¿A qué se refiere Trump cuando dice que Venezuela le "robó" petróleo a Estados Unidos?
Durante semanas, Donald Trump había justificado el endurecimiento de su política hacia Venezuela con denuncias sobre presuntos envíos masivos de drogas hacia Estados Unidos. Esa narrativa sirvió de respaldo a la campaña de ataques contra embarcaciones en el Caribe y al despliegue frente a las costas venezolanas de la mayor concentración militar vista en América Latina en los últimos años. Sin embargo, en los últimos días, el exmandatario sumó un nuevo argumento que sorprendió incluso a observadores habituales del conflicto.
El martes, Trump anunció un "bloqueo total y completo de los petroleros sancionados" que entren o salgan de Venezuela, hasta que el país sudamericano "devuelva a los Estados Unidos todo el petróleo, la tierra y otros activos que previamente nos robaron". La referencia a un supuesto robo de petróleo generó desconcierto, ya que no formaba parte de las acusaciones previas contra el gobierno de Nicolás Maduro.
La idea fue reforzada al día siguiente por Stephen Miller, asesor de Seguridad Nacional y figura central del gabinete de Trump. Según afirmó, "el sudor, ingenio y esfuerzo estadounidenses crearon la industria petrolera en Venezuela", y su expropiación habría sido "el mayor robo de riqueza y propiedad estadounidense del que hay registros". Miller sostuvo además que esos activos habrían sido utilizados para financiar terrorismo y actividades criminales.
Ante estas afirmaciones, surgieron preguntas inevitables: ¿qué papel jugó realmente Estados Unidos en el desarrollo del petróleo venezolano? ¿Existe sustento histórico para hablar de un robo?
El origen de la industria petrolera venezolana
Venezuela, que posee las mayores reservas probadas de crudo del mundo, comenzó a desarrollar su industria petrolera a gran escala en la década de 1920, durante el gobierno de Juan Vicente Gómez. La explotación se concentró inicialmente en la zona del Lago de Maracaibo y marcó el inicio de lo que en el país se conoce como "el Reventón".
En ese contexto, las empresas estadounidenses ganaron protagonismo y desplazaron a capitales británicos y holandeses. El Estado venezolano otorgó concesiones a privados, que luego fueron adquiridas por compañías extranjeras ante la falta de capital y tecnología local. Entre ellas se destacó Standard Oil, de la familia Rockefeller, a través de su filial Creole Petroleum Company.
Según especialistas, esos contratos fueron muy favorables para las empresas, con regalías iniciales del 7%, y generaron impactos ambientales significativos, sin que existieran compensaciones para las comunidades afectadas.
La renegociación de los años 40, la nacionalización y la creación de PDVSA en la década del 70
En 1943, bajo la presidencia de Isaías Medina Angarita, Venezuela impulsó una nueva Ley de Hidrocarburos. El Estado pasó a quedarse con el 50% de las ganancias y elevó las regalías al 16%. Además, limitó las concesiones a 40 años y obligó a construir refinerías en el país.
Lejos de ser una imposición, la medida fue negociada y bien recibida por Estados Unidos, que valoraba a Venezuela como proveedor estratégico durante la Segunda Guerra Mundial y buscaba evitar una nacionalización abrupta, como la ocurrida en México en 1938.
El mundo era distinto cuando en 1974 Carlos Andrés Pérez llegó a la presidencia con la promesa de nacionalizar el petróleo. Venezuela era ya entonces el mayor exportador mundial de crudo y había sido uno de los promotores de la creación unos años antes de la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP).
El entonces presidente creó Petróleos de Venezuela (PDVSA), pero, a diferencia de otros procesos, no hubo conflictos graves con las compañías estadounidenses, que fueron compensadas por los años de concesión restantes. Estados Unidos mantuvo una buena relación con el gobierno venezolano y sus empresas siguieron vinculadas al sector a través de contratos con PDVSA y acceso al crudo, por lo que siguieron ganando millones.
El conflicto durante el chavismo
La situación cambió con la llegada de Hugo Chávez en 1999. Tras un fuerte enfrentamiento con la conducción de PDVSA y una purga interna, el gobierno impulsó una "renacionalización" del petróleo. Desde 2001, se exigió mayoría estatal en los proyectos y se elevaron las regalías. A partir de 2004, con los precios del crudo al alza, el presidente forzó una renegociación de los contratos con PDVSA que hasta entonces habían sido un gran negocio para las petroleras internacionales.
Con los recursos obtenidos, Chávez pudo financiar sus extensos programas asistenciales y una agresiva política internacional que le permitía erigirse en alternativa a la hegemonía estadounidense en América Latina.
Chevron aceptó permanecer en Venezuela bajo las nuevas condiciones y aún sigue produciendo petróleo en el país. Empresas como ExxonMobil y ConocoPhillips abandonaron el país y reclamaron compensaciones en tribunales internacionales.
ExxonMobil reclamó un arbitraje al Centro Internacional de Arreglo de Diferencias Relativas a las Inversiones (Ciadi) del Banco Mundial, que falló que se le debía compensar con alrededor de u$s1.600 millones. Estando esta cifra muy por debajo de las que habían sido sus reclamaciones iniciales, la de victoria de ExxonMobil sobre el gobierno de Venezuela fue descrita en la prensa de la época como una "vacía".
ConocoPhillips también ganó el pleito en el Ciadi y se le reconoció una compensación mucho mayor, debido a que el falló concluyó que la expropiación de sus activos fue ilícita y el Estado venezolano no actuó de buena fe en la negociación de las compensaciones. Sin embargo, dos décadas después, ConocoPhillips aún sigue intentando cobrar los más de u$s10.000 millones que se estima le debe la República de Venezuela.
En la actualidad, es uno de los primeros acreedores en la lista de espera para cobrar cuando se rematen los activos de Citgo, filial de PDVSA en Estados Unidos inmersa en un largo y aún inconcluso proceso judicial.
¿Venezuela le debe petróleo a Estados Unidos?
Venezuela acumula una deuda estimada en u$s150.000 millones, producto de bonos soberanos y de PDVSA impagos, aunque también préstamos de aliados como China y Rusia. En este sentido, Maduro argumenta desde hace años que los problemas económicos de Venezuela se deben a las sanciones de Estados Unidos que limitan la exportación de petróleo.
Y, si bien los especialistas argumentan que el pronunciado declive de la producción petrolera venezolana, -que hoy se sitúa en torno a 1,3 millones de barriles diarios, cuando llegó a alcanzar máximos de 3,7 millones-, es resultado en gran medida de la mala gestión y la corrupción en los años de los gobiernos de Chávez y Maduro, además de las expropiaciones mal hechas, el petróleo venezolano nunca fue propiedad de Estados Unidos. Es decir, las empresas extranjeras solo contaban con concesiones para explotarlo.
Para los expertos, las declaraciones de Trump y su entorno responden a una retórica política exagerada, sin sustento histórico. Por lo tanto, no sería correcto afirmar que Venezuela le robó petróleo a Estados Unidos. Por último, con respecto a que el "sudor estadounidense" hizo nacer la industria del petróleo en Venezuela, si bien hubo inversión y conocimiento extranjero, la industria petrolera venezolana se construyó sobre recursos y trabajo de los venezolanos.