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Ciencia y tecnología: la decadencia del único ministerio sobreviviente del kirchnerismo

¿Qué pasó entre el optimismo que había en diciembre de 2007, cuando asumió Barañao, a este mes cuando se redujo de ministerio a secretaría?
04/09/2018 - 07:37hs
Ciencia y tecnología: la decadencia del único ministerio sobreviviente del kirchnerismo

“El presupuesto en tecnología es una inversión, no un gasto”, decía en diciembre de 2016 Lino Barañao, el único titular que tuvo en su historia el Ministerio ministro de Ciencia, Tecnología e Innovación Productiva, creado en 2007 por Cristina Fernández de Kirchner y eliminado este lunes como tal por el presidente Mauricio Macri, en el marco de un ajuste fiscal para contener la suba del dólar.

Barañao, el único ministro del kirchnerismo que sobrevivió en 2015 al inicio de la gestión macrista en 2015, había dicho hace casi dos años que estaba “en condiciones de demostrar que la ciencia y tecnología pueden ser una fuente de ingresos para el país”, aunque la debacle económica de los últimos meses arrasó con ese intento.

Unos meses antes, en julio de 2016, Barañao había asegurado que su relación con el presidente Mauricio Macri era “más fluida” e integrada con otros ministerios y que el jefe de Estado “trabaja con un sistema mejor” que el de la ex presidenta.

“Con Macri tenemos una relación fluida y libertad para plantear nuestras cuestiones. Con Cristina Kirchner la relación era distinta, eran decisiones más ejecutivas”, explicó a la prensa en esa ocasión Barañao.

¿Qué pasó entre el optimismo y las altas expectativas que había en diciembre de 2007, cuando asumió, a septiembre de 2018, donde se redujo de ministerio a secretaría?

La cartera creada en diciembre de 2007 fue la primera en América latina que incluyó a la innovación productiva asociada a la ciencia y la tecnología.

Según explica esta cronología, la primera vez que la ciencia figuró en un organigrama estatal fue en 1949, bajo el primer gobierno de Juan Domingo Perón. Luego sufrió varios vaivenes y el último antes de la creación del ministerio en 2017, lo ubicaba con jerarquía de secretaría ministerial dentro del Ministerio de Educación.

Entre sus objetivos cuando fue creado, hace casi 11 años, esta cartera tenía la promoción del crecimiento del Sistema Nacional de Ciencia, Tecnología e Innovación, a través del incremento de los salarios de investigadores y la provisión de infraestructura; las acciones tendientes a vincular los sistemas académico y productivo para generar consorcios público – privados; la solución de la brecha de las grandes ciudades y el interior del país a través de líneas de financiamiento del Consejo Federal de Ciencia y Tecnología (COFECYT) cuyas prioridades fueron fijadas por las autoridades provinciales y que están estrechamente relacionados con necesidades regionales.

Ubicado desde 2012 en el Polo Científico Tecnológico en el barrio porteño de Palermo, donde se encontraban las ex Bodegas Giol, la cartera sufrió bajo el macrismo un duro ajuste.

De acuerdo a este informe del portal de comprobación de datos Chequeado.com, los fondos ejecutados aumentaron casi 50% en la gestión de Cambiemos, la mitad de lo marcado por Macri. Sin embargo, si se tiene en cuenta la inflación de ese período, la ejecución real cayó entre un 9 y un 16 por ciento.

La gran mayoría de los gastos de este ministerio se destinan a dos grandes organismos: por un lado, al Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (Conicet), encargado de promover la ciencia y el desarrollo tecnológico en el país, y en menor medida a la Comisión Nacional de Actividades Espaciales (CONAE), responsable de los proyectos espaciales.

Según los datos de la plataforma “Presupuesto Abierto” elaborados por el Ministerio de Hacienda de la Nación, para 2016 (último presupuesto aprobado en la gestión de Cristina Fernández de Kirchner) la cartera que lideraba Barañao tenía un presupuesto de casi $10 mil millones, mientras que el último presupuesto 2018 le otorgó $19 mil millones a dicho ministerio.

Así, en los dos años de gestión de Cambiemos el Ministerio de Ciencia tuvo un aumento nominal del 94%, cercano al 100% marcado en un discurso a principios de este año por Macri.

Para Chequeado, había dos cuestiones a tener en cuenta: “la primera es que el presupuesto de un ministerio puede sufrir cambios en el año, ya sea porque se le aumenten los fondos o se los disminuyan.

La segunda particularidad es que en enero de 2016 la CONAE fue transferida del por entonces Ministerio de Planificación Federal de la Nación a la órbita del Ministerio de Ciencia y Tecnología.

Por esto mismo, para comparar la variación en la inversión en el Ministerio de Ciencia se debe agregar para 2015 el presupuesto que recibió la CONAE, en ese entonces dependiente de Planificación”.

En este sentido, si se consideran los fondos efectivamente ejecutados por el Ministerio de Ciencia y Tecnología, a la última semana de diciembre de 2017 estos alcanzaron los $16 mil millones, mientras que en 2015 -último año del gobierno de Cristina Fernández de Kirchner- los montos destinados a esa cartera y la CONAE habían sido de $10,8 mil millones. Esto significa un aumento de casi un 50% entre 2017 y 2015, ya lejos de la suba marcada por Macri. Además, estos datos de ejecución presupuestaria no tienen en cuenta la inflación que hubo durante los dos últimos años.

Si se tiene en cuenta la inflación, los fondos destinados a estos organismos y al Ministerio de Ciencia y Tecnología cayeron entre un 16% y un 9%, según si se realiza el cálculo con el IPC realizado por la Dirección General de Estadística y Censos de la Ciudad de Buenos Aires o con el IPC San Luis, respectivamente (estos índices de inflación fueron considerados oficiales durante la “emergencia estadística” del INDEC).

El caso del Conicet

Quizás el mejor ejemplo del auge y caída es lo que sucede en el Conicet, cuyos directores de centros de investigación vienen reclamando por la demora en la ejecución de fondos y recortes en los subsidios.

En marzo, la situación empeoró: muchos no habían recibido la primera cuota del año para gastos de funcionamiento, mientras que, a quienes sí les llegaba, descubrían que el monto era igual o inferior a la primera cuota del año pasado, sin contemplar siquiera una compensación por la inflación.

En un intento para morigerar los efectos de la crisis, el ministerio anunció en agosto la inyección de $550 millones al presupuesto del Conicet para lo que resta de este año.

La decisión fue tomada después de una semana de protestas de la comunidad científica y de una carta firmada por 241 directores de institutos de investigación.

La alarma sobre el presupuesto para los institutos del Conicet, principal organismo de promoción de investigación científica del país, fue encendida por la propia comunidad científica, que desde hace un par de semanas denuncia una serie de recortes y demoras en el presupuesto necesario para llevar adelante las tareas de investigación. Esto se suma al recorte de los ingresos a la Carrera de Investigador Científico, denunciadas en su momento.

Al cóctel debe añadirse una dura carta firmada por 241 directores de institutos del Conicet de todo el país (en total son 266) dirigida a los legisladores de ambas cámaras del Congreso de la Nación. En ese escrito, los directivos manifiestan "profunda preocupación por la grave crisis que amenaza la supervivencia del sistema científico-tecnológico argentino".

También se pide "que adopten medidas urgentes para superarla, contribuyendo de ese modo a preservar un sector que es clave para el desarrollo nacional". ¿La inyección de este monto responde a la demanda de la comunidad científica?

Estos $550 millones se sumarán a los $13.000 millones del presupuesto 2018 del Conicet y, según revelaron fuentes oficiales, se agregarían también al presupuesto 2019, aunque el monto final para el año próximo está lejos de conocerse: se estima que a fines de septiembre ingresará a Diputados el proyecto de ley.