Muchos opinan que la felicidad es algo subjetivo. Sin embargo, existen ciertos indicadores que permiten medirla. O al menos, en esto se basa el World Happiness Report, realizado por The Earth Insitute de la Universidad de Columbia.

En su edición 2012, el estudio encontró que los países nordicos Dinamarca, Finlandia y Noruega son los más felices del mundo.

¿Pero qué sucede con los latinoamericanos? La nación que mejor posición logró en el ranking fue Costa Rica (11) seguida de cerca por Venezuela (19), ambos con un escalón en el Top 20.

En tanto, a continuación se ubicaron Panamá (21), México (24), Brasil (25), Puerto Rico (27), Guatemala (34) y Argentina (39).

Un caso particular es el de Colombia, que en estudios anteriores realizados por otras instituciones ocupó los primeros lugares y en éste aparece en la casilla 41.

Otros países latinoamericanos mencionados en el listado son Chile (43), El Salvador (48), Uruguay (50), Bolivia (57), Honduras (63), Ecuador (66), Cuba (69), Paraguay (70), Perú (77), Nicaragua (89), República Dominicana (93) y, muy por detrás, Haití, que ocupa el puesto 149.

Los de arriba vs. los de abajoAsí como los países nórdicos parecen ser los más felices, los de África subsahariana parecen tener la mayor angustia. Sucede que entre los últimos puestos de los 155 aparecen República Centroafrica, Benín y Togo. 

Al comparar los cuatro primeros países del listado (todos de Europa del norte) con los últimos cuatro (todos de África subsahariana) aparecen diferencias evidentes que, sin duda, afectan el nivel de felicidad.

Los ingresos de los primeros, por ejemplo, son 40 veces mayores que los de los últimos.  Otro detalle llamativo: la expectativa de vida es 28 años mayor. 

En tanto, también se nota una gran brecha en el sentimiento de libertad (94% contra 63%) y hay una menor percepción de corrupción en los europeos, tanto en los negocios privados como en el gobierno central (33% contra 63 por ciento).

¿Qué mide el estudio?

Aunque es obvio que los altos ingresos de estos países son determinantes en la balanza en cual la gente pesa su felicidad, el estudio tiene en cuenta otros factores para la medición de este sentimiento.

El reporte destaca que hay agentes externos e internos que influyen en el grado de bienestar de las personas:

• Entre los primeros incluye el ingreso, trabajo, comunidad y gobierno, y valores y religión. 
• Los segundos, que son más personales, tienen que ver con la salud física y mental, el entorno familiar, la educación género y la edad.

Varios de estos factores son de doble vía, según explica el estudio. Por ejemplo, la salud física produce felicidad, y viceversa, explica una nota del medio Portfolio.

El estudio enumera objetivos de las políticas públicas para generar mayores índices de felicidad: empleo digno y bien remunerado, respeto y confianza dentro de la comunidad, inclusión política y altos niveles de educación son algunas de las metas propuestas.

Riqueza y felicidad: ¿van de la mano o son independientes?El primer Informe Mundial de la Felicidad elaborado por The Earth Institute a petición de Naciones Unidas viene a confirmar una de las grandes verdades de la sabiduría popular: que la riqueza o el dinero no dan por sí mismos la felicidad. 

Es claro que suplir las necesidades básicas es el primer componente para alcanzar el bienestar, pero una vez esta barrera es superada ésta comienza a depender más de las relaciones personales que del ingreso.

"Un análisis de estos factores señala que mientras en los países pobres es más importante el ingreso abosluto, en las naciones más ricas es más determinante el ingreso comparativo", sostuvo el reporte dirigido por Jeffrey Sachs.

En otras palabras, el informe del Earth Institute concluye que, pese a que los países más felices son los nórdicos y los menos las naciones subsaharianas, el peso de la riqueza de las naciones es importante "pero no lo es todo".

Según recordó el medio uruguayo El Observador, la Asamblea General de la ONU aprobó en julio una resolución que reconoce la búsqueda de la felicidad y el bienestar social como un "objetivo humano fundamental" a instancias de Bután.

Tal meta se ha incluido en la agenda del organismo, con especial interés de cara a la Conferencia de la ONU sobre el Desarrollo Sostenible (Río+20), que se celebrará en Brasil en junio.

Desempleo, un causal de angustia

Entre otras conclusiones, el estudio revelado este viernes subraya que un alto índice de desempleo hace menos felicesno sólo a los desocupados sino también a quienes trabajan ya que, "de repente, tienen miedo de perder sus puestos".

El estudio, encargado por la Comisión de la Felicidad de la ONU y dirigido por el prestigioso economista Jeffrey Sachs, coteja varios datos estadísticos sobre cuáles son los países más felices y sobre los factores que ayudan a crear la felicidad, y asegura que uno de ellos es contar con un trabajo y no sentir que éste peligra.

"El desempleo reduce obviamente la felicidad, pero por razones diferentes a las obvias. No se trata de perder ingresos, sino que es la pérdida de autoestima y de la vida social que proporciona el trabajo lo que conduce a una caída de la felicidad", afirmó el especialista.

Incluso contar con empleos "de baja calidad" proporciona "mayor satisfacción que estar desempleado", indicaron los expertos de la universidad neoyorquina, que destacaron cómo trabajar a cuenta propia ayuda más a ser feliz en la mayoría de países, a excepción de los de América latina.

La razón es que ser "cuentapropista" puede ser "una necesidad más que una opción" en los países en desarrollo, donde no hay tanta disponibilidad de "empleos formales". En este marco, la investigación concluyó que "cuando no es una opción, no ayuda a incrementar la felicidad".

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