Cristina confirmó a empresario como embajador de Francia
La presidenta electa, Cristina Fernández de Kirchner, confirmó que el embajador en Francia será Luis María Ureta Sáenz Peña, titular de PSA Peugeot Citroen Argentina, vicepresidente de la Unión Industrial Argentina (UIA) y también presidente de la Asociación de Fábricas de Automotores de la Argentina (ADEFA). al que consideró "un hombre muy consustanciado con este modelo productivista".
El empresario reemplazará a Eric Calcagno, por lo que quedó descartado que ese puesto sea ocupado por el actual gobernador bonaerense, Felipe Solá.
Ureta Sáenz Peña se convierte así en el primer empresario que ocupará una embajada bajo la gestión kirchnerista. Y lo hará justamente en Francia, un país clave de Europa, algunas de cuyas empresas mantuvieron en los últimos años una relación bastante tensa con la Argentina
Con esta designación, el Gobierno envía un guiño a los sectores empresarios: Ureta Sáenz Peña, a quien se le reconoce entre sus atributos poseer una "cintura política", tendrá la difícil tarea de reconstituir las relaciones con el empresariado francés afectado por la crisis que azotó a la Argentina en 2001.
La recesión de la economía, sumado al congelamiento de las tarifas, provocó la ira de los hombres de negocios extranjeros, cuyas ganancias estaban supeditadas al peso.
Así, al momento de decidir esta designación, el Gobierno dejó de mirar en sus propias filas y en el ámbito diplomático, y optó por tener un gesto con un empresario que representa a una poderosa automotriz de proyección mundial como es Peugeot-Citroí«n. En la Casa Rosada apuntaron que Ureta fue de los primeros en jugar su prestigio y su puesto apostando a favor del modelo económico que se puso en marcha durante la administración de Eduardo Duhalde.
Tanto fue así que, en 2002, a pocos meses del estallido social, la cesación de pagos y la megadevaluación que triplicó el precio del dólar y en el peor año de toda la historia de la industria del automóvil en la Argentina, Ureta fue el artífice de la negociación que condujo a que la automotriz francesa invirtiera 50 millones de euros en su planta de El Palomar para fabricar el Peugeot 307.
En julio de 2003 y a poco de asumir su mandato, el presidente Néstor Kirchner hizo su primera visita a una fábrica de automóviles. Ya se estaba produciendo el Peugeot 307, según consigna el diario Clarín.
Un poderoso empresario que pidió reserva de su nombre reconoció al matutino que "Ureta tiró del carro cuando nadie apostaba a fabricar autos en el país". Y recordó que las terminales hacían la mayoría de las partes de un auto afuera y las importaba.