¿Cuándo conviene comprar un disco duro tradicional y uno de estado sólido?
El disco duro es uno de los componentes más importantes de una computadora.
Además de guardar en su interior toda la información que no queremos perder aunque apaguemos la PC, también influye de forma directa en la velocidad con la que se ejecutan las aplicaciones, debido a que es el lugar al que recurre la CPU para obtener los datos necesarios para realizar cualquier proceso (ejecutar un juego, visualizar un vídeo o usar una herramienta, por ejemplo).
Durante mucho tiempo, la evolución de estos componentes ha sido poco alentadora, ya que su estructura interna y la tecnología que usan apenas variaba: unos platos magnéticos almacenan la información que es leída por unos brazos articulados.
Realmente, lo único que mejoraba era: más velocidad de rotación y más cantidad de memoria intermedia (caché).
Pero este panorama cambió sustancialmente hace unos años, debido a la llegada de los discos duros de estado sólido (SSD).
Su tecnología y funcionamiento no tenían nada que ver con lo habitual hasta ese momento, de hecho, su estructura y forma de trabajar está más cerca de los dispositivos USB, conocidos como Pendrives.
¿Qué ventajas y desventajas nos ofrece tener un disco de estado sólido en nuestra computadora?
Lo primero que comprobaremos es que el arranque del sistema operativo es mucho más rápido. Casi un 40 por ciento.
Esto se debe a que, como los SSD no incluyen partes móviles (al contrario que los discos duros tradicionales), tanto el tiempo de búsqueda de los datos como la latencia se reducen de forma sostenible.
La media de búsqueda de información de un disco de estado sólido es de 0,2 ms en los modelos NAND MLC.
Por el contrario, en un disco duro mecánico este valor es 10 ms. Esto también sirve para que cualquier aplicación que el usuario desee usar funcione de manera más fluida.
En definitiva, con un dispositivo de estado sólido la PC trabajará más rápido.
Pero nada es perfecto, y existe un detalle muy importante que ha ralentizado su llegada masiva al mercado de consumo: su costo de fabricación es, hasta la fecha, bastante elevado y, por extensión, también lo es su precio de venta al público.
Esta situación ha reducido su impacto en las ventas del sector de los discos duros (apenas suponen el 20% a nivel mundial). Pero la situación está cambiando. Veremos si de forma definitiva.
Otros de los beneficios que obtendremos, en especial si el usuario utiliza computadoras portátiles, es un menor consumo y una mayor fiabilidad.
La primera cualidad se debe a que estos componentes usan módulos flash para almacenar la información y, como necesitan muy poca energía, se pueden encontrar modelos con una necesidad máxima de 1,5 vatios por los 20 vatios de los modelos magnéticos.
En el apartado de la fiabilidad también encontramos importantes beneficios, al carecer de partes móviles, los fallos de los componentes internos se reducen de forma drástica. Esto permite que la resistencia de caídas, golpes y giros bruscos sea muy elevado y, también, que el usuario no escuche ningún ruido mientras está trabajando. Los discos de estado sólido, pesan mucho menos que los magnéticos, en ocasiones incluso da la sensación de que las carcasas están huecas.
Pero en este escenario debemos comentar un detalle a tener en consideración: en un disco de estado sólido, si existe un fallo físico, por ejemplo, un error de alguna celda, la información allí almacenada es imposible de recuperar, algo que en los modelos tradicionales sí que se puede intentar.
Además, los campos magnéticos y las cargas de electricidad estática no les sientan bien a los módulos flash de su interior, pudiéndose perder su contenido
Las necesidades de espacio de almacenamiento son cada vez mayores y ahí encontramos otro aspecto mejorable de los discos de estado sólido: la cantidad de gigabytes que ofrecen como máximo, hoy, no suele superar los 510 GB.
Mientras que, los magnéticos son capaces de almacenar hasta 2 TB. Eso sí, hay que tener en cuenta que su tecnología es ya muy madura.
En definitiva, los discos de estado sólido son ya una opción viable para el mercado de consumo si se busca un rendimiento superior al de las unidades magnéticas.
Aunque su precio todavía no resulta tan competitivo como sería deseable. Desde las empresas de tecnología de almacenamiento, esperemos que muy pronto lo sea, ya que su tecnología es innovadora.
