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Bajo la lupa del mundo tras el bochorno del superclásico, el Gobierno negocia contra reloj para frenar las protestas del G20

Los autoridades se reunieron con referentes de la "contra cumbre". Esta semana las agrupaciones desafiarán el operativo de seguridad inspirado en Alemania
26/11/2018 - 06:08hs
Bajo la lupa del mundo tras el bochorno del superclásico, el Gobierno negocia contra reloj para frenar las protestas del G20

El Gobierno negocia a contrarreloj para limitar el impacto de las protestas contra el G20. La tensión subió en las últimas horas con las advertencias de la ministra de Seguridad, Patricia Bullrich, quien aseguró que no permitirá encapuchados ni palos en las calles, una medida adoptada por muchas organizaciones. Por lo bajo, en tanto, el jefe de Gabinete de su cartera, Gerardo Milman, y funcionarios de la Ciudad se reunieron el viernes con organizadores de la "semana de acción global" contra el G20, según pudo saber iProfesional.

Por otra parte, los incidentes que obligaron a suspender la final de la Copa Libertadores entre Boca y River encendieron el alerta. El ataque al ómnibus de Boca Juniors dejó en evidencia el mal diseño del operativo de seguridad justo en la semana en la que Buenos Aires se prepara para recibir a los líderes de los países más importantes del mundo.

Las imágenes de los incidentes dieron la vuelta al mundo y fueron objeto de editoriales críticos en los diarios más influyentes. Tras lo ocurrido ya se produjo una pelea interna en el propio gobierno: no por casualidad, el jefe de Gobierno de la Ciudad, Horacio Rodríguez Larreta, tuvo que salir a declarar que él era el responsable político por lo ocurrido.

Los aconctecimientos superaron los planes de Bullrich, quien había minimizado la gravedad de los posibles incidentes: “Imagínense que vamos a tener un G20... ¿No vamos a poder dominar un partido River-Boca?”, había dicho.

Esa pregunta retórica, en tono desafiante, buscaba transmitir calma. Y ahora tuvo un verdadero efecto boomerang. Las autoridades que no fueron capaces de contener a una barra brava deberán garantizar la seguridad durante las protestas de movimientos, sindicatos, partidos de izquierda y grupos anti globalización, mientras las calles de Buenos Aires estarán en la vidriera mundial.

Negociaciones

En las últimas semanas, Bullrich pidió reunirse con Adolfo Pérez Esquivel, del Serpaj, uno de los referentes de la convocatoria contra la cumbre. Las autoridades aseguran que quieren evitar “infiltrados violentos”, pero el Premio Nóbel de la Paz responsabilizó al Estado por la seguridad. Pérez Esquivel integra “Confluencia Fuera G20 FMI”, un agrupamiento de más de 100 organizaciones que denunció una "campaña intimidatoria" y un "combo represivo" para impedir movilizaciones que se prevén masivas.

La principal puja es por la marcha del viernes, que concentrará desde las 15 en la Avenida 9 de Julio y San Juan pero cuyo recorrido todavía no fue definido para evitar la "zona de exclusión" extendida esta semana por el Gobierno. "Nuestra manifestación tomó tanto color que nos llaman a dialogar, pero nosotros tratamos de que sea lo más pacífica por eso pedimos que nos garanticen que no van a reprimir y permitan manifestarnos", dijo a este medio Luciana Ghiotto, integrante de Attac, uno de los grupos que lanzó Confluencia.

La resistencia al G20 está compuesta por un arco variopinto: las tres versiones de la CTA (Pablo Micheli, Hugo Godoy y Hugo Yasky), organismos de derechos humanos (el Serpaj, Correpi, y el Encuentro Memoria, Verdad y Justicia), movimientos sociales (CTEP, Barrios Pie, CCC, Evita, Frente Popular Darío Santillan, FOL), partidos de izquierda (PO, PTS, IS, MST, MAS, PSTU, PCR, Patria Grande), grupos campesinos e indígenas, agrupaciones estudiantiles y feministas. La Cámpora, en cambio, no participará. 

En medio de los cruces, el Gobierno avanzó en los últimos detalles de su mega operativo de seguridad, que fue apoyado por varios países como Estados Unidos, China, Israel, y sobre todo por Alemania. El plan implicará una paralización de los servicios de subte, trenes y aeropuertos, junto con el cierre de las principales autopistas y del puerto de Buenos Aires. A lo que se sumarán fuertes controles en Palermo, Retiro y Recoleta, además de Puerto Madero y microcentro. Una ciudad virtualmente sitiada.

El modelo "alemán"

El despliegue de 22.000 efectivos será desafiado por las organizaciones que este el lunes iniciarán una semana intensa de actividades, con una contracumbre frente al Congreso el miércoles y jueves, y una protesta nacional el viernes. La convocatoria coincidirá con el paro de aeronáuticos del lunes en contra de las suspensiones y las asambleas del martes anunciadas por los gremios del transporte por paritarias libres y Ganancias. Así, la conflictividad social volvió al tope de la agenda oficial antes de diciembre. 

Preocupado por los grupos radicales, el secretario de Seguridad, Eugenio Burzaco, se capacitó en Alemania para interiorizarse sobre los anarquistas que protagonizaron duros enfrentamientos en la última cumbre realizada en Hamburgo. El esquema en marcha contempla el freno al ingreso de extranjeros con antecedentes y el "monitoreo" por parte de la Agencia de Federal de Inteligencia (AFI) de las reuniones de la CTA Autónoma, Attac y ATE, entre otros grupos que integran Confluencia, según reveló Perfil. 

El macrismo ya había recibido en julio la recomendación de infiltrar a los manifestantes. “A los argentinos que llevarán a cabo el G20 en Buenos Aires, tengo un consejo: es inútil contarles cómo nos engañaron acá. Intentarán engañarlos. Esto, a su vez, lleva a una conclusión: debemos recuperar más conocimientos en la escena de extrema izquierda. Necesitamos poder anticipar tales acciones. Y eso solo es posible con investigadores encubiertos y otras medidas conspirativas”, advirtió el jefe de policía de Hamburgo, Ralf Martin Meyer, en una entrevista en el diario Welt.

Un año después de los disturbios, las instalaciones donde se reunieron los mandatarios en la ciudad alemana siguen adornadas de alambre de púa y las autoridades locales se preguntan en qué fallaron. Pese a los más de $5.000 millones (125 millones de euros) invertidos en el operativo, a la zona de exclusión dispuesta y a los 30.000 efectivos, hubo un quiebre respecto a las anteriores cumbres por la magnitud de las protestas en las que más de 80.000 manifestantes desbordaron a la policía, ocuparon dos barrios y levantaron barricadas.

Un dato importante es que Hamburgo concentra uno de los principales movimientos antifascistas y anarquistas, simbolizado por el barrio St Pauli y su club de fútbol con la mayor hinchada de izquierda del mundo que enfrenta en las calles a los neonazis y que en Buenos Aires tiene una filial bajo el nombre “Piratas del Sur”. Nada que se le parezca a los 11 anarquistas que detuvieron en una casa tomada de Constitución por su presunto vínculo con la fallida bomba casera que apareció en la casa del juez Claudio Bonadio.

"Se ha metido un miedo muy fuerte en los comunicados oficiales de que va a repetirse lo de Hamburgo, y allá eran miles y miles de Black Bloc, es una dinamica social completamente diferente", explica Ghiotto. Por caso, la policía alemana no puede reprimir sin antes advertir tres veces, una situación que contrasta con los recientes sucesos en La Matanza, donde el jueves mataron a balazos a un miembro de la CTEP durante la represión policial en una toma de tierras, lo que recalentó el ambiente en la previa al G20.

En un documento publicado en la red titulado "A nuestros compas en Buenos Aires", los protagonistas de la cumbre en Hamburgo comparten sus lecciones: "Probablemente se prohibirán las protestas en muchas partes de Buenos Aires...y la libertad de movimiento en toda la Ciudad estará restringida masivamente. Haganse la idea de que al final será incluso peor de lo que ustedes se imaginan ahora y sera definitivamente peor que lo que digan los políticos".

En vistas de las crecientes restricciones, Confluencia pidió el 16 de noviembre autorización a la Ciudad para las manifestaciones pero aún no les respondieron. Por su lado, el CELS solicitó a la cartera de Bullrich un informe sobre el operativo sin conocer por ahora el lugar a donde van a ser alojados los detenidos ni la lista de 2.000 personas a las que se les prohibiría el ingreso al páis. Lo que sí se sabe es que la ministra tendrá línea directa las 24 horas con jueces y fiscales federales para coordinar acciones durante la cumbre. 

En las últimas horas, los organizadores también mantuvieron contactos con la CGT, pero buena parte de la dirigencia sindical peronista está más preocupada por las paritarias, la recesión y la interna peronista que por la llegada de Donald Trump, Angela Merkel o Xi Jinping. "No les interesa el tema, lo que les recalienta es que Macri salga alardear y mostrar supuestos resultados para conseguir el aval del FMI y las potencias", dijeron desde Azopardo. 

El extriunviro y líder de los gremios transportistas Juan Carlos Schmid fue uno de los pocos que criticó a la cumbre por "promover la inversión extanjera en base a un mayor endeudamiento" y se pronunció contra la "uberización" de la economía, desconociendo la legislación laboral y los convenios colectivos. Los aeronaúticos, en tanto, iniciarán el lunes un paro de 24 horas y no descartan adoptar más medidas durante la cumbre.

El conflicto en Aerolíneas ganó altura tras la suspensión anunciada de 376 empleados. Ante el malestar de los gremios, el ministro de Transporte, Guillermo Dietrich, viajó el viernes a Córdoba en Austral custodiado por Policía de Seguridad Aeroporturia. También genera inquietud el decreto que permite en caso de necesidad la participación de personal de la Fuerza Aérea en todos los aeropuertos nacionales para garantizar los servicios en el marco del G20, como adelantó el mes pasado iProfesional.

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