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Expertos indican que no se trata de trabajar más sino de hacerlo mejor, y proponen técnicas para mejorar los resultados de las empresas
13/02/2018 - 15:09hs

Extender la jornada laboral no ayuda a nadie a mejorar sus resultados ni ser más productivo.

Enfocarse en lo importante y sacar partido a cada hora gestionando las interrupciones es fundamental para aumentar la productividad.

Aplicar este mantra en el trabajo diario es la mejor opción para lograr esa eficacia que todos los profesionales persiguen, porque no se trata de trabajar más horas, sino de hacerlo mejor, indica Expansión.

La productividad es la relación entre los resultados y el tiempo utilizado para lograrlos, y permanecer más tiempo en el puesto de trabajo no es la solución para aumentarla.

Los psicólogos y los neuropsiquiatras aseguran que si existe apuro y estrés, la atención se dispersa y el rendimiento es menor.

El 80% de la productividad se consigue con el 20% del tiempo empleado. El rendimiento, por lo tanto, está asociado a la eficiencia.

Un reciente informe de Asempleo -Asociación de Agencias Privadas de Empleo- concluye que aumentar el número de horas de trabajo disminuye la productividad.

Uno de los ejemplos para ratificar esta afirmación es que en los países de la UE-28 en los que se prolonga la jornada laboral, la productividad por hora trabajada es menor. Así en Luxemburgo, Irlanda, Suecia y Holanda, donde se trabaja menos horas, son más productivos que Rumanía, Polonia y Hungría, en los que el tiempo de trabajo es más largo.

Asempleo destaca que la flexibilidad laboral favorece una mejora de los resultados, pero no es el único camino.

Gonzalo Martínez de Miguel, director de Infova, aseguró a Expansión que es esencial el ejemplo de los jefes: "Si quienes dirigen alargan las jornadas de forma habitual están mandando un mensaje claro a los colaboradores. La hora de salida es un objetivo que debe ser cumplido por todo el equipo. Luego las excepciones las tratamos como tales. Si un día hay que alargar la jornada, se alarga, pero no puede ser la norma".

Para Mercé Delgado, CEOy CFOde Fluendo, "la mejor forma de transmitir la eficiencia en una jornada laboral es trasladar los objetivos y prioridades de forma adecuada, y luego otorgar autonomía para que cada cual pueda gestionar a su vez sus propios objetivos y prioridades en línea con los de todo el equipo".

Y como ser más productivo está ligado a lo que se consigue, Marta Romo, socia de Be-Up, explica que "poner foco o gestionar la atención, la organización y renunciar a determinadas cosas que no aportan valor y no contribuyen a la cuenta de resultados son la clave, porque no pasaría nada si dejásemos de hacerlas".

Ella propone la metodología GTD (Get things done en inglés) de David Allen, para ilustrar cómo ser más eficiente: "Se basa en el principio de que hay que liberar la mente de las tareas o temas pendientes para poder ocuparla en lo que estás haciendo aquí y ahora".

Es fundamental para esa técnica fomentar la eficacia mental, liberarse de lo pendiente, guardar las cosas en su sitio, agrupar tareas o empezar por asuntos complicados respetando el desgaste energético del cerebro".

Puri Paniagua, socia de Pedersen and Partners, asegura que es más fácil gestionar la productividad de uno mismo: "Tengo claros los objetivos más relevantes de una semana antes de empezarla. No me voy a casa sin tener la jornada del día siguiente planificada".

Según Delgado, "si hablamos de eficiencia, la receta para trabajar mejor es una combinación de habilidades y compromiso. Las primeras nos dan la base técnica, y el compromiso nos impulsa a buscar formas de hacer las cosas mejor. Ambos nos permiten alcanzar ese estado de flow en el que no sólo rendimos mejor, sino que además estamos disfrutando con ello. Esto nos impulsa de nuevo a seguir mejorando en un círculo virtuoso que se realimenta".

La gestión por objetivos parece ser el medio más eficaz para ser más productivos. David Monge, director general de la firma de recursos humanos Nexian, está convencido de ello: "Trabajamos seriamente en concienciar a directivos y empleados sobre cuáles son los objetivos estratégicos de la empresa y actuar sobre ellos. A partir de ahí marcamos las metas personales para cada profesional. La experiencia demuestra que en el 95% de los casos ese enfoque es tan beneficioso para la rentabilidad de la compañía como para el desarrollo profesional de los empleados".

Por otra parte, Monge advierte de que el entorno laboral ofrece innumerables distracciones que "disfrazamos como ocupaciones, por ejemplo, buscar documentación, consultar con un compañero una duda, comprobar si hemos recibido algún email urgente. Es fundamental tomar conciencia de ellas y establecer tiempos máximos para atender esos asuntos".

La culturaLas actitudes, experiencias, creencias y valores que las personas imprimen en la empresa conforman la cultura corporativa de una organización, algo que es muy relevante para aumentar la productividad y generar un ambiente de trabajo saludable.

Delgado mencionó la cercanía mejor que la jerarquía, una estrategia clara y definida, un entorno saludable y, sobre todo, promover y valorar la aportación de todos al objetivo global como las claves de una cultura corporativa eficaz.

Monge suma a ellos otros elementos: generar un clima de comunicación abierta, "en el que los empleados se sientan valorados y respetados"; dar ejemplo, "ya sea en la forma de comunicar, con el rendimiento, esfuerzo y compromiso"; y, por último, aceptar los comentarios.

Asegura que "una empresa saludable promueve la escucha, valora los avisos de que algo no anda bien, y entiende la crítica constructiva como una señal de implicación con la compañía".

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