Marcha la CGT y reclama por sueldos y paritarias: "Con el Gobierno no tenemos diálogo"
En su tradicional marcha por el Día del Trabajador, la Confederación General del Trabajo (CGT) se moviliza en el centro porteño. La marcha comenzó antes de las 14 en la intersección de avenida Independencia y Perú y en donde la policía aplicó el protocolo antipiquetes, para evitar que se corte la Avenida 9 de Julio.
"La convocatoria es muy buena", afirmó el secretario general de la CGT, Héctor Daer. "Tenemos que tener una agenda clara, no puede haber un plan monetario que genere paritarias pisadas y precios liberados", remarcó.
Además, Daer pidió que se mejoren los salarios de trabajadores y jubilados. "No queremos volver a la Argentina pastoril", indicó. Respecto del diálogo con el Gobierno, hizo hincapié en que no tienen ninguna respuesta del Ejecutivo, ni diálogo alguno.
La CGT marcha en el centro porteño por el Día del Trabajador y hay tensión con la policía
Bajo el lema "Ni un paso atrás", miles de trabajadores se movilizaron este martes en la Ciudad de Buenos Aires para expresar su rechazo a las políticas del presidente Javier Milei, en una jornada marcada por cortes de calles, fuerte presencia gremial y consignas contra el ajuste. La marcha culminó en Paseo Colón al 800, donde se leyó un documento crítico hacia el Gobierno nacional, en el que también se incluyó una oración en homenaje al papa Francisco, símbolo para muchos sectores populares.
A pesar de que el Metrobús de la avenida 9 de Julio funcionó con normalidad, el corte a la altura de Independencia provocó un fuerte caos vehicular desde el mediodía, complicando la circulación en el centro porteño.
Entre los principales reclamos se destacan el rechazo a las reformas laboral, jubilatoria y sindical impulsadas por el oficialismo, así como la oposición al techo del 2% mensual para las paritarias que limita la actualización de salarios frente a la inflación, que continúa en niveles de dos dígitos mensuales. También se cuestiona el acuerdo con el Fondo Monetario Internacional (FMI), considerado por las centrales como una fuente de condicionamientos que agravan la crisis social.
La convocatoria fue impulsada por la Confederación General del Trabajo (CGT), pero también contó con la participación de las dos Central de Trabajadores Argentinos (CTA-Autónoma y CTA de los Trabajadores), la Asociación de Trabajadores del Estado (ATE) y organizaciones sociales y políticas. Estuvieron presentes el gobernador bonaerense Axel Kicillof, funcionarios de su gabinete y referentes sindicales de peso como Hugo Moyano, líder del gremio de Camioneros.
Desde ATE, además, se denunció la intención del Gobierno de fusionar organismos como el INTI (Instituto Nacional de Tecnología Industrial) y el INTA (Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria), lo que interpretan como un avance sobre el rol estratégico del Estado. "La refuncionalización del Estado que promueve Federico Sturzenegger, ministro de Desregulación y Transformación, no es más que el desmantelamiento de las estructuras públicas en favor de las corporaciones", advirtieron.
Por su parte, Hugo Moyano afirmó que "no hay diálogo con el Gobierno" y llamó a la unidad del movimiento obrero: "Hoy el pueblo trabajador debe estar más unido que nunca para enfrentar esta situación tan grave que afecta tanto al que tiene trabajo como al que no, a los jubilados y a la mayoría del pueblo argentino".
El líder camionero también denunció trabas para la participación en la protesta: "Nos pararon más de 100 micros que no pudieron ingresar a la Ciudad. Pero eso no impidió que una gran cantidad de trabajadores se sumara igual. Esta movilización es una señal clara: si la situación no cambia, el conflicto social se va a profundizar".
Este tipo de manifestaciones se enmarca en un clima de creciente tensión social y sindical, tras la caída del poder adquisitivo, el incremento del desempleo y el cierre de programas estatales que impactan en sectores vulnerables. A su vez, la relación entre el Ejecutivo y los gremios continúa deteriorándose ante la falta de instancias de negociación y la persistencia de un discurso confrontativo por parte del presidente Milei, que acusa a los sindicatos de ser parte de una "casta parasitaria".