Megatone compró Musimundo y se redefine la "batalla" entre las grandes cadenas de retail
Lo que comenzó como un rumor, finalmente se transformó en un movimiento concreto. Con la mira puesta en hacer efectivo su desembarco en la Ciudad de Buenos Aires, Megatone compró la cadena de disquerías Musimundo en unos 15 millones de dólares.
La compañía estaría en condiciones de tomar la empresa -conformada por 45 locales y una tienda virtual-, dentro de un mes.
La cadena de disquerías, que hasta hace unas horas era propiedad del fondo de inversión Pegasus, se encuentra concursada hasta 2017 y y cuando entró en ese proceso, en 2002, la deuda original era de US$ 250 millones.
Es una de las razones que explica el monto relativamente bajo de la transacción, ya que Megatone tendrá que hacerse cargo de ese pasivo y de la relación con los acreedores.
A la hora de buscar las causas del descalabro de Musimundo, se encuentra la expansión de la piratería, sumada a la oferta de música ilegal por Internet, que vienen minando desde hace al menos una década el negocio de la cadena de disquerías que, en otros momentos llego, a despachar hasta 25 millones de discos por año.
Por estos días, y según datos de CAPIF -la cámara que aglutina a los sellos discográficos que operan en la Argentina-, "la piratería hoy llega al 60% del mercado físico", es decir que "6 de cada 10 discos que se venden en el país son truchos".
En tanto, en el mercado digital el nivel de ilegalidad "asciende al 99 por ciento", según la cámara.
Esto, además de recpercutir en el nivel de facturación, golpeó con fuerza la estructura de negocios de Musimundo que, desde hace ya dos años, se vio forzado a reducir espacios, es decir, abandonar los megalocales para quedar sumida a ocupar establecimientos mucho más pequeños e, incluso, cerrar puntos de venta.
Así y todo, Musimundo facturó el año pasado unos $500 millones, según consignó el diario La Nación. En este contexto, el 50% de su negocio sigue siendo la venta de "entretenimiento", lo que incluye la comercialización de CD, DVD y videojuegos para el hogar. El otro 50% corresponde a la venta de equipos de música, televisores, computadoras, teléfonos comunes y celulares, y cámaras de video y fotografía digitales, entre otros artículos.
Preocupación en el sector musical
La compra corrió por cuenta de Carsa y Electrónica Megatone, quienes evalúan desde hace más de tres años el desembarco en la plaza porteña.
Cabe destacar que ambas empresas integran una terna que completa Bazar Avenida, aunque esta última ya no tiene peso comercial.
El cambio de manos despierta el temor, sobre todo en el sector musical argentino, de que los espacios ahora destinados a los CD y DVD sean cedidos para la venta de electrodomésticos, decisión que complicaría la existencia de la industria musical.
En definitiva, lo que se presume en varios segmentos comerciales es que Megatone lo que adquirió no es más que la oportunidad de vender electrodomésticos en Buenos Aires a través de una marca consolidada.
Como es de suponer, este arribo ya encendió luces de alerta en cadenas como Garbarino, Frávega y Rodó, que pasarán a contar con otro contendiente de peso dentro de la geografía porteña.
"La aplicación de esta estrategia apunta claramente a aumentar la facturación de Megatone, que hoy viene detrás de Frávega y Garbarino a nivel país. Más allá del respaldo que le da estar en casi toda la Argentina, llegar a Buenos Aires le asegura pisar fuerte en la plaza con mayor poder adquisitivo", explicó a iProfesional.com Carolina Schuff, economista de Abeceb.com.
De acuerdo a datos suministrados por la consultora citada, la facturación anual de Megatone ronda los 1.650 millones de pesos, mientras que la de Garbarino totaliza $3.000 millones, y la de Frávega $2.650 millones.
Retroceso en marcha
El traspaso de Musimundo se inscribe dentro de la estrategia de reducción de visibilidad comercial iniciada por la cadena de disquerías hace ya unos años.
La firma dio los primeros pasos de este proceso en octubre de 2009, cuando bajó las persianas de uno de sus íconos, la filial de Santa Fe y Callao. A esa locación, la cadena le buscó reemplazo pero en superficies no mayores a los 500 metros cuadrados.
Luego cerró otro de sus grandes emblemas. Así, Musimundo abandonó los más de 1.000 metros cuadrados que operaba en el barrio de Flores.
De este modo, la empresa que era manejada por el fondo de inversión Pegasus aceleró un proceso de reestructuración mediante el cual, en poco tiempo, dejó las grandes superficies para posicionarse en ubicaciones comerciales reducidas.