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Explorando el milenario mundo del té de la mano de una especialista argentina

En diálogo con Life & Style, Irmi Marchetta -directora de ICAT y creadora de la marca Irimi- cuenta su recorrido y brinda tips para disfrutar esta infusión
29/09/2011 - 00:25hs
Explorando el milenario mundo del té de la mano de una especialista argentina

Tranquilidad, atractivos aromas y mucha paz. Esas son las primeras sensaciones que invaden a las personas que ingresan a la sede de ICAT (Irimi Centro Argentino de Té).

Se trata de una institución dedicada a difundir la milenaria cultura del té en la Argentina, donde poco a poco la infusión va ganando terreno y la gente comienza a interesarse más en saber de ella y en explorar sus múltiples opciones.

ICAT, al igual que la marca de blends y tés "Irimi, el alma del té", son producto del trabajo de Irmi Marchetta, una argentina que conoció a esta bebida en sus viajes por el mundo y se enamoró a primera vista.

Al hablar con ella, esa fuerte atracción que le genera la bebida es fácilmente percibida y hasta es contagiable. Los datos curiosos, las sensaciones interesantes, las variedades y todos los detalles de la cultura tealera que Irmi alegremente comparte generan que uno se sienta invitado a emprender un viaje de conocimiento y gusto por el inmenso planeta del té.

"Mucha gente piensa: ‘¿Cursos de té? ¿Qué podés aprender sobre el té?' Y después cuando vienen o cuando escuchan los comentarios de otros que se acercaron no lo pueden creer", admite.

Y si la amplitud de temas relacionados con el mundo del té todavía le genera dudas a alguien, entonces esta entrevista con Life & Style - iProfesional.com les ayudará a despejarlas.

Desde cómo ella descubrió este mundo y cómo fue su acercamiento hacia él, hasta algunas curiosidades y mitos, Irmi comparte todos los detalles y hasta brinda algunos consejitos o tips para aquellos que recién están comenzando su exploración personal.

Empezando un camino sin retorno

-¿Cómo empezó tu relación con el mundo del té?-Siempre fui muy curiosa. De hecho, tengo dos carreras: por un lado, soy maestra jardinera y fui directora de un jardín durante seis años, pero lo cerré porque me estaba recibiendo de periodista. Entonces, comencé a dedicarme a la investigación. Me gustaba mucho escribir y, por medio de un diario, me empezaron a mandar a oriente.

En el '91 hice mi primer viaje grande a Turquía, a Estambul, y -como siempre trato de hacer- mezclé placer y trabajo, porque me quedaba dos meses en un solo país. Y fue ahí cuando entró en juego mi curiosidad: me metía en todos lados y recorría los bazaares, que tienen muchos puestitos de especias (venden de todo: pimientos, azafranes, jengibres...). El caminar por ese lugar tiene un aroma especial, que yo nunca me había imaginado que me iba a gustar tanto. Y fue ahí cuando empecé a preguntar. Había muchos nombres raros al principio, pero igual conecé a comprar cosas y las traía. A la par empezó mi fuerte investigación sobre el té.

-¿Y cómo diste el salto hacia algo más profesional?-Mientras iba yendo todos los años y trayendo cosas, un día empezaron a probarlos mis amigas y a decirme: "Esto está bueno, tenés que hacer una marca o ponerte algo porque estos mejunjes que hacés están ricos". En realidad esos mejunjes eran los famosos blends, que yo los hacía muy caseros.

Pero un salto se dio en Nepal, cuando me encuentro con un maestro tealero, que era muy viejito. Me puse a su lado y él me enseñó las fórmulas para blendear y me transmitió algo que era su gran secreto.

-¿Cómo llegaste a él?-Pregunté en un mercado quién tenía más cantidad de cardamomos. Y me respondieron que el que compraba más era el maestro tealero. Cuando me lo dijeron, yo ni sabía que eso existía. Estaba en pleno Nepal y creía que sólo había maestros budistas. Entonces me lo señalaron y me acerqué y me quedé observándolo.

Toda la experiencia fue muy mágica, porque era difícil llegar a él. Por eso yo me quedé pegada a su lado como mosca en silencio. Recién al tercer día me miró, que fue la única vez que lo hizo, y me dijo: "Usted tiene sed". Ese día no dormí en el hotel porque estaba como loca porque me había hablado, me había mirado y me había dicho eso. Y lo entendí desde otro lugar: usted tiene sed de conocimiento era en realidad lo que me estaba diciendo. Entonces le pregunté cómo podía hacer para aprender más sobre el té y le dije que él era un experto tealero de la zona, que no había nada en literatura y que él era muy reconocido...

-¿Y cómo fue traer esa experiencia a Argentina?

-Yo estaba cada vez más entusiasmada, aprendía cosas nuevas, diferentes. Cada vez me sentía más en casa allá y más sapo de otro pozo acá. Me costaba hablar, porque ahora hay un poco más de difusión gracias a Dios, inclusive por medio de ICAT que estamos difundiendo todo lo que se puede en cuanto al té y su mundo, pero cuando yo venía era una rara, porque hablaba de cosas raras, con nombres raros. Además, venía con otra actitud, silenciosa, como más introspectiva... Era algo que me duraba una semanita y que todos atribuían al jet lag, pero en realidad era que venía muy movilizada.

-Entonces, ICAT e Irimi, el alma del té te ayudaron a sentirte más en casa. ¿Cómo empezaste con esos proyectos?-Empecé a traer cosas, a armar los blends y así fue como llegué a esto. Comencé con $4.000, que era todo mi capital para arrancar. Irimi tiene 4 años -los cumple a fines de octubre- y, al principio, vendía los blends por Internet y después fue creciendo hasta llegar a hoy.

Derribando los mitos

-Hay muchos mitos en torno a esta infusión. Algunos la asocian con una costumbre inglesa, otros dicen que es "una bebida de mujeres"... ¿cómo rompés con esas barreras?-En probar más cosas está el gusto. ¿Uno de qué aprende en su vida? De probar o de experiencias que te cuentan. Por eso, hay que difundir este mundo y arriesgarse a recorrerlo.

Mitos claro que hay muchos. En el caso de los ingleses, se explica porque lo hicieron algo más glamoroso. Pero a mí me encanta que el té sea de todo el mundo, que sirva para momentos compartidos, para disfrutar, estar entre amigos, o que se pueda usar en una cuestión de negocios o tras una comida... Esto es de hecho lo que ocurre en muchos países. En Rusia, por ejemplo, están todo el santo día.

Y lo de los ingleses es gracioso, porque por un lado ya el famoso "5 o'clock tea" ya no es a las 17, y por otro, porque al principio empezó con la aristocracia porque era algo muy caro, por los impuestos y demás. Entonces el té quedó como para algunos y eso hacía "pertenecer". En realidad, lo trajo una mujer que se llama Catalina de Braganza porque ellos desayunaban/almorzaban cerca de las 11 con cerveza y algo de carne. Y después hasta la cena de las 20 se les hacía muy largo el día y tenían hambre. Entonces, un día que Catalina no aguantaba, les pidió a sus doncellas que le alcancen té con algo más, ese famoso "tentempié". De esa manera crea, de algún modo, la merienda. Las amigas estaban fascinadas, porque llegaban tranquilas a la cena y no sufrían acidez a la tarde por no comer nada. Y así empezó y de algún modo se hizo más popular en occidente.

Pero, en realidad, en los países orientales es donde nace. Empezó en China y desde ahí lo fueron llevando a todos lados.

-¿Qué diferencia al té de otras infusiones saborizadas?- Cuando hablamos de té hablamos del rojo, verde, negro, azul que es el Oolong o el amarillo. Pero todos tienen algo en común, que es que vienen de la planta única que es camellia sinensis. En eso se diferencia. Cuando uno se toma un "té de menta" en realidad no es un té, es una infusión. Lo mismo la valeriana, o la manzanilla, por ejemplo. Porque no vienen de la planta de té. Son yuyitos.

-¿Qué otros mitos conocés?- Todos los tés que verdaderamente lo son tienen teína, que es como la cafeína, pero pasa que el café tiene una proporción mucho más alta. Tendrías que tomar muchos tés para acceder a un café. Te explico esto porque ese es otro de los mitos que hay: "Si tomo mucho, me despierto". ¿Si tomaras cuánto? Una jarra entera. Pero es lo mismo que si tomás mucho mate.

Un amigo de la salud

-Muchos creen que el té es sólo para enfermos...- Al principio la gente hablaba de que el té era medicinal y creía que era sólo para eso. Pero después esa idea se empezó a erradicar un poco. Ahora la gente sabe más sobre el té, conoce las propiedades curativas que efectivamente tienen los tipos de té, pero también disfrutan de la infusión por sí misma.

-¿Cuáles son los beneficios?-Se sabe mucho de las propiedades. En general se descubrió que tiene mucho flúor (por lo que sirve para los dientes) y también posee magnesio. Asimismo, sirve contra problemas respiratorios, cardiovasculares, contra el colesterol, ayuda contra la fatiga mental y corporal, favorece la memoria...

El té rojo es especialista en ayudar para adelgazar, aunque en eso colaboran todos en realidad, porque son diuréticos.

Además, son antioxidantes, por lo que de alguna manera ayudan a las células a "permanecer en juventud".

Ya se conoce mucho. Pero igual yo lo asemejo con la omeopatía. Si un té no te hace bien, tampoco nunca te va a hacer mal.

-¿Cuánto sería la cantidad recomendable para tomar?- Lo ideal serían tres tazas por día como mínimo.

Tips para dar los primeros pasos

-¿Cómo llega la gente al té?-Algunos llegan por la salud -enfermos o con ganas de prevenir-, algunos también por un tema ligado al deporte -quieren más resistencia y lo complementan con uno o varios tés-. Otros llegan por el conocimiento pleno, o por curiosidad. Otros saben de vinos y empezaron a incursionar...

-¿Qué té recomendás para los que recién están entrando a este mundo?-En la variedad está el gusto. Mientras más probás, más vas detectando qué te pasa, cuál te cayó mejor o te gusta más, cuál tiene mejor aroma, cuál lo sentís mejor. En fin, vas viendo cuál va con vos. Generalmente, como en todo, los más amargos son los más sanitos. Pero también hay uno muy conocido que se llama rooibos, que es una raíz sudafricana, que no es té pero se le dice té rojo africano, y es delicioso. Es muy bueno para los blends porque le da un sabor y un cuerpo al té que realmente cierra la forma y el cuerpo. Como no tiene teína, sirve para la gente mayor o para los nenes.

-¿Cuáles son los sabores con los que notás que la gente tiene más afinidad apenas llega?

-Es como los perfumes: algunos prefieren las notas especiadas y a ellos les gustan todos los tés que tiran para el lado hindú. Los que prefieren las notas florales, optan por variedades francesas, inglesas o japonesas inclusive. En general, están entre esos dos, pero también hay una minoría que prefiere los cítricos.

Hay más acercamiento en los últimos años a los blends, que muchas veces gustan más. Pero siempre digo que a los primerizos les conviene conocer primero los varietales puros y después ir al blend, porque se pueden ir reconociendo mejor los sabores.

-¿Cuáles son los consejos para alguien que se inicia en el té?-Primero, hay que ir a varios negocios donde se venda té, recorrer las diferencias y olerlos. Y una vez que detectás qué te gusta más, hay que probar por ahí. Pero probar unos cinco tipos aunque sea.

Hay que fijarse las hebras, las orientales son más largas, salvo el rooibo que es como molidito. La textura debe ser seca, brillosa... Hay que empezar a reconocer y para eso hay que tocar, oler y ver.

Después se debe conservarlas bien. Nunca hay que dejarlas al sol, ni al lado de una ventana luminosa, siempre al fresco, encerradas... Sucede que si bien duran mucho, a los dos años no tienen la misma fuerza.

-¿Y al prepararlo?-Una cosa es clave: el agua no tiene que hervir. Eso era antes, cuando se podían transmitir enfermedades.

Lo ideal es usar agua mineral. O al menos abrir la canilla, que corra, y después llenar la tetera. Cada lata dice la temperatura a la que debe ir ese té, que es entre 80 y 85°, y después hay que esperar 3 o 4 minutos -también lo aclara cada té-, colar y servir.

Otro tip es tomarlos sin azúcar ni endulzantes. Si lo tomás solo, podés ver lo que es el té, si no estás ahogando el sabor y no sentís bien el gusto.

-Entonces sería tomarse el tiempo y usar todos los sentidos...-Lo ideal es hacerse (o mejor "hacer-te") la ceremonia, aunque uno esté solo. Un día una amiga me dijo que ella aunque estuviera sola se ponía la mesa para comer, porque aunque no haya nadie más, estoy yo. Y yo le copié. A partir de ahí nunca más comí ligero, ni tomé a la ligera. Es un rato que estoy conmigo.

-¿Qué mañas tenés en tu ceremonia de té?-En el blendeo entro, cierro el cuarto especial que tengo, armo absolutamente todo. Tengo que estar muy alegre y con música.

Cuando voy a tomar un té pongo el agua a calentar, espero y no atiendo ni el teléfono. Me quedo tranquila, porque siento que cuando estás en silencio te volvés introspectivamente más atenta, entonces te ahorrás terapias. Si vos todos los días te tomás un ratito de tu tiempo para algo glorioso para vos, como puede ser abrir la ventana y quedarte cinco minutos mirando el horizonte, eso te convierte en artista. Porque son pequeñas fotos de tu contexto que vas tomando y que te sensibilizan.

Té en saquito: ¿algo positivo?Algo en lo que Irmi fue muy clara es en que no siempre las cosas son blanco o negro. En el mundo del té, muchos expertos son absolutos detractores del "saquito". Sin embargo, Irmi no se ubica en el extremo y defiende la idea de "hacer del té algo más urbano y popular, para que sea cotidiano y accesible".

Su explicación es sencilla: "El que se critica es el té industrializado. Pero yo soy precursora en unos saquitos artesanales, que vienen la misma hebra dentro de una bolsita, que se hace manualmente, uno a uno, de manera muy sutil y personalizada. Es la hebra encerrada en un capullo. Y no tiene nada que ver con el comprado, por el detalle, el amor y lo artesanal".

Incluso, agrega una ventaja en su defensa: "Hacer la ceremonia de té es fantástico en tu casa, en lo de un amigo o alguien de la familia. Pero cuando uno está trabajando, el saquito te permite tomar un buen té, cortando con la rutina sin dejar de trabajar".

"El secreto radica en el amor, que es lo que estamos tratando de difundir desde la marca Irimi, el alma del té o desde ICAT. Cuando vos vas a un lugar y te hacen enamorar de la ceremonia y te tomás un alto para observar lo que estás haciendo y lo que está ocurriendo, disfrutás un rato de sentirle el olor, de encariñarte con las teteras lindas, de empezar a armarlo... Es un romance...", concluye Irmi.

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