Qué es el quiet quitting y por qué genera debate en las empresas
Después del auge del síndrome del trabajador quemado y la llamada gran dimisión, un nuevo concepto empezó a circular con fuerza, sobre todo en las redes sociales, el quiet quitting. Aunque todavía no ha sido recogido oficialmente en los diccionarios, su expansión entre empleados, empresarios y especialistas en recursos humanos ya lo posiciona como un tema central en el debate sobre el futuro del trabajo.
¿Qué significa quiet quitting?
Traducido al español como "renuncia silenciosa", el término no implica una dimisión literal. No se trata de abandonar el puesto de trabajo ni de presentar la renuncia formal. Según explican especialistas como la doctora Nilu Ahmed, profesora de Ciencias Sociales en la Universidad de Bristol, el quiet quitting es más bien una actitud o filosofía que muchos empleados están adoptando para enfrentar los entornos laborales cada vez más demandantes.
¿En qué consiste? En términos simples, quienes practican el quiet quitting optan por cumplir únicamente con las tareas estipuladas en su contrato laboral, rechazando hacerse cargo de funciones adicionales por las que no están siendo remunerados. Esto implica llegar en hora, irse en hora y no asumir responsabilidades fuera de su descripción formal de empleo. Lejos de ser sinónimo de vagancia o falta de compromiso, para muchos se trata de una forma de proteger su bienestar mental y físico, de poner límites al trabajo y de preservar su vida personal.
Cuál es la percepción de las empresas sobre el quiet quitting aplicado al trabajo
Sin embargo, esta postura genera preocupación entre los empleadores. Durante años, muchas compañías se beneficiaron de trabajadores que llegaban antes de hora, se iban después, asumían tareas extra o se mostraban disponibles fuera del horario laboral. El surgimiento de esta actitud más estricta respecto a los límites laborales pone en cuestión ese modelo implícito que equiparaba la dedicación extrema con la "buena predisposición".
La doctora Ahmed señala que, para las empresas, el quiet quitting representa la pérdida del "trabajo gratuito" que históricamente recibían por parte de sus empleados más comprometidos. Es por eso que muchos ejecutivos lo miran con recelo, asimilándolo a una suerte de rebelión pasiva dentro de las organizaciones.
¿Cómo surgió el término quiet quitting?
El quiet quitting comenzó a ganar popularidad a partir de publicaciones en TikTok, donde jóvenes de las generaciones millennial y Z compartieron sus experiencias y reflexiones al respecto. Uno de los videos más virales lo resume así: "No renunciás a tu trabajo, renunciás a la idea de que tu valor se mide por tu productividad. Seguís cumpliendo con tus tareas, pero no te suscribís a la cultura del esfuerzo extremo. El trabajo no es tu vida".
El término fue recogido por medios internacionales como The New York Times y The Wall Street Journal, que exploraron cómo esta actitud se instaló especialmente entre los más jóvenes, en un contexto donde las expectativas sobre el mundo laboral se están transformando.
Asimismo, las opiniones sobre el quiet quitting están divididas. Para algunos, representa una falta de compromiso y una actitud conformista. Según Jim Harter, investigador de Gallup especializado en bienestar laboral, esta práctica está directamente vinculada a la falta de engagement. De hecho, sus encuestas recientes muestran que cerca del 54% de los jóvenes trabajadores se declaran poco o nada comprometidos con su empleo.
En la misma línea, Joe Grasso, director de Transformación de la Fuerza Laboral en Lyra Health, advierte que esta actitud suele ser un síntoma de desmotivación y desinterés. El quiet quitting, asegura, puede manifestarse como cinismo o apatía en el trabajo, lo que a largo plazo podría tener consecuencias negativas para la salud organizacional.
Otros especialistas, en cambio, como la doctora Ahmed, creen que se trata de un acto de salud mental y equilibrio personal. Tras años de una cultura laboral que glorificó la hiperproductividad y el presentismo, muchas personas hoy están optando por revalorizar su tiempo libre, su bienestar y sus vínculos por encima de las metas corporativas.
Cómo la pandemia impulsó el quiet quitting como punto de inflexión en el trabajo
El contexto de la pandemia de COVID-19 y sus consecuencias también explican en parte el surgimiento del quiet quitting. Con el auge del teletrabajo, muchas personas experimentaron una difuminación de los límites entre vida personal y profesional. Esto llevó a una fatiga generalizada y a un replanteo profundo de las prioridades.
Michelle Hay, directora global de personal en Sedgwick, remarca que tras los años de crisis sanitaria, cansancio y frustración, muchos empleados reevaluaron sus objetivos y comenzaron a poner límites más claros en su relación con el trabajo. La falta de reconocimiento, los sueldos estancados y la incertidumbre laboral no hicieron más que potenciar esta tendencia.
Esta práctica es, en muchos casos, una reacción al burnout, el famoso síndrome del trabajador quemado que fue reconocido por la Organización Mundial de la Salud como una dolencia vinculada a las jornadas laborales. Después del burnout y de la Gran Dimisión (que en Estados Unidos llevó a millones de personas a renunciar de forma masiva), este fenómeno no sorprende a los especialistas.
La doctora Ahmed sostiene que el problema de fondo es un modelo laboral que, durante décadas, fomentó la idea de que trabajar más y sacrificar la vida personal traería recompensas a futuro, tales como ascensos, mejores sueldos, estabilidad. Sin embargo, las nuevas generaciones crecieron viendo cómo esas promesas no siempre se cumplían, sobre todo en contextos de crisis económica, precarización y empleos poco estables.
En este escenario, el quiet quitting aparece como una forma de recuperar tiempo personal y evitar la espiral del agotamiento, sin renunciar necesariamente al trabajo, pero tampoco entregándole más de lo que estipula el contrato.