Cómo funciona el oscuro negocio de los desarmaderos ilegales de autos
La lluvia pega fuerte sobre el asfalto de la ruta 33, y la fila ya suma diez vehículos que, separados por una distancia de pocos metros, avanzan a poco menos de 60 kilómetros por hora a la altura de la ciudad de Tornquist, al sur de la provincia de Buenos Aires.
En una maniobra inesperada, el camión que lidera el convoy clava los frenos y desencadena lo previsible: una seguidilla de volantazos, roces y choques entre el resto de los rodados que transitan bajo el agua.
Algunos bajan a la banquina y eluden cualquier colisión. Otros, como el conductor de un Peugeot 206 blanco modelo 2008, no pueden evitar el impacto directo y la marcha culmina contra el paragolpes de un Renault Clío negro. El saldo: positivo desde lo humano, porque no hay heridos ni muertos que lamentar. Pero negativo desde el aspecto material, porque el 206 termina con su paragolpes, parrilla, capot y faros completamente destruidos.
A las pocas horas, un solitario teléfono celular suena sobre la mesa de una casa ubicada en un pueblo del partido de Guaminí, 500 kilómetros al sudoeste de Capital Federal. Alguien atiende y anota el pedido: "Un paragolpes, parrilla, capot y faros de Peugeot 206. ¿Modelo 2008, dijo? ¿De qué color lo quiere? En dos días se lo tengo".
Del otro lado de la línea, el cliente no sale de su asombro: "¿Apenas en dos días? En la agencia tenía que esperar más de 15... ¿Así que me puede hacer una factura ‘A’? Perfecto. ¿Y cuánto me saldría todo?". La voz ubicada en Garré pronuncia un número redondo. "5.000 pesos". "Bárbaro, el próximo fin de semana se lo llevo así le cambian lo que está roto. En la agencia todo el paquete de piezas me salía 10.000 pesos", comenta el cliente.
Podría tratarse de un artilugio literario, pero esta situación no tiene nada de ficción. Habría ocurrido hace menos de un mes, y no hace más que actualizar las características de uno de los negocios con mayor difusión en la provincia de Buenos Aires.
Sólo en territorio bonaerense, la venta ilegal de repuestos mueve más de $327 millones por año, y la actividad sigue creciendo de la mano del robo de autos, que sólo en los partidos aledaños a la Ciudad de Buenos Aires creció 12,3% en menos de un año.
Distribuidos en localidades pequeñas como Mechita –dentro del partido de Bragado y dueña de una superficie de 6 manzanas–, la mencionada Garré, o las ciudades del Conurbano, Cañuelas y Mar del Plata, los desarmaderos operan de lunes a viernes y a razón de un auto desmantelado en, cómo máximo, dos días.
El volumen total de piezas que mueven estos emprendimientos es casi imposible de precisar. Sólo en el predio de la localidad de Garré, durante uno de los innumerables allanamientos impulsados por el Ministerio de Seguridad bonaerense en estos últimos años, se constató la presencia de autopartes por un valor cercano a los $30 millones.
En tanto, más de 900.000 autopartes ilegales fueron secuestradas por el Ministerio de Justicia, Seguridad y Derechos Humanos y la policía en el írea Metropolitana (AMBA) de Buenos Aires en los 43 allanamientos que se llevan hechos en este 2009, de acuerdo a datos divulgados por la misma dependencia.
La mira de los organismos oficiales en lo que va del año no sólo estuvo ajustada únicamente a los proveedores, sino que también alcanzó a Warnes, la zona porteña de comercialización de repuestos por excelencia.
En ese ámbito, existen 75 establecimientos dedicados a la venta de partes, de los cuales 63 aparecen registrados en el Registro íšnico de Desarmaderos de Automotores y Actividades Conexas (Rudac).
De enero a esta parte, según alegan otras fuentes periodísticas, el Ministerio de Justicia ordenó 174 inspecciones en Warnes, que dieron lugar a la radicación de 52 denuncias penales por constatarse violaciones a la ley 25.761, que en la actualidad regula la venta de repuestos.
Producto de los operativos, en esa área se secuestraron, entre otros componentes, 21.000 puertas, 11.000 capots, 12.000 guardabarros, 11.000 tapas y puertas de baúl, 800 motores completos, 150.000 bielas, 250.000 pistones, 170.000 cigí¼eñales, y 150 automóviles recién desmantelados.
¿A qué marcas pertenecía el grueso de las partes? A vehículos pertenecientes a las 5 marcas más robadas: Ford, Renault, Peugeot, Fiat y Volkswagen.

Cómo funciona el sistema
Según explicaron a iProfesional.com fuentes policiales, la cadena que desemboca en la comercialización ilegal de piezas tendría en el robo de autos a su eslabón inicial. Los vehículos, que en este último tiempo son sustraídos mayormente en el Conurbano bonaerense, son desmantelados en uno o dos días.
En el caso de los desarmaderos que operan en cercanías de Buenos Aires, las partes que no sirven terminan en áreas marginales del mismo Gran Buenos Aires o, incluso, en descampados dentro de los barrios más peligrosos de Capital Federal.
Los repuestos considerado útiles, de acuerdo a los voceros consultados, son los que terminan siendo ofrecidos por los proveedores de partes del interior bonaerense o los comercios irregulares instalados en Warnes.
El robo por encargo es el que más se impone en el caso de aquellos repuestos que resultan difíciles de conseguir en el circuito tradicional por tratarse de productos importados o vinculados con rodados recién lanzados al mercado. ¿Cuánto se paga un vehículo? El trabajo de los delincuentes cotiza a valores que oscilan entre los 2.000 y los 15.000 pesos.
Para quienes regentean los lugares de desguace, no hay límites en cuanto a las partes que un cliente puede solicitar. En esa dirección, iProfesional.com tomó contacto con un desarmadero ubicado al sudoeste de la provincia de Buenos Aires y, tras solicitar piezas para los recientemente lanzados Renault Sandero y Symbol, obtuvo la respuesta prevista: "Llamame en dos horas. ¿De qué color necesitás?".
Pasado el lapso solicitado, el contacto informó que contaría con los repuestos pedidos "para la mañana siguiente". Y solicitó el traslado del vehículo a la localidad bonaerense para la instalación de las piezas. Del otro lado de la línea nadie solicitó demasiados datos del cliente. Las únicas dos preguntas fueron "¿de dónde sos?" y "¿tenés concesionaria o taller?".
Con relación a las técnicas más utilizadas para la sustracción de automóviles, éstas van del asalto a mano armada hasta la manipulación de cerraduras a través de tijeras u otros elementos punzantes. Si el rodado está detenido, los ladrones no tienen inconvenientes en establecer un puente eléctrico para hacerlo encender.
Por supuesto, esto es sencillo de hacer en los autos más "viejos". De ahí que las estadísticas a nivel sustracciones hoy resulten encabezadas por modelos como los Fiat Duna, Uno y 147, el Volkswagen Gol, el Peugeot 504, el Ford Escort, los Renault 9, 19 y 12, y el Chevrolet Corsa.
El número del desguace
De los 85 automóviles que se roban por día en el Conurbano más de la mitad nunca aparecen, según datos del Centro de Experimentación y Seguridad Vial (CESVI). El mercado negro de autopartes factura $327 millones por año, pese a los más de 60.000 procedimientos concretados por el Gobierno de la provincia de Buenos Aires en los últimos dos años.
"La mejor forma de notar cómo está aumentando la actividad de los desarmaderos está en la suba que se está dando en términos de cantidad de robos y, por supuesto, la posterior desaparición de los autos sustraídos", comentó a iProfesional.com Fabián Pons, gerente general de CESVI.
"El robo está aumentando. Desde diciembre del año pasado empezó a subir y no paró en los meses sucesivos. Habíamos tenido un 2008 muy tranquilo, con bajas a partir de enero, pero con el inicio de la crisis se incrementó fuerte el fraude y la desaparición de vehículos", añadió.
Para Pons, la mejor forma de desestabilizar este escenario pasa por "controlar el consumo de partes de auto robadas". "Somos una sociedad hipócrita, que se queja de todo y luego va y compra esas piezas. Es sabido que los autos que desaparecen, al menos la mayoría, van a parar a desarmaderos clandestinos", dijo.
El ejecutivo sostuvo que una medida sería controlar los sectores que hoy carecen de cualquier tipo de monitoreo, en lugar de los espacios tradicionales.
"Warnes es el lugar más controlado en la actualidad, por lo que en realidad habría que llegar al resto de los sitios. La solución no es cerrar todos los desarmaderos, porque también hay muchos legales. Hay que buscar a los ilegales", recomendó.
Por último, Pons se refirió a las características de los vehículos más robados. "Siempre son los que tienen más demanda de repuestos. Obviamente, los más antiguos y que no cuentan con sistemas inmovilizadores. Vehículos discontinuados y exigentes en cuanto a demanda de partes son los que llevan la delantera", concluyó.
Patricio Eleisegui
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