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Bochazo al Presupuesto, todos contra todos y la sombra de Boric sobre la política argentina

En un sistema presidencialista como el argentino puede darse el caso de un gobierno dividido. Es decir, la existencia de un Poder Ejecutivo
22/12/2021 - 16:08hs
Bochazo al Presupuesto, todos contra todos y la sombra de Boric sobre la política argentina

El Congreso argentino está adoptando algunos rasgos de parlamentarismo. Aunque muchas veces los conceptos se usan como sinónimos, no necesariamente lo son. El primero, integrado por diputados de la Nación y senadores que representan a las provincias, convive con un presidente elegido por el voto directo y dotado por la Constitución de amplias y generosas atribuciones para gobernar.

En el segundo, el primer ministro es consagrado precisamente por el parlamento y una derrota en una votación clave puede acabar con su administración o llevarlo a una crisis que lo haga cambiar la naturaleza misma de sus alianzas para sobrevivir.

En un sistema presidencialista como el argentino puede darse el caso de un gobierno dividido. Es decir, la existencia de un Poder Ejecutivo que no tenga el control del Legislativo y aun así seguir gobernando igual, recurriendo a decretos simples o de necesidad y urgencia con amplias facultades para decidir sobre muchos y variados temas.

"El Congreso ha cobrado una mayor influencia y posiblemente la incremente, por imperio de una suerte de experimento transgénico que ha modificado su naturaleza"

El propósito de esta introducción es señalar que estamos frente a lo que puede representar una variante novedosa respecto de nuestra historia institucional democrática, al menos contando desde la restauración de 1983. El Congreso ha cobrado una mayor influencia y posiblemente la incremente, por imperio de una suerte de experimento transgénico que ha modificado su naturaleza merced a una serie de fenómenos que pasamos a enumerar:

1. El rol de la vicepresidencia que, a diferencia del pasado, constituye un factor clave en la coalición de gobierno y en la vida institucional. Desde Raúl Alfonsín a esta parte jamás la "rosca" de la cámara alta fue liderada por un vice ya que, invariablemente, era instrumentada por el jefe de la bancada oficialista. Desde hace dos años eso no es así. Y se nota. Esto, sin mencionar su explícita influencia en todos los temas de la agenda y la cantidad de funcionarios que pasan más seguido por las oficinas de la presidencia de la cámara alta que de la Casa Rosada.

La influencia de la vicepresidenta se hace sentir fuera y dentro del Congreso.
La influencia de la vicepresidenta se hace sentir fuera y dentro del Congreso.

2. Máximo Kirchner, el jefe del bloque oficialista de diputados se desempeña con criterios que no siempre coinciden con los deseos, necesidades e intereses de la Presidencia.

3. El presidente de esa cámara, Sergio Massa, es un referente diferenciado y con juego propio hacia dentro y fuera de la coalición de gobierno.

4. El resultado de las últimas elecciones de medio término dejó a la primera minoría en una situación más compleja para alcanzar el quórum y construir mayorías, como lo hemos visto en el reciente rechazo del Presupuesto 20200.

Por su parte, las internas del interbloque de Juntos por el Cambio -integrado por diez bloques distintos- se presentan como una dificultad adicional para establecer negociaciones y acuerdos, porque ninguno quiere quedar frente a la sociedad como funcional al oficialismo.

Todos estos factores sumados le confieren centralidad a un Congreso que ha iniciado la segunda mitad del mandato del Frente de Todos con un vigor que contrasta con la energía discontinua del Presidente y con la falta de una jefatura en la oposición.

Sergio Massa, otra figura relevante con juego propio en el Congreso.
Sergio Massa, otra figura relevante con juego propio en el Congreso.

Hay clima de reunión de consorcio entre la dirigencia en una coyuntura estresada por la difícil negociación con el FMI. Pocos dólares en las reservas del Banco Central, muchos vencimientos en los próximos meses y ausencia de liderazgos en la política obligan a conformar mesas con tantos comensales que resulta imposible consensuar un menú aceptable, o al menos un humilde "plato del día", mientras el Fondo insiste con su receta clásica: "Ajuste presupuestario sobre colchón devaluatorio del tipo de cambio oficial acompañado de una reducida guarnición de subsidios".

"Hay clima de reunión de consorcio entre la dirigencia en una coyuntura estresada por la difícil negociación con el FMI"

Y si faltaba el postre, la Corte Suprema se muestra muy activa en sus movimientos, resolviendo cruciales cuestiones que van desde la conformación del Consejo de la Magistratura (que involucra la designación de jueces) hasta fallos a favor de las provincias en lo relativo a pujas por multimillonarios fondos.

Tres poderes institucionales pensados para un sistema de pesos y contrapesos para mantener equilibrios parecen dedicados a disputar zonas de influencia corporativas que se presentan ajenas y distantes para amplias franjas de la población. Hasta aquí nada parece distraerlos del viejo "Antón Pirulero", donde cada cual atiende su juego.

Más allá de algunos mensajes anti políticos efectistas, el establishment nativo actúa bajo la íntima seguridad que el agua no le llegará al cuello y que a la hora de la verdad siempre les quedará la grieta para zafar las inconsistencias y la mediocridad de los resultados. Puede ser que les asista la razón. Hasta aquí no han enfrentado grandes costos. Claro que el exceso de confianza puede resultar letal.

Hasta hace dos años la dirigencia chilena parecía consolidada ignorando que estaba parada sobre pasto seco. Aparecieron las chispas y el modelo de estabilidad política y económica dejó a la vista todas sus fisuras. El próximo presidente trasandino, Gabriel Boric, quien cumplirá 36 años cuando asuma como primer mandatario (el más joven de la historia del vecino país), podrá dar fe de que siempre hay oportunidades para quienes están atentos a leer correctamente las auténticas demandas de sus compatriotas.