• 21/12/2025
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Enrique Blaksley: ascenso y crisis del financista que manejaba la plata de los inversores VIP

Compró el Hard Rock Café y el Buenos Aires Design, trajo al país a Usain Bolt y a Federer. Hoy es acusado de fraude y evasión  
14/12/2016 - 13:29hs
Enrique Blaksley: ascenso y crisis del financista que manejaba la plata de los inversores VIP

En la mañana del sábado 26 de noviembre, Enrique Blaksley, de 51 años y fundador de Hope Funds, recibió su segunda amenaza pública en una semana. Se publicó un aviso fúnebre en el diario Clarín que lo daba por muerto y saludaba a su familia y a sus socios "en este difìcil momento".

La pesadilla lleva por lo menos dos años. Sin otra formación académica que el paso por el bachillerato del colegio El Salvador, Blaksley se embarcó en este negocio en 1989, cuando advirtió que los numerosos ejecutivos de cuentas que le reportaban en la compañía aseguradora donde trabajaba podían también vender otro tipo de productos financieros.

Se convirtió así en el mejor de todos y en el demiurgo de una empresa que, bajo la tutela de esa aseguradora, ofrecía a los ahorristas una cartera diversificada en economía real que podía ir de hoteles a restaurantes o barrios cerrados.

Hope Funds llegó a manejar u$s50 millones e inversiones. Este "private equity fund" -emprendimientos que, por fuera de la regulación estatal pero sin cruzar la frontera de la ley, ofrecen a los ahorristas tasas imposibles de alcanzar en el circuito formal- llegó a retribuir entre 7% y 12% anual en dólares, dos puntos por encima de lo que retribuye aquí el mercado informal de las cuevas.

Pero Blaksley acumula ya cuatro denuncias en la Justicia -una por presunto lavado y evasión y otras tres por defraudación o estafa- y más de un centenar de clientes le reclaman cobrar al menos el capital de lo que se destinó a los proyectos.

La medida que seguramente contribuyó para que muchos de los creyentes de Hope Funds hayan decidido finalmente retirar sus apuestas fue el blanqueo que impulsa el Gobierno. Se sabe desde el crack del '29: nadie resiste una corrida.

Blaksley no parece ser todavía "el Bernard Madoff argentino", aquel estafador que terminó preso luego de engañar deliberadamente a las autoridades de los Estados Unidos y cuyo fraude ascendió a u$s52.000 millones.

Hope Funds admite hasta ahora 53 casos de reclamos por u$s2,5 millones, aunque abogados que reunieron a los damnificados afirman que la realidad excede largamente esas cifras.

Lo más probable es que se trate de un caso menos sofisticado: decisiones tomadas con alto grado de irresponsabilidad, ambición infinita y escasa experiencia en banca privada.

Lo que se conoce como "descalce": Hope Funds hacía inversiones a varios años con un fondeo de ahorros cuya mayor parte no excedía el año de plazo. Era lo que permitía esa tasa, fijada en dólares para los 12 meses en el 7% anual, rendimiento que crecía de manera paulatina hasta el 12% para los seis años, el plazo máximo.

Hasta que empezaron a trascender los problemas, Blaksley era aquí un inversor de prestigio, con 25 años de trayectoria en el sector y uno de los empresarios más requeridos en el mundo del deporte.

Trajo a Roger Federer a una exhibición con Juan Martín del Potro, a Usaín Boldt a correr contra el Metrobus, organizó la despedida de Ariel Ortega en River. Encaró un proyecto inconcluso que pretendía abrir cafés con la marca Messi y ganó la Triple Corona como principal sponsor de La Dolfina.

Pero Blaksley no se rinde. Cree estar frente a una conspiración y confía también en la posibilidad de recuperarse. El miércoles 16 del mes pasado hizo ante sus 60 vendedores de mayor confianza la siguiente arenga: "Me rebelo a toda esta violencia y agresión que nos hacen".

Se envalentonó y citó como estrategia de defensa el ensayo "El arte de la guerra", del chino Sun Tzu.

Unas 48 horas después envió un comunicado a los clientes admitiendo los inconvenientes: "El modelo Hope Funds, así como cualquier otro modelo de inversión, conlleva riesgos propios de los mercados financieros, de consumo e inmobiliarios y ámbitos en donde se han realizado inversiones. En el último tiempo el modelo de inversión de la empresa se ha visto afectado por diversos cambios económicos que han alterado la proyección de rendimientos de las compañías del grupo, lo que ha puesto en un determinado estresamiento financiero a determinadas obligaciones de nuestra organización".

Nada que, según él, no pudiera remontarse con nuevos y millonarios proyectos. Con eso insistió 10 días después, el sábado en que leyó su propio aviso fúnebre, mediante un mensaje dirigido a su grupo de WhatsApp: "No puedo salir a la calle y es un trago difícil de digerir".

También volvió sobre la solución: "Esto se arregla con plata y hoy la plata viene de las ventas. ¡No más quejas! Si queremos salir adelante nos tenemos que defender. Estamos bloqueados hablando siempre de lo mismo".

Más allá de las conspiraciones, que pueden haber existido, el fracaso tuvo motivos reales. Por lo menos tres. El más relevante fue la investigación de Carlos Gonella, ex jefe de la Procuraduría de Criminalidad Económica y Lavado de Activos, que determinó a mediados de 2014 que, de 521 inversores del grupo, sólo tres podían explicar el origen de los fondos.

Tres años antes, con una gran fiesta en el Sheraton de Pilar, Hope Funds había inaugurado Verazul, su apuesta de negocios más importante, un barrio cerrado enclavado en Villa Rosa, a orillas del río Luján. Pero la iniciativa se frustró tiempo después con una denuncia de ambientalistas.

Fue el principio del fin: la presentación llevó al gobierno de Humberto Zuccaro, entonces intendente de Pilar, a retirarle a Hope Funds el permiso precario para construir, se paró la obra y, con ella, los pagos de cuotas de clientes que empezaron a inquietarse con las demoras.

Hoy, Verazul no tiene un solo ladrillo edificado y sigue sin habilitación. "No hay ningún motivo para que un permiso se demore tantos años", se quejan en la compañía. 

El martes pasado, Nexos Consultora Integral, fiduciaria del proyecto, les envió a todos los clientes de Verazul un correo en que les pedía autorización para endeudarse en el exterior en un máximo de u$s25 millones para salvar el emprendimiento.

La propuesta detallaba las condiciones: período de gracia de hasta 2 años, plazo total hasta 8, tasa de interés entre el 5 y el 6% anual, amortización en 12 cuotas semestrales, honorarios por consultoría y asistencia técnica y garantía con instrumentos financieros "como bonos o garantías bancarias" cuyo costo estimado es de entre 2,5% y 3,5% anual.

"En razón de los beneficios que generará la obtención de tales fondos, dado que serán aplicados a avanzar con las distintas obras a realizarse y las condiciones favorables de dicha financiación en cuanto a tasa de interés, plazo de repago, entre otros, consideramos apropiada su aprobación", decía el texto, firmado por Jorge Rodríguez Córdoba, presidente de Nexos.

También aclaraba que serían consideradas como "positivas" todas aquellas respuestas que no fueran respondidas al cabo de 96 horas de enviada la carta.

La publicación de los primeros contratiempos en enero de 2015, justo el día del cumpleaños 50 de Blaksley, es según Hope Funds la tercera razón de la debacle. Hasta entonces el grupo había seguido funcionando con las prácticas que lo hicieron fuerte: una agresiva política para incorporar vendedores a su fuerza comercial, reforzada con comisiones en dólares que llegaban al 7%, viajes y premios para los más exitosos .

La vasta red de ejecutivos, que recorre calles y oficinas con charlas en las que sondean perfiles de potenciales clientes, llegó en su momento a ser de 400 empleados, elenco que Blaksley siempre gratificó con viajes a Europa o África.

"Es cierto que tenemos una situación de iliquidez, pero es transitoria", contestaron en la empresa, cuyo dueño entró según el último informe del Banco Central en una situación comprometida: está en categoría 1 (normal) con el Banco Galicia y en 4 (alto riesgo de insolvencia) con el Banco Francés por demoras de entre 90 y 120 días en los pagos y ha librado en los últimos seis meses cheques sin fondos por $2,7 millones de los que sólo pagó $600.000.

La compañía arrastra a su vez aportes impagos como seguridad social, contribuciones patronales y obra social, cheques rechazados por $ 2,1 millones y un monto insignificante con el Banco Galicia en categoría 3.

Hace algunos años el grupo se abocó a constituir sociedades off shore por u$s10 millones en las Islas Vírgenes Británicas, información corroborada luego por el escándalo de Panamá Papers. Se le acredita a Hope Funds unas 30 sociedades en paraísos fiscales armadas por el estudio Mossack Fonseca.

"No es un mal tipo: dio la cara, sigue trabajando y siempre estuvo a disposición de la Justicia", agregan en su entorno. "El Negro pisó la banquina y se fue al pasto", retruca uno que trabajó con él, consultado por el diario La Nación.