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El Castillo de Cañuelas: un gigante que pasó por todas en casi 100 años y será expropiado

Tras años de abandono, la legislatura bonaerense aprobó la expropiación del histórico edificio y ya tiene planes respecto del uso que tendrá en el futuro
Por J.M.
12/12/2025 - 16:21hs
El Castillo de Cañuelas: un gigante que pasó por todas en casi 100 años y será expropiado

Tras décadas de ver cómo el paso del tiempo y el abandono hacían mella en su imponente estructura, el emblemático Castillo de Cañuelas está a punto de comenzar una etapa de transformación definitiva. Ubicado estratégicamente en la intersección de las rutas 3 y 205, este gigante de cemento que supo ser el motor industrial de la zona finalmente pasará a manos del Estado provincial. La Legislatura bonaerense convirtió en ley su expropiación, una medida que busca rescatar del olvido a una de las postales más icónicas del acceso a la ciudad y poner fin a un ciclo de deterioro que amenazaba con la pérdida total del inmueble.

El edificio, que originalmente albergó a la mítica fábrica de productos deshidratados Finaco, representa mucho más que una mole de concreto para los vecinos; es un símbolo de la identidad local que atravesó expropiaciones previas, quiebras resonantes y hasta intentos fallidos por convertirlo en boliche o restaurante. Con esta nueva normativa, impulsada desde hace años por sectores políticos locales y provinciales, se abre una ventana de oportunidad para centralizar servicios públicos esenciales en un predio que cuenta con casi 4.900 metros cuadrados y una solidez estructural que, pese a los años de descuido, se mantiene intacta para ser refuncionalizada.

Castillo de Cañuelas: lo transformarán en un Polo Judicial y de Seguridad

La expropiación del inmueble no tiene como fin únicamente la preservación histórica, sino que responde a una necesidad logística y administrativa de la región. El plan oficial del Ejecutivo bonaerense es transformar la antigua planta industrial en un moderno Polo Judicial, de Seguridad y Tránsito. La iniciativa, que tomó fuerza tras el apoyo del Senado el pasado 28 de noviembre, busca unificar en un solo predio diversas dependencias que hoy funcionan de manera dispersa, como fiscalías, juzgados y oficinas de tránsito, permitiendo que los vecinos de Cañuelas y localidades aledañas realicen trámites de forma más ágil y en un punto de acceso clave.

El proyecto de ley fue impulsado originalmente por la diputada massista Ayelén Itatí Rasquetti, quien trabajó junto a la intendenta Marisa Fassi y la senadora Sofía Vannelli para lograr el consenso parlamentario. Según se detalló tras la aprobación, el proceso entra ahora en una fase de 120 días para su reglamentación por parte del Poder Ejecutivo. Una vez firme, se iniciará el juicio de expropiación para determinar la indemnización justa a los actuales propietarios, la cual se estima en torno a los 4 millones de dólares. Un dato no menor es que los fondos para la puesta en valor y restauración del edificio no provendrán del presupuesto general, sino que serán financiados íntegramente con recursos del Poder Judicial, garantizando así la viabilidad de la obra.

Auge, caída y leyenda: la historia del Castillo de Cañuelas

La historia del Castillo de Cañuelas es una crónica de la Argentina industrial del siglo XX. Su construcción comenzó a finales de los años 20 bajo el mando del industrial francés Gustave Artaux, quien inauguró en 1932 la firma Finaco. En su época de esplendor, durante la Segunda Guerra Mundial, la planta llegó a tener 400 empleados y se especializó en la producción de huevo deshidratado, leche en polvo y el recordado alimento "Yumil", productos que se exportaban masivamente. Fue, además, una construcción de vanguardia para la época, siendo el primer edificio de Cañuelas en contar con un ascensor.

Sin embargo, el destino del inmueble fue errático. Durante la presidencia de Juan Domingo Perón fue expropiado por primera vez; luego pasó a manos de la firma IMFASA, dedicada a material fotográfico y radiográfico, hasta que la empresa quebró a finales de los años 60. Desde la década del 80, bajo propiedad privada de la familia Corsi, el edificio tuvo usos variopintos: desde boliche bailable y restaurante hasta un ambicioso proyecto de museo de autos antiguos que naufragó durante la hiperinflación.

En los últimos años, el Castillo sufrió el abandono total, convirtiéndose en blanco de actos vandálicos y con riesgos constantes de usurpación. Con esta nueva ley, el Estado bonaerense no solo recupera un patrimonio arquitectónico invaluable de cinco pisos y sótano, sino que también revitaliza un sector estratégico del partido. Para la comunidad, el fin de la desidia representa la recuperación de un símbolo que, tras casi un siglo de historia, dejará de ser una "ruina nostálgica" para convertirse en un centro de servicios para miles de ciudadanos.

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