Cómo impacta el ajuste por IPC y el ajuste por ICL en el precio de los alquileres en Argentina
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Alquilar en Argentina es, para muchos, una carrera de obstáculos: encontrar el lugar ideal, firmar un contrato que no asuste y, más tarde, enfrentarse a los temidos ajustes. En ese tramo del camino, dos siglas cobran protagonismo: el IPC y el ICL. Ambos índices definen cuánto se encarece el alquiler, pero lo hacen de manera distinta. ¿Cuál es la diferencia entre uno y otro? ¿Y cómo impactan realmente en el bolsillo del inquilino y en las cuentas del propietario?
A la hora de firmar un contrato de alquiler en Argentina, uno de los puntos clave a tener en cuenta es el mecanismo de actualización del precio. En un contexto inflacionario, los ajustes cada cuatro o seis meses se volvieron una práctica habitual, y elegir el índice correcto puede representar una diferencia significativa en el bolsillo del inquilino.
¿Qué diferencia hay entre el ajuste por IPC y por ICL?
Desde su cuenta de Instagram @simplemente.invertir, el especialista en finanzas Juan Venuto explicó las principales diferencias entre los dos mecanismos más utilizados: el IPC y el ICL.
"El ajuste por Índice de Precios al Consumidor (IPC) es el más fácil de entender", señala. Este índice se calcula mensualmente por el Instituto Nacional de Estadística y Censos (INDEC) y refleja exclusivamente la variación de precios al consumidor durante un período determinado. Es decir, si la inflación acumulada entre enero y abril es del 10%, el alquiler aumentará exactamente ese porcentaje.
Por ejemplo, si el valor del alquiler en enero fue de $100.000 y la variación del IPC para ese mes fue del 3%, en febrero el monto se ajustaría a $103.000, de acuerdo con el índice oficial.
En cambio, el Índice de Contratos de Locación (ICL) es una fórmula que combina inflación y salarios. El ajuste por ICL se volvió habitual en los contratos celebrados bajo el marco de la Ley de Alquileres (Ley 27.551), vigente desde 2020.
La norma establece que los valores deben actualizarse de forma anual, tomando como referencia un índice que combina en partes iguales la evolución de la inflación (medida por el IPC) y la variación de los salarios formales (a través del RIPTE). Así, el incremento resulta de un promedio ponderado entre ambos indicadores.
¿Qué opción es más beneficiosa?
En concreto:
- El ajuste por IPC suele ser más inestable, ya que responde a las variaciones mensuales de la inflación general, incluso cuando los aumentos en rubros como alimentos o transporte no guardan relación directa con el mercado inmobiliario.
- Por su parte, el ICL combina la inflación con la evolución de los salarios formales, lo que le permite reflejar de manera más equilibrada las condiciones económicas tanto de inquilinos como de propietarios. Así, tiende a ofrecer una actualización más alineada con la dinámica real del sector de alquileres.
"Si la inflación baja, pero los sueldos suben, te va a convenir más el ajuste por IPC", explicó el especialista. Pero si la inflación se mantiene o sube, y los sueldos se estancan, el ICL podría resultar más favorable.
"Antes de firmar, hacé cuentas": cómo evitar contratos de alquiler que arruinen tu presupuesto
Ambos indicadores están disponibles en el sitio web del INDEC, por lo que es recomendable consultarlos antes de firmar cualquier contrato. "Es fundamental entender estos mecanismos para no terminar con un contrato que te coma el sueldo", advierte Venuto.
Su consejo final: informarse bien y, si es posible, simular los ajustes antes de cerrar trato. Una diferencia de pocos puntos porcentuales puede traducirse en varios miles de pesos a lo largo del contrato.