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Optimistas pese a todo: el equipo económico de Macri cree que salarios le ganarán a la inflación por dos puntos

Optimistas pese a todo: en el equipo económico de Macri creen que este año los salarios le ganarán a la inflación por dos puntos
28/02/2018 - 11:29hs
Optimistas pese a todo: el equipo económico de Macri cree que salarios le ganarán a la inflación por dos puntos

En contra del consenso que se va armando entre los economistas de la City de que este 2018 será un año más complicado del previsto originalmente, Nicolás Dujovne redobla la apuesta: no sólo sigue creyendo que a la economía le irá mejor que el año pasado. También está seguro que la expansión se sentirá en los bolsillos de los trabajadores.

De acuerdo a las evaluaciones que realizan en el equipo económico, los salarios le ganarán la carrera a la inflación. Estiman que esa mejora -en términos reales- será de dos puntos a lo largo de este año, en relación con 2017.

La previsión oficial, comentada a iProfesional por uno de los Dujovne's Boys, relativiza la idea que hasta ahora venía difundiendo el Gobierno: que los salarios funcionen como un ancla inflacionario durante 2018.

La estimación no termina ahí: en el Palacio de Hacienda deslizan que el nivel de empleo también crecerá dos puntos este año. Y que la masa salarial se expandirá entre dos y tres puntos, también en términos reales.

Con estos números a la vista, los colaboradores del ministro trabajan con la idea de que el consumo popular también traccionará a la economía. Esa variable se moverá a un ritmo similar al crecimiento del Producto Bruto Interno.

El optimismo en los despachos oficiales existe aun cuando los propios funcionarios no descartan una inflación superior a la esperada.

"Sería un éxito que la inflación sea cinco o seis puntos menos que la del año pasado", admite un miembro del equipo económico, que prefiere mantener el anonimato. Pasado en limpio, ese escenario implicaría una inflación anual cercana al 20%, tal cual pronostican las principales consultoras de la City porteña.

"Sería un error achacarle la culpa al Banco Central", define el funcionario, al tiempo que reitera que la Argentina todavía se encuentra en medio de un proceso de reajuste de las tarifas de los servicios públicos.

Que los salarios le ganen a una inflación en torno al 20% implicaría que el Gobierno dejará de lado su férrea postura de marcar un techo del 15% de aumentos salariales en la inminente ronda paritaria.

La posición oficial es que ese techo debería aplicarse para los empleados públicos, pero no para necesariamente para los trabajadores del sector privado. Eso sí, desde el Gobierno reclaman cautela a los empresarios. En los pasillos de Hacienda todavía recuerdan a un par de sectores productivos, de economías regionales, que presionaron por una devaluación para ganar rentabilidad, luego de firmar incrementos salariales del 28% anual.

La flexibilidad que muestra el equipo económico va en línea con la idea de que lo prioritario para este año es sostener el crecimiento. Fue la señal que el Gobierno dio a fin de año: que podría tolerarse una inflación más elevada siempre y cuando el PBI sea positivo.

De acuerdo a los informes reservados, el PBI 2018 se expandirá 3,2% (en el Palacio de Hacienda trabajan con distintos escenarios, que van del 3,1% al 3,5%). Y admiten que si se incumple lo escrito en el Presupuesto votado en el Congreso -que marca un objetivo de crecimiento del 3,5%- será por efecto de la sequía, que es un shock que no estaba en los planes de nadie.

La sequía, siempre de acuerdo a los cálculos oficiales, le restaría cuatro décimas al crecimiento del año. Este fenómeno, que tiene pleno impacto en la cosecha agropecuaria, se ha convertido en la principal preocupación del equipo económico. Incluso por delante de la dinámica inflacionaria y la suba de las tasas de interés en los Estados Unidos, que perjudican las cuentas financieras del país.

"Pero sólo en las emisiones de bonos de la deuda que se coloquen de ahora en más; no así sobre el stock ya emitido", indica la fuente, en diálogo con iProfesional.

Lo peor de la sequía se lo llevará la producción de la soja: registraría una caída de nada menos que 10 millones de toneladas, alrededor de un 20% menos que el año pasado.

Como contrapeso, en Hacienda confían en dos cosas: por un lado, que los productores y grandes pooles de soja liquiden una parte del stock que se acumulan en los silo bolsas. La estimación, en base a informes privados, es que existen unas 24 millones de toneladas de soja guardadas, que los sojeros podrían comenzar a vender en función de las necesidades de liquidez.

Esa eventual liquidación del stock, confían, ayudará a la industria que depende de la cosecha, que podría operar a un ritmo similar al que hubiese tenido si no existiese la sequía.

Una parte de este efecto negativo podría tener su compensación con Brasil, cuya economía crecería 3% este año (por encima de las previsiones originales), lo que ayudaría a la actividad en la Argentina. "Brasil será nuestro shock positivo", define la fuente.

¿Y el dólar?El Palacio de Hacienda se mantiene al margen del vértigo mediático por la suba del tipo de cambio. De hecho, el alza fue propiciado por el propio Gobierno cuando flexibilizó la meta inflacionaria.

¿Y de ahora en más? La postura de los funcionarios es bien clara: la cotización del billete verde debería mantener la competitividad ganada tras el salto de fin de año. Para que quede claro: el precio debería acompañar, de aquí en más, a la inflación.

Esta idea se sostiene en la realidad del tipo de cambio multilateral (TCRM). Un trabajo de la consultora Elypsis demuestra que la actual paridad -cercana a $20,50- es similar a la que había a comienzos de 2016, tras la salida del cepo.

Ese mismo informe da cuenta de que el tipo de cambio real promedio del bienio 2010-2011 fue de $25,30 (a valores de hoy), con lo cual se comprende la preocupación oficial por mantener, aunque más no sea, el actual TCRM.

La mayor competitividad, creen en Hacienda, es la clave para mejorar el perfil exportador del país. Para este año se prevé un despegue de las ventas al exterior, en el orden del 8%. Aún así, la expansión estará por debajo de las importaciones, que crecerían un 10% respecto de 2017. Si fuera así, sostienen, el rojo comercial orillará los u$s10.000 millones.

"No es un monto que nos preocupe", afirma la fuente. "Durante los años 91; ‘92 y ‘93, las importaciones crecieron fuerte pero la Argentina llegó a exportar energía en 1997. Cualquier economía que quiera exportar, primero tiene un boom importador. Es lo que estamos viendo. El 77% del incremento en las compras al extranjero se relacionan con procesos de inversiones. Es lo que nos va a permitir crecer más adelante", sostiene la fuente.