• 31/12/2025
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Las claves fundamentales para que construir una casa no se vuelva una pesadilla, según un arquitecto

Un arquitecto explica por qué pensar la casa antes de construir es la clave para evitar sobrecostos, retrasos y malas decisiones
Por L.A.
31/12/2025 - 13:48hs
Las claves fundamentales para que construir una casa no se vuelva una pesadilla, según un arquitecto

Construir o refaccionar una casa empieza como un sueño, pero para muchos termina como una pesadilla: plazos que no se cumplen, presupuestos que se triplican y una sensación constante de frustración. Suele culparse al contexto económico, la inflación y el precio de los materiales o de la mano de obra, pero la realidad es que en muchos casos, reducirlo a la coyuntura, resulta una forma cómoda de esquivar el verdadero origen del problema: la desorganización.

"La obra no se encarece por el ladrillo: se encarece por la improvisación", resume Santiago Peña Fiorda, arquitecto y cofundador de Experiencia DOGMA, el primer estudio de arquitectura y urbanismo media-driven con metodología research-driven de Argentina. Según su experiencia, la mayoría de las obras "empiezan antes de estar verdaderamente pensadas", impulsadas por el entusiasmo y la ansiedad de arrancar, pero sin un proyecto maduro ni decisiones clave cerradas.

El error más frecuente, explica, es confundir planos con proyecto. "Tener planos no significa estar preparado para construir. Muchas personas creen que, porque ya ‘dibujaron la casa’, la parte difícil está resuelta. En realidad, lo más complejo es definir cómo se vive ese espacio, cómo se construye, con qué lógica, en qué etapas y con qué impacto económico".

Este déficit de planificación no es menor. Peña Fiorda estima que "entre el 60% y el 70% del sobrecosto se explica por malas decisiones iniciales", como cambios de programa, ajustes de diseño, materiales mal elegidos o decisiones postergadas. Los imprevistos reales existen, pero suelen ser la minoría. "El verdadero problema es llegar a obra sin haber pensado lo suficiente".

Muchas de esas decisiones que se evitan al inicio terminan explotando más adelante. "Materiales, sistemas constructivos, nivel real de terminación, instalaciones, decisiones de equipamiento fijo y, sobre todo, el alcance", enumera. "Muchas obras arrancan sin saber exactamente ‘hasta dónde’ llega el proyecto. Esa indefinición es una bomba de tiempo".

Antes de empezar, hay cuestiones que deberían resolverse sin excepción: "El programa completo, el concepto de uso cotidiano, el presupuesto realista, las prioridades del cliente y el sistema constructivo. Si eso no está claro, la obra avanza a ciegas. Construir sin esas definiciones es como salir a la ruta sin saber el destino".

Desde esta mirada, un buen proyecto no se define por lo estético. "Un buen proyecto no es el más lindo, es el más claro. Es el que anticipa problemas, ordena prioridades y traduce deseos en soluciones viables, técnicas y económicamente coherentes". Para DOGMA, el proyecto es una herramienta estratégica, no solo un conjunto de dibujos.

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Entre el 60% y el 70% del sobrecosto se explica por malas decisiones iniciales

Proyecto, presupuesto y estrategia: las claves para que la obra no se descontrole

Uno de los grandes malentendidos en la construcción residencial es creer que los planos alcanzan. "Los planos muestran cómo es algo. La estrategia define cómo se hace, en qué orden, con qué recursos y con qué impacto económico", explica Peña Fiorda. "Sin estrategia, los planos son solo una foto. Con estrategia, se convierten en una hoja de ruta".

El diseño, lejos de ser un lujo, tiene un impacto directo en los costos y los tiempos. "Un diseño mal resuelto genera obra lenta, costosa y conflictiva. Un diseño pensado desde la experiencia real, la lógica constructiva y el presupuesto reduce errores, acelera procesos y evita cambios innecesarios. Diseñar bien no encarece: ahorra".

Esto se conecta con una idea clave que suele ir a contramano de la ansiedad inicial: tomarse más tiempo antes de empezar. "Cada semana extra de proyecto puede ahorrar meses de obra. La ansiedad por arrancar suele ser la causa principal de los retrasos. El tiempo que no se invierte en pensar, se paga en obra con sobrecostos y estrés".

Con la inflación aún en el trasfondo de la cotidianeidad argentina, preguntarse por el presupuesto resulta inevitablemente. Para Peña Fiorda, el problema no es no tener un número exacto, sino no trabajar con escenarios. "No se puede tener precisión absoluta, pero sí escenarios claros. Presupuesto base, márgenes, prioridades y variables. El problema no es la inflación, es no trabajar con rangos, estrategias y decisiones informadas". El presupuesto, insiste, "no es solo un número: es una herramienta de decisión".

Cuando el dinero es limitado, la clave no es recortar de manera indiscriminada. "Priorizando. Definiendo qué es esencial y qué es postergable. El error es querer todo al mismo tiempo. Un proyecto inteligente sabe crecer por etapas sin perder coherencia". Muchas decisiones que parecen baratas al inicio terminan siendo muy costosas a largo plazo. "Querer economizar todo ‘porque sí’ en vez de ser estratégicos en dónde economizar y dónde no. Son decisiones que además luego se pagan con mantenimiento, cambios y problemas a futuro".

Una vez que la obra comenzó, el principal factor de encarecimiento son los cambios. "Cambios de diseño, de alcance, de materiales. Cada cambio en obra cuesta más que haberlo decidido antes". Por eso, la comunicación entre todas las partes es determinante. "Muchas obras se encarecen por malentendidos, expectativas no alineadas o decisiones poco claras. Cuando todos entienden el porqué de cada decisión, la obra fluye mucho mejor".

Diseñar desde la experiencia también tiene un impacto directo. "Evita diseñar cosas que no se usan. Cuando el diseño parte de cómo se vive realmente un espacio, se eliminan metros innecesarios, soluciones complejas y gastos superfluos. La experiencia ordena el proyecto".

Antes de avanzar, Peña Fiorda sugiere hacerse algunas preguntas: "¿Cómo quiero vivir este espacio dentro de cinco años? ¿Qué decisiones estoy postergando por incomodidad? ¿Tengo un proyecto o solo un dibujo?". Y estar atentos a las señales de alerta: "Presupuestos poco claros, falta de documentación, cambios constantes sin criterio y promesas de ‘lo vemos en obra’. Todo lo que no se define antes, se paga después".

Finalmente, advierte que hay cosas que no deberían negociarse nunca, aun bajo presión por bajar costos: "La calidad del proyecto, la claridad del alcance y la documentación. Reducir ahí es pan para hoy y hambre para mañana". También recomienda ajustar expectativas desde el inicio: "Construir no es rápido ni mágico. Es un proceso. Poder pre-setear estas expectativas de entrada hace que luego todo sea más simple".

En definitiva, para la hora de construir o refaccionar una casa bien,  Peña Fiorda propone tres claves concretas para evitar que una obra se estire y se encarezca: "Pensar antes de construir: invertir tiempo en proyecto ahorra tiempo y dinero después. Definir prioridades claras: no todo es esencial, pero lo esencial debe estar bien resuelto. Y comunicar y decidir con criterio: menos improvisación, más estrategia".

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