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Amigos son los amigos: Macri sufre una crisis política generada por la "grieta interna" de Cambiemos

Primero en la economía, luego en el frente judicial y, finalmente, en la polémica por el gas, el Gobierno dio marcha atrás por presión de sus socios
11/10/2018 - 06:32hs
Amigos son los amigos: Macri sufre una crisis política generada por la "grieta interna" de Cambiemos

No es Cristina Kirchner -a quien el Gobierno quisiera ver más seguido en la tribuna política como para hacer más efectiva la polarización-; ni es el peronismo “alternativo”, “federal” o “racional”. No es la oposición la que está complicando los días de Mauricio Macri. Tampoco los “mercados”, que ya acumulan casi dos semanas de (ansiada) estabilidad, luego de los agitados agosto y septiembre.

Nada de eso. Macri estuvo alterado por lo que hicieron sus socios. Sus amigos en el poder. Quienes, se suponen, deberían ayudarlo en los momentos más complicados. (Para eso están los amigos, ¿no?)

Pero no fue el caso. Primero, durante las jornadas de turbulencias financieras, cuando la cotización del dólares parecía no tener freno, fue Carlos Melconian el vocero de la “mala onda”.

El economista -al que sus clientes deberán agradecerle porque, al fin de cuentas, acertó en sus diagnósticos- fue avisando el escenario que ni Federico Sturzenegger ni Nicolás Dujovne percibieron. Melconián, de hecho, fue quien -ya con el dólar a $40- le recomendó a Macri la vuelta de las retenciones a las exportaciones para hacer más llevadero el ajuste.

Y así como en el plano económico su amigo Melconian ventilaba en público las debilidades del rumbo económico, los amigos y socios de Macri de la política también le jugaron en contra.

Esta última semana fue pródiga en cuanto a los desplantes que sufrió Macri de parte de quienes, en los papeles, deberían “cuidarlo”, políticamente hablando.

Primero fue Elisa Carrió. Durante jornadas sucesivas intentó condicionar al Presidente. Anunció por las redes sociales que pedirá el juicio político de Germán Garavano, ministro de Justicia de la Nación, por opinar que preferiría que la expresidenta pudiera aguardar en libertad, y no eventualmente encarcelada, las sentencias judiciales que se ventilan en su contra.

Lilita fue más allá. Y el fin de semana, en un acto público, le mandó un ultimátum a Macri: “El presidente está entre la línea de Angelici y la línea Carrió. Y va a tener que elegir. Pero sabe que elige o cae", dijo Carrió.

Horas después sentenció: “Perdí la confianza en el Presidente”. Justo Lilita, la “voz anticorrupción” de la Argentina, poniendo en duda que el Presidente esté ubicado en su misma vereda.

En un momento donde la economía le quita adhesiones a Macri por la crisis, Carrió golpeó sobre la columna que trabajosamente levanta el jefe de Estado para presentarse como el garante en la lucha contra la corrupción.

La crisis por las boletas de gas volvió a enfrentar a Macri con sus socios. Esta vez con varios de los principales dirigentes del radicalismo.

Encabezados por el gobernador de Jujuy, Gerardo Morales, esos líderes reclamaron que se dé marcha atrás con el cobro retroactivo en las facturas de gas.

El propio Morales sugirió que la iniciativa -arduamente defendida por el secretario Javier Iguacel- sería rechazada en el Congreso.

La presión resultó insoportable: Macri -quien hasta el mediodía argumentó a favor de la medida ("Aquello que te regalan, a la larga te va a costar más", dijo)- se vio obligado a reverla. Envió a Rogelio Frigerio, titular de Interior, al Parlamento para consensuar la salida.

Como pidió el radicalismo, la solución sería a través de un incremento en los subsidios públicos. Los mismos que el Gobierno quiere bajar lo máximo posible para alcanzar el prometido déficit cero en 2019.

Para la UCR, los recursos podrían salir de las retenciones a las exportaciones de gas. Justo la medida que el Presidente tomó en medio del recrudecimiento de la crisis, por sugerencia de Melconián, pero con la cual está en total desacuerdo.

En la Casa Rosada analizaban que la explicación a la dureza del radicalismo habría que buscarla en algo bien rudimentario: los “celos” de esos dirigentes por la preponderancia que Macri le a Carrió, por encima del partido centenario.

“Cada uno marca la cancha, pero en ésta perdimos todos”, analiza un funcionario con despacho en el primer piso de la Casa Rosada, ante la consulta de iProfesional.

Sea como fuera, cada uno en lo suyo, los socios de Macri en el poder dejaron expuestas sus debilidades. Tanto en lo económico como desde lo político. Ellos ganaron terreno en las últimas semanas forzando al Presidente a cambiar. Fueron modificaciones que, hasta último momento, Macri resistió.

 

El tiempo dirá si esa dinámica termina siendo virtuosa. Hoy no lo es.