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Reforma previsional, ¿un cisne negro?: incidentes, heridos y "cacerolazos", en una jornada violenta para el paí­s

Reforma previsional, ¿cisne negro para el Gobierno?: incidentes, heridos y la vuelta de los "cacerolazos" en una jornada violenta en el paí­s
19/12/2017 - 11:03hs
Reforma previsional, ¿un cisne negro?: incidentes, heridos y "cacerolazos", en una jornada violenta para el paí­s

Fue una jornada negra. Mientras dentro del Congreso los diputados iniciaban una sesión maratónica de debate, afuera comenzaba una verdadera batalla campal

Una batalla que dejó como saldo unos 160 heridos y más de 50 detenidos y que generó escenas de pánico, como las que se vivieron en el subte, cuando comenzó a filtrarse gas lacrimógeno. 

Una batalla que además provocó graves daños materiales. La plaza del Congreso, por ejemplo, que hacía menos de tres meses que había sido renovada y que demandó una inversión de $59 millones, quedó totalmente destruida

A esto se sumaron destrozos de comercios o locales que debieron resignarse y mantener cerradas las puertas durante todo el día, lo que provocó, según CAME, "importantes pérdidas", especialmente en la previa a las fiestas de fin de año, un momento decisivo para la facturación de las empresas. 

Para completar el cuadro, se sumó el malhumor de aquellos que habían planificado viajes y se toparon con todos los vuelos suspendidos. El saldo fue de más de 60.000 pasajeros varados, que ahora deben reprogramar sus viajes. 

Pero, cuando parecía que la jornada iba a concluir sin mayores novedades y a la espera de la definición en Diputados, empezaron a sonar cacerolas y bocinazos

Así, uno de los símbolos más emblemáticos de quienes durante su momento se opusieron a las políticas del kirchnerismo, ahora empezaron a sonar en contra de la reforma previsional impulsada por Cambiemos

Al principio fueron grupos pequeños. Pero, con el correr de la noche, fueron creciendo. Y si bien no llegaron a ser masivos, sí se vieron múltiples focos de protesta en diversos puntos de la Ciudad y del Conurbano

Incluso, hubo una concentración frente a las puertas de la Residencia de Olivos, una escena que, por cierto, no se veía desde las épocas en que Cristina estaba en el poder. 

La imagen, impensada hace escasas semanas, especialmente luego de que el macrismo refrendara su gestión en las urnas, intentó ser capitalizada por figuras del kirchnerismo, que siempre denostaron este tipo de protestas. 

Agustín Rossi afirmó que "la gente está saliendo a la calle a manifestarse con cacerolazos" ante "un Gobierno que va a un callejón sin salida". 

Incluso, figuras públicas hicieron referencia al hecho. Como el productor televisivo Claudio Villarroel, quien lanzó una chicana cuando recordó que antes los golpes a las cacerolas se usaban para poder "comprar dólares y viajar a Punta" y que ahora son "para defender a nuestros viejos". 

Batalla campal, miles de pasajeros varados, una ciudad arrasada, cacerolas. Todas postales inimaginables para cualquier analista o incluso para el propio oficialismo, que ahora ve cómo le surgió un "cisne negro" que nunca estuvo en sus cálculos. 

Durante meses, el macrismo estuvo trabajando política y mediáticamente en la reforma que suponía iba a enfrentar la mayor resistencia: la laboral, que se tratará recién en marzo de 2018. 

La visión de los expertos es que, en su obsesión por garantizarse el apoyo de sindicatos, cámaras empresarias y gobernadores para este tema, se confió en que la aprobación de la "otra" reforma, la previsional iba a ser rápida y expeditiva. Pero se equivocó

Andrés Hatum, profesor de la Universidad Torcuato Di Tella, abona esta hipótesis: "Al Gobierno le apareció un cisne negro. Fue un evento inesperado que, sin dudas, termina afectando al macrismo". 

Sin embargo, con la crisis ya consumada, los analistas empiezan a encontrar diversos errores de diagnóstico que llevaron a Cambiemos a tropezar con un "trámite" que presuponía muy sencillo.  

Esta es la conclusión a la que llega el analista Rosendo Fraga, para quien "hubo un clarísimo error de diagnóstico. El Gobierno pensaba que en esta época del año cualquier cosa pasaría de largo. Pero no. No vio que el tema jubilados genera una sensibilidad enorme y que hay mucha cantidad de gente afectada por esto".

"Calcularon mal. Pensaron que, como había salido tan fácilmente en Senadores iba a ser así de sencillo en Diputados. Pero está claro que no fue así y la gente terminó manifestando su reprobación", completa, en referencia a los cacerolazos que sonaron en diversos puntos. 

En este mismo sentido, el sociólogo Marcos Novaro afirma a iProfesional que el macrismo leyó mal el impacto de esta reforma en la opinión pública: "El Gobierno equivocó el orden de la secuencia de las reformas. Colocar la de los jubilados en primer lugar fue un grave error”. 

En diálogo con este medio, Ricardo Rouvier, sociólogo y director de Rouvier & Asociados, plantea que el Ejecutivo no leyó bien el "pulso" social antes de avanzar con la decisión. 

Según el experto, había indicios que no fueron tenidos en cuenta por el Gobierno: "La opinión pública mayoritariamente está en contra de la ley de reforma jubilatoria". 

"Lo hemos medido: el 76% de la población se opone", plantea de manera contundente el experto, dejando en claro que no todos los que se manifestaron pacíficamente son necesariamente opositores a Macri. 

El analista político Sergio Berensztein, en tanto, señala que hubo otro error de diagnóstico: sobrevalorar el peso de los gobernadores que, más allá de los votos que le pueden acercar, no suman desde el consenso social. 

"El Gobierno prometió diálogo y consenso pero solo pactó con gobernadores, que son necesarios pero no suficientes. La mayoría de ellos no son jefes de sus partidos. El macrismo tuvo una estrategia política que no fue tan fuerte como para enfrentar este tipo de reacciones", afirma. 

Y coincide con Fraga en que el Ejecutivo eligió el mes menos propicio para debatir este tipo de temas: "Debería haber considerado que en diciembre hay un momentum muy poco propicio para esta clase de discusiones". 

Por eso, considera que "era fundamental haber llegado a esta instancia con una construcción política distinta"

Repensar la gobernabilidad A la hora de trazar el recuento de daños, los expertos plantean que la peor consecuencia para el Gobierno es que, con este tropiezo, no hizo más que calentar la previa de cara a otras reformas que se anticipan complejas, como la laboral, que ahora promete fuertes debates en marzo del año próximo. 

Para Fraga, a medida que los cacerolazos se fueron multiplicando y que por la noche fue creciendo la concentración de gente que, de forma pacífica, se juntó frente al Congreso, ha ido quedando en claro que Macri terminará con magullones.  

"El Gobierno va a tratar de sacar adelante la ley de reforma previsional sí o sí. Pero lo logre o no, igual va a pagar un costo político", afirma. 

Según el analista, si hay luz verde, entonces se potenciará el rechazo social y envalentonará a la oposición. En tanto que si no puede aprobar este proyecto, entonces terminará dejando en evidencia su debilidad política

Cualquiera de los dos escenarios, según Berensztein, obligará al Gobierno a repensar su estrategia de cara a la agenda parlamentaria del 2018 si es que no quiere ver cómo se sigue diluyendo su poder electoral. 

"La calle generó cuestionamientos y le provocó dudas al macrismo sobre la estrategia política. Ahora, está obligado a rever cómo garantizar la gobernabilidad a largo plazo y cómo reaccionar frente a un segmento de la oposición que aprovechó sus errores no forzados", apunta. 

Coletazos para la CGT En este contexto, Berenztein observa que otro actor clave que también terminó mal parado es parte del sindicalismo, corporizado en la CGT. 

Según el experto, "demostraron que tienen un problema de representatividad muy fuerte". 

"Este triunvirato ha perdido peso. La reacción fue muy clara. Algunos de estos dirigentes percibían que había un movimiento bastante amplio de rechazo a esta ley y no querían quedar superados por estas fuerzas de izquierda. Prefirieron ser parte de esta protesta. La CGT llegó tarde y mal", señala. 

En este contexto, el triunvirato debió salir con un comunicado en el que afirmó que "no participa ni comparte la violencia como forma de protesta y deslinda toda responsabilidad con los hechos de público conocimiento". 

Sin embargo, esto no alcanzó para cerrar una grieta que creció desde el propio seno de la organización y que amenaza ahora con fracturarla

El antagonismo que despertó la reforma previsional derivó en que el secretario de Acción Social de la central sindical, José Luis Lingeri, saliera a cuestionar duramente el llamado a un paro general. 

Para el dirigente, hubiese sido más productivo convocar a una "mesa de trabajo" con el Gobierno para analizar el futuro de la cuestión jubilatoria. 

En paralelo, frente al temor de quedar pegados a los incidentes del lunes, la Unión Tranviarios Automotor (UTA) resolvió no adherirse al paro decidido por el triunvirato, asegurando un servicio de colectivos "normal" para este martes.

Una vidriera "manchada"Además de los problemas en el "frente interno", una de las cosas que más preocupa al macrismo por estas horas es la imagen que está dando al mundo

Macri viene de haber cerrado con éxito –al menos desde el punto de vista organizacional- la Conferencia de la Organización Mundial del Comercio (OMC) pero ahora tiene todas sus fichas en la gran Cumbre del G20, que en noviembre del año próximo reunirá a los presidentes de las principales potencias en Buenos Aires. 

Sin embargo, no se trata de un único evento: la Argentina, al ejercer la presidencia del G20, durante todo 2018 deberá coordinar unas 50 reuniones en diversos puntos del país, las cuales convocarán a un total de 20.000 participantes, entre expertos y funcionarios extranjeros. 

Lo que sucedió en la plaza del Congreso y en la 9 de Julio, para Berensztein plantea serias dudas sobre la capacidad que tiene el Gobierno para gestionar una crisis. 

"Todo esto dejó en evidencia los problemas a la hora de manejar las fuerzas de seguridad. En términos prácticos, esto degrada muchísimo la imagen de la Argentina. La pregunta que ya se está haciendo el mundo es: `¿acaso el país está preparado para la cumbre del G20?`", dispara ante la consulta de iProfesional

No se trata de un tema menor, dado que el macrismo desde el primer día de gestión puso gran parte de sus esfuerzos en el reposicionamiento internacional como una condición clave para atraer inversiones. 

Y este tipo de eventos violentos, claramente puede espantar a los capitales externos

Esta advertencia, cabe destacar, no proviene de boca de ningún experto. Lo señaló el propio Macri a fines de marzo, justo antes de encarar su viaje por Holanda. 

En ese momento, afirmó que la conflictividad social en las calles del país "influye" en la demorada promesa de arribo de inversiones

La visión, además, es compartida por el sector privado.

Días atrás, unas 80 entidades empresarias que integran el Foro de Convergencia Empresarial (entre las que figuran la Asociación Empresaria Argentina, la UIA y la Cámara de Comercio de los EE.UU.) lanzaron una declaración conjunta por este tema. 

En la misma afirmaron que las "vergonzosas imágenes" de violencia frente al Congreso ocurridas la semana pasada, "afectan las decisiones de inversión, generación de empleos y la mejora general de la economía del país". 

Sobre este punto, Rouvier señala a iProfesional que las postales que circularon por el mundo, tendrán un costo: "El capital es muy asustadizo, muy miedoso. Indudablemente esto no favorecerá la llegada de inversiones”.

Novaro, en tanto, plantea matices: "Si el Gobierno sale adelante con su proyecto, entonces podrá demostrar que, si bien le está costando implementar sus políticas, hay decisión de avanzar con una reducción del déficit". 

"Macri necesita sostener la confianza de los inversores. Es imprescindible porque sabe que los tiempos no pueden estirarse. Los mercados ya advirtieron que hay un límite para el endeudamiento y ese límite está cerca", advierte. 

Frente a esto, el experto señala que el Ejecutivo enfrenta dos escenarios por demás difíciles: "Uno es que no prospere el ajuste que plantea. El otro, que sí logre avanzar, pero con conflictos en la calle".

Así, en lugar de un fin de año tranquilo, el macrismo ahora debe lidiar con un escenario que no imaginaba: una Navidad con "trineos" tirados por cisnes negros.