicos.
La propuesta de valor: platos sellados y accesibles
Jotti propone una innovadora experiencia, cada unidad es un plato elaborado contenido en un pan brioche de 17 centímetros, el cual es sellado y tostado. El producto se presenta crocante por fuera y jugoso por dentro.
El menú incluye entre ocho y nueve opciones fijas, versiones dulces y ediciones especiales, además de los Only Flans en cuatro variedades. Los Jottis salados incluyen opciones como el pollo al champiñón gratinado, el roast beef cocido 18 horas, el Pastrami gratinado con fondue de queso, el Smash Chori y el Mediterráneo de vegetales. Todos los Jottis se sirven con papas fritas. La propuesta busca ofrecer el disfrute gourmet a precios accesibles.
El local, que combina una estética retro pop con neones y guiños a los años 2000, funciona durante el día ofreciendo desayunos y meriendas con café y pastelería artesanal de Sans (otro proyecto del grupo) y por la noche se convierte en un punto de encuentro con tragos y música.
El contexto económico y la oportunidad
La apertura de Jotti se concretó a pesar de que el sector gastronómico atraviesa uno de sus momentos de mayor dificultad. La inversión para montar un local de estas características se estima entre u$s70.000 y u$s90.000, financiada en este caso a través de un crédito bancario.
Pero, para Olivera, "en todo contexto de crisis surgen oportunidades". El referente gastronómico observa que la fuerte caída del consumo afectó al sector, llevando a que varios locales dejaran de pagar sus alquileres, lo cual derivó en juicios de desalojo.
Esta situación creó la oportunidad para Jotti de ocupar su ubicación frente a Plaza Cortázar: "Una gran locación por su ubicación estratégica frente a Placita Serrano. Sumado a que el alquiler era razonable, se convirtió en una buena oportunidad para volver a apostar por un proyecto".
Al referirse a las necesidades de la industria para avanzar, señala: "Antes que nada, es necesario que la gente vuelva a recuperar poder adquisitivo. También es clave que el sector recupere competitividad frente al turismo; se necesita una reforma impositiva real y discutir el problema de la industria de los juicios laborales".
A futuro, los fundadores planean consolidar el local, participar en ferias gastronómicas para dar a conocer el producto, y, si obtienen resultados positivos, avanzar hacia la apertura de un segundo local propio y el desarrollo de la franquicia de la marca.