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Tras el revés judicial, cuándo podrí­a ir preso Lula y qué sucederí­a con su candidatura a presidente

El exmandatario encabeza las encuestas electorales a pesar de su condena. Sin embargo, la votación en contra complica todos sus planes
05/04/2018 - 06:33hs
Tras el revés judicial, cuándo podrí­a ir preso Lula y qué sucederí­a con su candidatura a presidente

El destino del expresidente brasileño, Luiz Inácio Lula da Silva, se ensombreció en la madrugada del jueves, cuando seis de los 11 jueces del Supremo Tribunal Federal (STF) votaron a favor de que sea arrestado para cumplir una condena de 12 años de prisión por corrupción, a tan sólo seis meses para las elecciones.

Lula encabeza las encuestas electorales a pesar de su condena y de varias acusaciones de corrupción adicionales que esperan juicio.

La decisión del STF de permitir que una corte de menor instancia obligue al exmandatario a comenzar a cumplir su sentencia, según analistas, complica mucho su candidatura y, anticipan, generará protestas en un momento de tensiones elevadas en el país.

Los abogados del expresidente aseguraron que presentarán un segundo recurso al Tribunal Regional Federal de la 4ª Región antes del 10 de abril.

El pasado 26 de marzo este tribunal ya rechazó los embargos de declaración que había enviado la defensa de Lula, y expertos dan por hecho que también rechazará estos últimos ya que no tienen posibilidades de modificar la sentencia.

Una vez que el Tribunal Regional Federal rechace la nueva apelación de la defensa -podría ser el mismo 10 de abril- podrían enviar un oficio al juez federal Sergio Moro, quien condenó a Lula en primera instancia, para que se encargue de solicitar a la Policía Federal el mandato de prisión del ex presidente.

Por lo tanto se prevé que, a partir del 10 de abril, Luiz Inácio Lula da Silva ingrese en una cárcel de Paraná, el estado en el que se le juzgó en primera instancia.

Según trascendió, la Policía Federal de Paraná considera el Complejo Médico Penal de Pinhais, también conocido como el "presidio de Lava Jato", como el lugar idóneo para recibir al expresidente.

En esta cárcel Lula se encontraría con antiguos aliados como el extesorero del PT, Joao Vaccari, o el gobernador de Rio de Janeiro, Sérgio Cabral.

Pero la Policía Federal se estaría planteando medidas de aislamiento específicas para mantener la seguridad de quien fue el hombre más popular de Brasil.

Futuro político

Con este veredicto, el STF no sólo ha acelerado la entrada en prisión del expresidente, sino que ha marcado un nuevo rumbo para las elecciones presidenciales que se celebran el próximo mes de octubre.

Hasta ahora el favorito de los comicios era propio Lula da Silva, y aunque el líder del PT ha asegurado que se mantendrá como candidato incluso desde la cárcel, sus posibilidades de éxito sin minutos de televisión y sin contacto con el público -su punto más fuerte- se reducen drásticamente tanto para él como para un posible sustituto de su partido, según el consenso de analistas. 

El segundo predilecto de los brasileños para ganar en 2018 sería el conservador y ultraderechista Jair Bolsonaro (PSL).

Pero la entrada en prisión de Lula tampoco lo beneficiaría porque su campaña hasta ahora se ha basado en presentarse como el alter ego del líder del PT. Con Lula en la cárcel y por tanto fuera de juego, Bolsonaro se queda sin el principal enemigo sobre el que sostenerse.

Con la prisión del ex presidente también se espera que algunos precandidatos indecisos que temían un cara a cara con Lula ahora confirmen su participación en los comicios.

La izquierda brasileña tendrá que repensar su estrategia, ya que al perder a su principal candidato, puede tomar fuerza la idea de un Frente Amplio de Izquierdas que una a diversas siglas progresistas en una sola candidatura.

De qué se lo acusa

Lula quedó envuelto en el escándalo de corrupción que sacudió a Brasil en los últimos año, conocida como Lava Jato.

El exmandatario fue declarado culpable el año pasado por ayudar a una empresa constructora a lograr contratos a cambio de la promesa de que recibiría un departamento en la playa.

Lula siempre defendió su inocencia yargumentó que este caso, como otros cargos de corrupción pendientes de juicio, son intentos para mantenerlo fuera de la carrera presidencial.

Sin embargo, sufrió su segundo revés judicial en enero, cuando una corte de apelaciones ratificó la condena a prisión del tribunal de primera instancia e incluso ampliaron la sentencia a 12 años y un mes de detención.

Esto es lo que intentó evitar el líder del PT con la presentación de un habeas corpus, pero recibió un nuevo revés de la Corte Suprema que lo rechazó y lo dejó al borde de la cárcel.

Quiénes son los jueces que votaron en contra de Lula

Cinco de los seis votos que rechazaron el habeas del expresidente para evitar la cárcel provinieron de jueces nombrados durante los 12 años de gobierno del Partido de los Trabajadores (PT).

La fidelidad partidaria, en este caso, brilló por su ausencia, en un tribunal que se encuentra bajo presión debido al gran poder que tiene la Operación Lava Jato y muchos de los antiguos enemigos de Lula en el Supremo Tribunal Federal se convirtieron en los más garantistas, a su favor.

El voto más controvertido fue el de Rosa Weber, nombrada por Dilma Rousseff, quien dijo que no votaba a favor de Lula por respeto a la jurisprudencia de la Corte de 2016 sobre la detención tras un fallo confirmado en segunda instancia. Ella dijo que personalmente estaba en contra de la detención sin fallo de tercera instancia, pero que el habeas corpus no era la herramienta para resolver la cuestión.

Además de Weber, votaron contra el recurso presentado por Lula la presidenta del tribunal, Carmen Lúcia Antunes, Luis Fux, Luis Barroso y Edson Fachin, todos designados durante los gobiernos petistas. Los acompañó el designado por el presidente Michel Temer el año pasado, Alexandre de Moraes, exdirigente del Partido de la Social Democracia Brasileña.

Apenas dos de los siete nombrados en los 12 años del PT votaron a favor de las garantías del habeas corpus para permitir que un condenado pueda ser encarcelado una vez que se terminen todas las instancias del proceso, como dice la Constitución. Se trata de Ricardo Lewandowski y José Días Toffolli, nombrados por Lula.

Los más antiguos magistrados nombrados por otros gobiernos fueron junto con Lewandowski férreos activistas sobre la presunción de inocencia y las garantías como norte principal para aceptar el habeas corpus.

Celso de Mello es el decano del tribunal, puesto allí por indicación del entonces presidente José Sarney en 1989. Marco Aurelio Mello fue nombrado allí por su familiar lejano, el presidente Fernando Collor de Mello, en 1991.

Y votó a favor de Lula uno de sus principales enemigos, un juez identificado por sus críticas al PT y exabogado general del gobierno de Fernando Henrique Cardoso (1995-2002), Gilmar Mendes. Mendes impidió el 16 de marzo de 2016 la asunción de Lula como jefe de gabinete de Rousseff, al considerar que buscaba fueros con ese cargo para evitar a la Operación Lava Jato.

Tras ese episodio, con el correr de los meses, Mendes, designado por el expresidente Cardoso, se transformó en el principal crítico de la Operación Lava Jato a raíz de su rigidez con las prisiones preventivas y la estrategia para conseguir delaciones premiadas.

La intimidad de Lula

Resguardado de la atención mediática, este miércoles Lula intentó aparentar que no prestaba mucha atención al juicio del Tribunal Supremo. 

Se mostró "tranquilo" e incluso comentó el golazo de chilena de Cristiano Ronaldo en el partido en el Juventus, según contaba un miembro del Partido de los Trabajadores (PT).

Pero lejos de la versión "oficial", trascendió que nunca había visto a Lula tan "afectado" desde la muerte de su mujer, Marisa Leticia.

Alejado de los palcos y las multitudes, el tornero mecánico recibía un nuevo mazazo, uno de los más importantes de su vida, después de conocer que el Supremo rechazó el "habeas corpus" intentado por su defensa para postergar la cárcel tras la condena por corrupción, según Efe. 

Mientras la justicia estrechaba su cerco, el exlíder sindical pasó el día reunido con los suyos, recibiendo visitas de conocidos y aliados políticos, entre ellas la de expresidenta Dilma Rousseff, de quien Lula fue hombre amigo durante el juicio político que la destituyó en 2016.

Mientras, unas trescientas personas, la mayoría del Movimiento de los Trabajadores Sin Techo (MTST), siguieron la votación entre el desconcierto de los términos jurídicos empleados por los magistrados de la máxima corte, que analizaron el "habeas corpus" durante más de diez horas.

Con pancartas de "Lula es inocente" y "Lula es el pueblo", los simpatizantes del exmandatario llegaron a primera hora de la mañana al sindicato y, entre bailes y cánticos, acompañaron parte de la sesión del Supremo, aplaudiendo los votos favorables al exmandatario.

El más conmemorados fue el del juez Gilmar Mendes, históricamente rechazado por la izquierda, pero que hoy se posicionó a favor de que Lula pudiera recurrir a instancias superiores en libertad, no sin antes deslizar sus críticas al Partido de los Trabajadores (PT) y a la prensa brasileña.

La decisión de Mendes supuso un alivio, pero la tranquilidad duró poco tiempo. La jueza Rosa Weber, fiel en la balanza en la votación, denegó el "habeas corpus", aunque no hubo desolación, y contadas caras largas.

"Ella en el fondo contribuyó para que pueda ser decretada la prisión de Lula, lo que es una fase más del golpe de Estado", dijo en declaraciones a Efe Eloi Pietá, miembro de la directiva regional del Partido de los Trabajadores (PT).

A los pocos minutos, la militancia concentrada desde primera hora de la mañana fue dejando el edificio, anticipando un final desfavorable para Lula, quien lidera todas las encuestas de intención de voto de cara a las elecciones presidenciales del próximo 7 de octubre.

Antes, el presidente del sindicato de los metalúrgicos de la región metropolitana de Sao Paulo, Wagner Sanatan, mandó un mensaje a los congregados: "Lula pasó la vida entera luchando por nosotros y ahora espera eso de cada compañero y compañera".