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Aunque no figura en el contrato laboral, la lealtad cotiza en alza en las crisis

Aseguran que los perí­odos tormentosos para la economí­a constituyen una oportunidad para afianzar los acuerdos que, en muchos casos, son tácitos
05/01/2009 - 12:34hs

Cuando el viento no sopla a favor, en el mercado laboral -al igual que en el financiero- hay una regla de oro que debe renovarse y que no debe perderse para sostener a una empresa o un negocio: la confianza.

En la relación empleado-empresa existe un contrato formal, mediante el cual se pactan las condiciones económicas, los beneficios, las funciones, los horarios y las reglas generales que deben cumplir las partes.

Sin embargo y tal como consigna un artí­culo publicado por el diario La Gaceta, subyace otro contrato, el psicológico, que establece una serie de códigos morales, no escritos, en el que la confianza mutua y la lealtad son bienes primordiales.

"El contrato psicológico es un lazo intangible que une a la empresa y a su empleado en términos de una mutua aceptación no sólo de las condiciones de trabajo y el perfil, sino en términos de motivación entre unos y otros para aceptar y ser aceptado", indica a La Gaceta Graciela Filippi, directora de la consultora que lleva su nombre.

Ese contrato conjuga las expectativas de la empresa por una mayor productividad de su dotación de personal así­ como las necesidades de los trabajadores de ser reconocidos por la tarea adicional realizada, a través de mecanismos de incentivos o de ascensos. "La lealtad mutua aparece como un valor a tomar en cuenta, sobre todo en estos tiempos. En ese sentido, un trabajador cooperará más si la empresa le brinda estabilidad o seguridad laboral frente a la crisis", señala al matutino Graciela Chamut, master en Dirección Ejecutiva de Empresas y coach ontológico.

De acuerdo con los expertos consultados por La Gaceta, la renovación de ese contrato psicológico debe estar en la agenda de las empresas. Contribuye a combatir los miedos, el estrés y las sensaciones de pérdida de la fuente laboral entre los empleados.

A su vez, la empresa puede resultar favorecida con una mejor predisposición de los trabajadores a sostener un clima laboral apto para la productividad y la creatividad, más allá de los problemas financieros de la compañí­a.

Es el esfuerzo mutuo (el principio de reciprocidad) para que la crisis no cause grandes estragos en la empresa.  La confianza forma parte de estos acuerdos tácitos. " Si esa confianza es traicionada será muy difí­cil repararla", advierte Filippi. Reclamos de uno y otro ladoDentro del contrato psicologico, una de las primeras reglas que reclaman las compañí­as es la preservación de la calidad del trabajo. Si hay crisis, que no se evidencie en el producto final, es el razonamiento general del empresario.

Las empresas consideran casi imprescindible que sus trabajadores contribuyan a mejorar y a preservar la imagen de la organización. Por lo tanto, un comportamiento honesto (lealtad) asoma como una regla tácita, pero necesaria, informa La Gaceta.

La crisis financiera rompe paradigmas. Uno de ellos está vinculado con la jornada laboral. En varias organizaciones, se solicita al personal cierta flexibilidad para adaptar su horario a las necesidades de estos tiempos, para cumplir compromisos asumidos con los proveedores o clientes.

El principio de reciprocidad es muy común en estos tiempos. Ante las demandas de mejoras en las condiciones laborales, los empresarios consideran que es también necesario que los trabajadores cooperen con todos sus conocimientos y habilidades para alcanzar los objetivos mensuales, trimestrales o anuales de producción.

Lealtad y compromiso son los valores que demandan.

Del otro lado y más alla del salario mensual, los trabajadores esperan que los empresarios retribuyan la colaboración con justicia y equidad (tanto en la selección de cargos, como en los procesos de promoción del personal) y tener liderazgos flexibles, jefes que escuchen al personal.