Invertir en una cadena de pan, facturas y tortas: cuánto cuesta la franquicia de Buenos Aires Bakery
Con más de 15 años de trayectoria y bajo el modelo de franquicias, Buenos Aires Bakery avanza con un plan de expansión que combina diseño, producción centralizada y una carta de productos cada vez más amplia. La cadena, que nació con la idea de reinterpretar la panadería de barrio con una mirada contemporánea, acaba de inaugurar una nueva sucursal en Recoleta y se prepara para cerrar el 2025 con 45 puntos de venta, reforzando su presencia en la región AMBA.
Buenos Aires Bakery nació en 2008 con el objetivo de trasladar la tradición de la panadería porteña a un formato moderno y replicable. El diseño de los locales —luminosos, minimalistas, con exhibiciones ordenadas— es parte del concepto, pero el eje del negocio está en la producción centralizada y la amplitud del catálogo. La cadena trabaja con más de 200 productos, desde panes artesanales y más de 30 variedades de facturas hasta tortas, tartas, sándwiches y opciones de mediodía. En los últimos años, sumó líneas veganas y sin TACC para acompañar cambios en la demanda, un diferencial que busca ampliar el público sin complicar la operación.
"Es una panadería muy integral. Encontrás de todo, desde brownie vegano hasta opciones sin TACC tenemos hoy", detalló Rodrigo Mele, director de la cadena, en diálogo con iProfesional.
Esa diversidad, sin embargo, no implica mayor complejidad para el franquiciado. Es parte del modelo. Pan Fresh y Real Food —las plantas que elaboran para Buenos Aires Bakery — producen la mayor parte del portfolio, y los locales reciben mercadería diaria lista o semilista. "Acá te llega el día anterior la mercadería que vas a cocinar al día siguiente. Lo único que tiene cocción final en el local son panes y facturas. El resto llega listo para exhibir" señaló Mele.
La consecuencia directa es una operación que puede sostenerse con cinco empleados y sin necesidad de perfiles calificados, lo que para muchos inversores reduce costos fijos y operativos.
El contexto del rubro muestra variables a tener en cuenta. Según Mele, la marca tuvo un buen desempeño en el primer semestre, pero desde agosto notaron una contracción ligada a factores de humor social y coyuntura política. "Si prendés la tele y todo son malas noticias, eso impacta", afirmó
Aun así, la empresa sostiene sus niveles de venta con estrategias comerciales y precios que buscan mantenerse competitivos frente a un ecosistema donde conviven panaderías tradicionales, cafeterías gourmet y modelos de bajo costo. "Hay cada vez más competidores. No me quejo, es parte de las reglas del juego. Si hacemos las cosas bien, hay mercado para todos", dijo Mele.
Para un inversor, este dato no es menor: la competencia es alta, la sensibilidad al precio también, y la ubicación se vuelve decisiva. La propia marca lo admite y lo incorpora dentro de su metodología. La elección del local, enfatizan, no es un trámite, sino una instancia crítica.
Desde u$s85.000 cuesta una franquicia Buenos Aires Bakery
El ritmo de crecimiento de Buenos Aires Bakery se apoya cada vez más en el sistema de franquicias. De sus 42 locales actuales, nueve son propios y el resto están en manos de terceros. Recientemente, para redoblar la apuesta, sumaron un director de expansión y para los próximos años planean pasar de las 4 a 6 aperturas anuales a un promedio de entre 8 y 12.
Para quienes evalúan sumarse a la cadena, la inversión total, que incluye obra civil, equipamiento, fee de ingreso y alquiler, oscila entre u$s85.000 y u$s90.000. El fee representa u$s6.000—incluido en ese monto— y el tamaño ideal del local ronda los 50 a 80 m².
El plazo de obra es de unos dos meses y medio y el recupero esperado se ubica en torno a los 24 meses, con una rentabilidad de entre 12 y 14 % sobre la venta. En este caso no cobrab regalías mensuales, un costo recurrente habitual en el sector. Sí hay un aporte de publicidad del 1,6 %, con el que se financian campañas, piezas y contenidos institucionales.
Un diferencial relevante es que la marca no trabaja bajo el formato llave en mano. "Queremos que el franquiciado pueda ver los costos y comparar lo que está pagando", explicó Mele justificando esta modalidad. Eso implica que el inversor participa del proceso de obra y equipamiento junto con la marca, lo que puede ser visto como una ventaja en materia de control, aunque también exige mayor involucramiento y tiempo por parte del futuro operador.
El perfil que buscan es otro punto clave. La marca insiste en la importancia de la presencia diaria. "Pedimos un franquiciado activo que lidere el equipo y esté presente. El ojo del amo engorda el ganado es un dicho bastante real", sostuvo Mele
En ese sentido, el éxito no depende únicamente de la ubicación, aunque es fundamental: la cadena trabaja en conjunto con el inversor para seleccionar zonas con flujo sostenido, visibilidad y potencial de consumo. Pero la operación cotidiana, el manejo del equipo y el nivel de servicio terminan de moldear el rendimiento del punto de venta. "No queremos despachantes, queremos vendedores. El cliente viene a buscar una docena de facturas, pero la venta adicional aparece con un equipo motivado y capacitado", agregó Mele.
Hoy el ticket promedio ronda los $7.500 y la marca sostiene que el negocio puede operar con estructuras livianas gracias a la estandarización de procesos y a un sistema de capacitación permanente que incluye videos y acompañamiento profesional.
En materia de territorio, Buenos Aires Bakery continúa expandiéndose en zonas como Recoleta, Barrio Norte, Palermo, Las Cañitas y Caballito. El crecimiento hacia el GBA se concentra en el corredor norte, una zona donde el consumo acompaña y donde la marca detecta oportunidades. El objetivo es duplicar la red actual y llegar a los 100 puntos de venta en CABA y GBA antes de pensar en un desembarco nacional.
A diferencia de otras propuestas gastronómicas, Buenos Aires Bakery ofrece franquicias con operación simple, ticket medio y una marca ya posicionada, pero exige un franquiciado activo y una buena ubicación. En un mercado de márgenes ajustados, su atractivo radica en reducir complejidad sin perder volumen, siempre que el inversor tenga claras las expectativas de rentabilidad, recupero y dedicación.