Anne Krueger admite: "Los países no necesitan hacerle caso al FMI, a menos que le deban plata"
La ex titular del Fondo Monetario internacional (FMI), Anne Krueger, negó que el organismo fuera responsable de la crisis de 2001 y reveló que se le advirtió al país bastante antes de la eclosión socio económica que sufrió la Argentina que la convertibilidad era "insostenible".
"Me uní al FMI justo en el medio del desastre, no al principio, pero creo que ya era claro que la Argentina tenía que hacer algo, y creo que hubo un gran retraso desde la segunda mitad de 2001. Tal vez estaban buscando soluciones, pero no sé de quién fue la culpa", comentó.
Según dijo, "hubo muchas discusiones detrás de escena" por aquel entonces pero "el gobierno argentino decidió seguir con la convertibilidad". Para Krueger, "había formas de hacer sustentable" el país. ¿Cómo? "si hubiera estado dispuesto a ajustar en política fiscal lo suficiente, pero eso nunca sucedió".
Consultada sobre por qué ante la previsibilidad de una crisis, como la que se produjo en diciembre de 2001 el Fondo le siguió prestando dinero al país, sostuvo que "la respuesta es más que obvia: la Argentina habría estado en problemas inmediatamente" y, a la vez, "el gobierno argentino quería el préstamo".
"El FMI nunca le forzaría un préstamo a nadie, siempre tiene que haber un acuerdo. Claramente, en el 2000 y el 2001, sin dinero del FMI, el Gobierno tendría que haber cambiado el curso más rápido, y tal vez habría sido algo bueno, pero no puedes decir que es culpa del FMI. Fue decisión de las autoridades argentinas", sentenció Krueger, llamada por aquel entonces como la "dama de hierro".
En una entrevista para el canal C5N, defendió con vehemencia las políticas que impulsa el organismo que presidió y citó un ejemplo para retrucar las críticas del gobierno kirchnerista sobre la injerencia del FMI en la economía local: "La Argentina cayó un 20% entre 1998 y el 2003/2004. Por lo cual, tras esa caída del PBI, la pregunta es si llamarlo crecimiento o si volvió a donde estaba".
Y añadió con sinceridad: "Ningún país tiene que seguir las recomendaciones del FMI, a menos que le deba dinero al Fondo".