Inversores del sector telco quieren venir al país pero aún tienen dudas sobre la marcha de la economía
WASHINGTON (enviada especial)-. ¿Qué va a pasar con el déficit fiscal? ¿Cómo van a manejar la inflación? ¿Por qué la Argentina es tan cara? ¿Qué continuidad tendrán las medidas tomadas hasta ahora? ¿Cuál es el camino definitivo que seguirá el Gobierno? Estas son algunas de las preguntas que los bancos y los fondos de inversión realizaron a las empresas argentinas que participan en Estados Unidos del Argentina TIC Day, el road show de negocios impulsado por el Ministerio de Comunicaciones para atraer inversiones en este mercado.
La misión encabezada por el ministro Oscar Aguad y que contó con el acompañamiento de unas 30 empresas argentinas del sector se topó con estas inquietudes de parte de los ejecutivos representantes de los dueños del capital al que el Gobierno quiere seducir.
Por eso, escuchar al jefe de esta cartera decir e insistir en que la Argentina está otra vez en el mundo, que está preparada para encarar una transformación fenomenal hacia adelante y que tendrá continuidad en el tiempo se inscribe en este contexto. Sabe por qué lo está diciendo: la confianza que desde el presidente Mauricio Macri hacia abajo se quiere generar no parece, todavía, fácil de contagiar. Al menos a los inversores.
Entre lunes y martes, las distintas empresas argentinas se reunieron con empresas de Estados Unidos, además de fondos de inversión en Nueva York. El déficit fiscal y la definición del rumbo que, se espera, tomará en algún momento el Gobierno fueron dos de los temas que se repitieron en gran parte de los casi 30 encuentros que hubo cada día.
No hay dudas de que la nueva etapa que atraviesa la Argentina genera curiosidad y expectativa entre quienes buscan dónde poner su dinero para obtener los mejores resultados. Especialmente cuando los expertos en economía señalan que hoy hay suficiente liquidez en el mundo como para atraer a esos flujos hacia la Argentina.
Parte de eso quedó evidenciado cuando la secretaria de Promoción de Inversiones, Clarisa Estol, contó que hubo que incluir reuniones de último momento y que hasta hubo inversores que se quedaron afuera porque ya no había más posibilidades de habilitar nuevos espacios en esta misión, aunque quedaron pendientes para concretarse en algún momento.
Hay expectativas. Pero también es cierto que la historia argentina en materia económica y de reglas de juego cambiantes no ayuda mucho a contagiarse de esa confianza que pregonan desde la administración nacional.
Y tampoco hay dudas sobre las oportunidades que ofrece el país en materia de telecomunicaciones. Razón por la que cualquier inversor no dudaría en arriesgar sus capitales en un lugar en donde hace falta construir más infraestructura, donde es necesario llegar a los lugares más alejados, y hasta donde debería ser posible generar nuevos negocios vinculados, ya desarrollados en otros países de la región e inexistentes en la Argentina como el de la gestión de antenas.
Entre algunos de los empresarios argentinos que acompañan la misión se escucha decir que "hasta que el Gobierno no defina el rumbo, las inversiones no van a llegar".
Lógicamente lo hacen en estricto off the record y no porque teman algún tipo de reprimenda -tal como ocurría durante la gestión anterior- sino porque ellos también están interesados en que haya una definición política para poder encarar nuevos proyectos.
El déficit fiscal, el endeudamiento, la necesidad de ajustes en diversos planos son también parte de las dudas que surgen entre los potenciales inversores. "La Argentina es cara, cuesta dinero invertir en el país y si encima las cosas no están claras nadie se va a arriesgar", contó a iProfesional otro de los ejecutivos que está participando de estas rondas tanto en Nueva York como, miércoles y jueves, en Washington.
La cuestión regulatoria genera, asimismo, otra gran cantidad de preguntas, que van desde cuestiones básicas -como hasta cuándo se tendrá que poner tanto esfuerzo para colocar una antena- hasta las más complejas, como las que tienen que ver con la televisión paga, y hasta las atribuciones de espectro.
Está claro que hay oportunidades. De lo contrario no hubiesen llegado hasta acá las empresas argentinas, desde las más grandes como Telefónica, Telecom y Cablevisión, hasta las medianas como iPlan, Metrotel, Sion, Gigared, y las firmas que conforman CATEL, las operadoras de TV paga nucleadas en la Red Intercable, o las representadas por CABASE, o las satelitales como Servicio Satelital. O los carriers, como Level 3, o compañías que se están dedicando a dar servicios de valor, tal el caso de Movipay, en pagos móviles, o Motorola en lo referido a seguridad públicas, sin dejar de lado a las que fabrican equipamiento de red, como Huawei y Alcatel Lucent.
Es evidente, también, que lo que se viene en materia de telecomunicaciones importa a cada uno de los actores que conforman este sector en la Argentina, razón por la que decidieron ser parte de la misión. Hay muchos intereses en juego. Las empresas quieren que todo lo que el Gobierno viene pregonando en materia de apertura y competencia quede finalmente escrito. Que no se trate sólo de un discurso, sino que quede expresado básicamente en una ley.
La ley de comunicaciones convergentes está en proceso de redacción. Estará lista en marzo de 2017 cuando, se prevé, ingrese al Congreso para su discusión. En el corto plazo queda esperar la ya anticipada batería de medidas que corregirá algunas cuestiones del decreto 267/2015 que introdujo cambios en la ley de medios 26.522 y Argentina Digital 27.078.
Y si recién el año que viene ingresará el texto final de la norma al Congreso, y si en 2017 el Gobierno enfrentará su primer test electoral después de haberse impuesto en las elecciones de 2015, cuesta pensar que vayan a haber suficientes ajustes en materia fiscal como para corregir las cuestiones sobre las que se preguntan los potenciales inversores, en este caso, en materia de telecomunicaciones.
La sensación que quedó flotando en el Argentina TIC Day es que no es el sector de las telecomunicaciones el que presenta inconvenientes a la hora de seducir al capital. Para que las anunciadas inversiones comiencen a concretarse, es la administración nacional la que debe dar las señales claras. Una vez que ello ocurra, es posible que la inversión extranjera llegue a la Argentina. Y seguramente será el segmento de telecomunicaciones uno de los que más rápido lo capitalice.