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Alberto activó su plan: aislar al kirchnerismo para evitar boicot al pacto con el FMI

El Presidente confía en que los gobernadores serán una pieza clave para sacar adelante el acuerdo con el FMI, más allá de la resistencia del kirchnerismo
02/02/2022 - 07:00hs
Alberto activó su plan: aislar al kirchnerismo para evitar boicot al pacto con el FMI

El presidente Alberto Fernández arrancó a última hora del martes una gira que lo llevará a Rusia, China y Barbados con la íntima convicción de que, al regreso, a comienzos de la próxima semana, la crisis política desatada por la renuncia de Máximo Kirchner a la jefatura del bloque de diputados oficialista ya será cosa del pasado.

El jefe de Estado confió a funcionarios de su plena confianza que el oficialismo conseguirá los votos necesarios para aprobar en el Congreso el acuerdo con el FMI. Lo más probable es que ese proyecto, cuyos detalles aún se desconocen, ingrese al Senado.

Ahí está, precisamente, una de las claves para entender la tranquilidad presidencial. Alberto F. confía en que los gobernadores serán una pieza clave para sacar adelante el acuerdo con el FMI, más allá de la resistencia del kirchnerismo "duro".

El Presidente confía en que Cristina Kirchner mantendrá un perfil bajo y no dinamitará el acuerdo logrado por la Casa Rosada.

Con tranquilidad, un miembro del gabinete económico confiaba en la tardecita del martes a iProfesional que habían visto con buenos ojos la reacción del mercado bursátil. Después de un inicio bien negativo, los bonos de la deuda argentina recuperaron posiciones hacia el final de las operaciones.

Desde Economía, incluso, tenían el dato de que un par de bancos de inversiones, de los más reconocidos en Wall Street, habían dado órdenes de compra aprovechando aquella contracción en el inicio de la rueda.

El Presidente busca "aislar" al kirchnerismo duro para evitar que dinamiten el acuerdo con el FMI

Eso sí, el registro más preocupante de la tarde surgió en el mercado cambiario: el Banco Central se vio obligado a vender u$s50 millones con tal de sostener la paridad.

Miguel Pesce, titular del BCRA, ya adelantó públicamente que la estacionalidad de liquidaciones de divisas de este mes será dura. "Febrero va a ser uno de los meses más pobres en la oferta de dólares", dijo a comienzos de esta semana.

En febrero del año pasado, las cerealeras liquidaron u$s1.810 millones. Fue el segundo febrero más abundante de los 18 años anteriores. Está claro que se vienen semanas "secas" en materia de billetes verdes, y que la autoridad monetaria tendrá que afinar bien el lápiz a la hora de otorgar dólares a los importadores.

En este contexto, Fernández encara el viaje a Rusia y China con la idea de reforzar las menguadas reservas del Banco Central.

También aprovechará la gira para diseñar la estrategia política de las próximas semanas y meses. Siempre atada a que, dentro de un mes, tendrá abrochado el acuerdo. Se sabe que el Banco Central ya no posee los dólares suficientes para pagar el vencimiento de casi u$s2.900 millones de mediados de marzo.

Dentro de esa estrategia, el Presidente tiene decidido la convocatoria al demorado acuerdo de precios y salarios.

Al contrario de otras veces que se planteó este tema y no se concretó, la urgencia del momento amerita el apuro: Martín Guzmán le transmitió al jefe de Estado que ésa debería ser una de las anclas de expectativas inflacionarias para este año, en el marco del acuerdo con el FMI que -se sabe- no obliga a un salto discrecional del tipo de cambio.

Como el Gobierno está también obligado a salir del virtual congelamiento de las tarifas de los servicios públicos y a que el tipo de cambio oficial acelere el ritmo de minidevaluaciones diarias (crawling peg), entonces el acuerdo de precios y salarios se convierte en primordial para lograr el objetivo de leve desaceleración inflacionaria.

Empresarios y sindicalistas dieron un rápido respaldo al acuerdo con el FMI, aún cuando se desconocen los detalles.

Unos y otros reconocen que ese trato es la base sobre la que deben apoyarse las expectativas para no caer en una nueva crisis.

La renuncia de Máximo K., en este contexto de urgencia, provocó una lógica zozobra. Pero tanto el Presidente como Sergio Massa, titular de Diputados y la otra pata de la coalición, salieron con reflejos a poner paños fríos a la crisis política.

La rápida definición por el santafesino Germán Martínez como nuevo jefe de bloque del PJ en la cámara baja forma parte de esa intención de bajar los decibeles y aislar la decisión de MK a una toma de posición prácticamente en solitario.

Habrá que ver, en los próximos días, la cantidad de votos que huyan del oficialismo a la hora de aprobar el acuerdo con el FMI. Por eso mismo es clave la negociación que se abra con los gobernadores. Son aliados naturales de la Casa Rosada.

El Gobierno quiere financiar el déficit comercial que la Argentina tiene con China con la utilización de un swap

Asegurar dólares para asegurar la calma cambiaria

Lo dicho más arriba: junto con la movida política, Fernández intentará con este viaje acomodar los flujos de dólares para los próximos meses.

El Gobierno está negociando con China la posibilidad de activar el "swap", por el cual el Banco Central ya cuenta con unos u$s20.000 millones de sus reservas en yuanes.

Guzmán quiere financiar el déficit comercial que la Argentina tiene con China con la utilización de ese swap.

Miguel Pesce, presidente del BCRA, dijo en una entrevista, el fin de semana, con el diario Perfil, que "la idea es que podamos utilizar el swap para sostener el crecimiento de la Argentina y de alguna manera también trabajar para que este desbalance comercial que tenemos con China tenga una respuesta a través de ese financiamiento".

En forma paralela, desde el gabinete económico no descartan que, finalmente, ese "swap" de u$s20.000 millones se amplíe en las próximas semanas. La aspiración oficial es que esa ampliación sea por el equivalente a u$s3.000 millones.

¿Serán señales suficientes? Nada alcanzaría sin el acuerdo con el Fondo. O una crisis política de envergadura, como la que el tándem Fernández-Massa quiere evitar por todos los medios.

Como tantas otras veces en la historia reciente, las miradas se corren hacia Cristina. ¿Dirá algo la vicepresidenta?

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