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Casas modulares baratas en Argentina: en cuánto tiempo se construyen y por qué son furor

Se fabrican en planta y se levantan rápido en el terreno. Plazos previsibles, costos accesibles y un sistema que acelera soluciones en el país
26/12/2025 - 16:22hs
Casas modulares baratas en Argentina: en cuánto tiempo se construyen y por qué son furor

La construcción modular dejó de ocupar un lugar marginal dentro del mercado inmobiliario argentino para consolidarse como una alternativa concreta frente a los problemas estructurales de la vivienda. En un contexto marcado por el déficit habitacional, los altos costos de la obra tradicional y la necesidad de reducir plazos, el sistema industrializado gana protagonismo entre desarrolladores, inversores y compradores finales.

A diferencia de la construcción húmeda convencional, la vivienda modular se produce mayoritariamente fuera del terreno, dentro de fábricas con ambientes controlados. Allí se fabrican módulos completos, con estructura, cerramientos, instalaciones y terminaciones, que luego se trasladan al lote para su montaje final. Ese cambio de lógica permite acortar tiempos, minimizar imprevistos y mejorar el control de calidad.

Según explica Leandro Seoane, socio fundador de 4 Housing, el principal diferencial del sistema es la combinación entre velocidad y escalabilidad. "La construcción modular eleva los estándares de terminaciones, performance y durabilidad, pero sobre todo permite producir más viviendas en menos tiempo, algo estratégico para reducir el déficit habitacional", señaló.

Plazos de ejecución más cortos

Uno de los datos que más atrae al mercado es el tiempo de obra. Una vivienda modular o industrializada de entre 50 y 200 m2 tiene un proceso total de producción cercano a los 90 días, considerando diseño, fabricación y logística. El montaje en el terreno demanda entre una y dos semanas, según el tamaño y las condiciones de acceso.

En la práctica, una unidad de 50 m2 puede quedar lista en menos de un mes desde el inicio de la fabricación, siempre que el terreno tenga fundaciones y servicios preparados. La diferencia con la obra tradicional, que suele extenderse durante años, resulta determinante para proyectos que buscan rapidez y previsibilidad.

Costos y variables clave

En términos de valores, el sistema modular ya no se limita a segmentos experimentales. Tras una primera etapa enfocada en el mercado premium, varias empresas avanzan hacia catálogos más amplios.

"En 2026 lanzaremos un catálogo de casas de distintas medidas, con alto valor de diseño, que parten de u$s1.200 por m2", anticipó Seoane. En ese esquema, una vivienda de 50 m2 puede partir de valores cercanos a u$s30.000, sin considerar el costo del terreno.

El precio final depende de múltiples variables: elección de materiales, porcentaje de muros traslúcidos, nivel de equipamiento y ubicación. El transporte incide en el presupuesto, aunque en la mayoría del territorio no supera el 15% del total.

Aspectos técnicos y normativos

Desde el punto de vista técnico, el acceso al terreno es uno de los factores más relevantes. Seoane explicó: "Mientras pueda ingresar un camión pequeño, no hay mayores inconvenientes ni costos extra". La versatilidad del sistema quedó demostrada incluso en contextos extremos: 4 Housing montó un laboratorio en la Antártida, transportado en rompehielos y descargado con helicóptero.

En lo normativo, el sistema no enfrenta trabas significativas por ello podría favorecer a disminuir el déficit habitacional. Las viviendas modulares se habilitan tanto en municipios como en barrios cerrados, incluso en los más tradicionales. La durabilidad, con mantenimiento adecuado, es igual o superior a la de la construcción convencional y requiere menos intervenciones a lo largo del tiempo.

Materiales y terminaciones

Uno de los mitos que rodeó históricamente al sistema modular es la supuesta limitación en materiales. Hoy, esa idea quedó desactualizada. En exteriores se utilizan maderas como lapacho, kiri o laurel, además de soluciones metálicas. En interiores, predominan maderas naturales y enchapados como guatambú, jequetibá o álamo. Los pisos pueden ir desde mosaicos graníticos hasta mármoles como travertino o tundra grey.

"No hay restricciones en materiales, siempre que se apliquen con las técnicas propias del sistema", resumió Seoane.

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Estas son las principales ventajas de la construcción modular

Modular versus tradicional

El debate entre construcción tradicional y modular atraviesa al sector. Juan Pablo Rudoni, presidente de Ecosan y de la Cámara Argentina de Construcción Modular e Industrializada (CACMI), sostuvo que la principal ventaja del sistema industrializado es la previsibilidad. "El 80% del trabajo se hace en planta. La obra se convierte en producto: se define alcance, presupuesto y plazo antes de fabricar", explicó.

Rudoni detalló que Ecosan opera con una nave de 10.000 m2 y una línea de montaje de 210 metros, capaz de producir viviendas, edificios de mediana densidad y desarrollos hoteleros. En esos proyectos, el tiempo equivale a rentabilidad: terminar antes implica generar retorno más rápido.

Desde IDERO, Lucas Salvatore remarcó que la industrialización permite reducir riesgos financieros en contextos de alta volatilidad. "Cuando el cliente compra un producto cerrado, el precio no se mueve si no hay cambios. Esa certidumbre hoy vale tanto como el costo", señaló.

Salvatore explicó que el mayor potencial hoy no está en los desarrollos tradicionales de vivienda, sino en los proyectos de renta vinculados a economías regionales estratégicas como Vaca Muerta. Puso como ejemplo a Añelo, ubicada a 100 kilómetros de Neuquén, donde viven unas 12.000 personas pero ingresan y salen otras 15.000 cada día, con una infraestructura urbana claramente insuficiente. Detalló: "No hay oferta suficiente de buenas locaciones y existe un déficit estimado de 10.000 camas, con una proyección de 40.000 personas en los próximos diez años".

En ese contexto, el grupo ya tiene dos edificios en operación con 72 departamentos y otro de 24 unidades en etapa final (otro culminado hace poco), bajo un modelo que integra tierra, desarrollo, construcción y operación para dar previsibilidad al inversor.

El directivo destacó que la construcción industrializada permite dar certidumbre y pensar en el largo plazo incluso en un país volátil. "Estamos hablando de inversiones de renta con contratos a diez años en dólares, algo poco habitual en el mercado local", amplió. En esa línea, adelantó que el grupo inició la construcción de seis edificios adicionales dentro de un plan de 50 viviendas modulares, con foco en eficiencia, sustentabilidad y un estándar por encima del promedio.

Salvatore también buscó desmitificar prejuicios sobre el sistema constructivo: aseguró que los costos hoy son comparables a los métodos tradicionales y que, al reducir tiempos y mejorar la aislación, el ahorro financiero y energético termina siendo una ventaja clave para desarrollos destinados a alquiler de largo plazo.

Una solución que gana consenso

Aunque la construcción modular no reemplaza a la obra tradicional, su crecimiento responde a necesidades concretas del mercado. La falta de crédito, la urgencia habitacional y la demanda de soluciones rápidas impulsan un modelo que combina industria, diseño y eficiencia.

Para Rudoni, el avance del sistema es irreversible. "La resistencia cultural existe, pero se diluye cuando se visita una planta y se entiende el proceso. La industrialización no es un contenedor improvisado, es ingeniería aplicada a la vivienda", concluyó.