Gran Hermano digital: el ojo que todo lo ve en cada escritorio
"La Tierra se materializa, rotando majestuosamente delante de su cara. Hiro se estira y la atrapa. La gira de forma tal que se queda mirando a Oregon. Le indica que se deshaga de las nubes y lo hace, dándole una visión cristalina de las montañas y de la costa."
Una visión de la novela de Neal Stephenson Snow Crash, un texto de ciencia ficción publicado en 1992, hace claramente una descripción de Google Earth, un programa de computación que permite a los usuarios ver un mapa fotográfico detallado del mundo.
Otra información, como las rutas, límites y el lugar donde se encuentre cualquier cafetería puede ser agregada a la vista, la que puede ser rotada y a la que se le puede hacer un acercamiento con continuidad casi perfecta. Quienes lo utilizan por primera vez sienten una especie de vértigo a medida que notan lo que el programa puede hacer.
La herramienta virtual de Google incorpora información que, incluso, puede dar cuenta de las características de la superficie planetaria como pueden ser montañas y valles. A esos datos pueden adicionársele imágenes satelitales y fotografías aéreas de proveedores públicos y privados.
Google Earth puede cubrir la totalidad del planeta: cuenta con aproximadamente un tercio de toda la masa terrestre representada con tanto detalle que puede apreciarse de manera individual cada árbol, automóvil, e incluso los hogares de 3 billones de personas. Todo esto ha sido imaginado alguna vez, pero se ha vuelto realidad recientemente gracias a las imágenes satelitales de alta resolución, las conexiones de banda ancha, y la disponibilidad de computadoras baratas y poderosas.
La firma estadounidense Keyhole fue la primera en lanzar, en el 2001, el primer "geobuscador". Google compró Keyhole en el 2004 y lanzó Google Earth en el 2005. La versión gratuita del producto ya ha sido descargada unas 250 millones de veces, según Michael Jones, uno de los fundadores de Keyhole y actual Jefe de Tecnología de Google Earth.
Posteriormente, la agencia espacial norteamericana NASA lanzó otro geobuscador en el 2004, al que llamó World Wind. Actualmente, y de acuerdo a un artículo divulgado por The Economist, las descargas de la herramienta alcanzan a las 20 millones de copias.
Aquí los neogeógrafos han incursionado en el terreno del Sistema de Información Geográfica (GIS), estas herramientas "fashion" de software son utilizadas por los gobiernos y las compañías para analizar datos espaciales. Los geobuscadores están todavía en sus estadios más primitivos comparativamente, pero son mucho más fáciles de utilizar.
GIS trata con infraestructura crítica, por lo que sus datos tienden a ser de una calidad impecable. Jack Dangermond, el fundador de ESRI, una firma privada que domina el mercado de GIS, declaró que el interés estimulado por la "geoweb" ayudó a impulsar el negocio un 20% este año.
Ron Lake de Galdos Systems, una empresa que se especializa en integrar la geoinformación cívica, dice que la herramienta ha llevado a impulsar un acceso público a este tipo de información. Cuando el elemento analítico y la calidad de la información de GLS se combinan con la visualización y la destreza de la conexión de redes, dan lugar al surgimiento de procesos interactivos de amplia eficiencia.
En 2006 la consultora Waterstone combinó los datos de 13 bases de la fuerza aérea norteamericana y las agrupó en una versión modificada del World Wind, el geobuscador de la NASA.
De este modo, un gerente de proyectos puede ver un video del lugar donde se está llevando a cabo una construcción así como también identificar a los contratantes y a sus vehículos.
Un planificador puede evaluar el impacto que va a tener la construcción un edificio cerca de una autopista en cuanto a la visibilidad. Y, un ingeniero ambiental, mientras mira una columna de agua contaminada, puede profundizar en los 45 años de documentación asociadas con el lugar.
Carla Johnson, la titular de Waterstone, comentó que el costo del proyecto fue menor a 1 millón de dólares, y se espera que dicha inversión permita ahorrar unos 5 millones de dólares a la fuerza aérea.

Evolución y resultados
Como con cualquier tecnología, la "geoweb" tiene usos buenos y malos usos. Cuando los geobuscadores facilitaron el acceso a imágenes satelitales muchos observadores se preocuparon de que los terroristas utilicen estas imágenes para planear sus ataques.
Aparentemente Google Earth fue usado por los insurgentes iraquíes cuando planearon el ataque a la base británica de Basra, por ejemplo, en el cual los edificios individuales y vehículos pueden ser vistos más claramente.
Luego de que esto se hiciera conocido en enero, las imágenes del área en cuestión fueron reemplazadas por imágenes del 2002, es decir antes de que se comenzara la construcción del campo militar.
Hace pocos meses, un miembro de la asamblea del Estado de Nueva York pidió a Google que oscurezca las imágenes, luego de que el geobuscador fuera utilizado por quienes planearon un ataque al aeropuerto de esa ciudad, el cual después fue frustrado.
Aún así, Michael Jones aseguró que Google sólo fue contactado tres veces por países preocupados por la posibilidad de que sus dependencias de gobierno puedan ser monitoreadas. En esos casos, el hecho fue resuelto sin realizar cambios a las imágenes de Google Earth.
A su vez, Microsoft borronea las fotos en respuesta a "pedidos legítimos del gobierno y de las agencias". Pero las imágenes son generalmente de entre uno y tres años de antigí¼edad, lo cual limita su utilización táctica; y las imágenes aéreas y satelitales están disponibles desde un gran número de otras fuentes, y lo han estado desde hace tiempo.
Por lo tanto, y en algunos aspectos, los geobuscadores no han hecho posible nada que no pudiera hacerse anteriormente, aunque lo que sí han hecho es que las imágenes sean más baratas y más fáciles de obtener.

Precedentes
Sobre este punto de discusión existen, hasta el momento, pocos precedentes legales. En el 2003, Bárbara Streisand inició un juicio para que se mantuviera a su casa en Malibú fuera de una biblioteca online de imágenes de la costa californiana y perdió.
Aunque las estrellas de cine son las más acosadas –muchos sitios proveen enlaces para ver las casas de las celebridades en el geobuscador– es fácil imaginarse anotaciones inocentes que pudieran ser intencionalmente peligrosas. Los refugios para mujeres golpeadas, por ejemplo, en general prefieren no difundir demasiado sus direcciones.
Jones cree que los beneficios son lo suficientemente fuertes como para sobrellevar estas preocupaciones. "Creo que hay una barrera social para todo lo nuevo," comentó. La disponibilidad de información útil va tener mayor peso que la vigilancia y la pérdida de privacidad, puntualizó.
Cinco o seis años atrás, denotó, la gente se preocupaba sobre la expansión de los teléfonos con cámara. Pero ahora "todo el mundo asume que todos tienen una cámara en su teléfono y que eso no es nada fuera de lo común".
"La lección detrás de las tecnologías previas es que estamos contentos de tolerar cosas que previamente habían sido rotuladas de intolerables", argumentó.
De hecho, todas las cosas (buenas y malas) de internet van a adquirir una nueva dimensión en la "geoweb". Aún a pesar de los temores típicos, el potencial de esta arquitectura no pasa desapercibido frente a potenciales inversores.

Desde principios del año pasado más de 20 firmas geoespaciales han sido objeto de adquisiciones y fusiones, con Google, Microsoft y ESRI entre los compradores.
Pero no es este el momento de anunciar el amanecer de Web 3.0. Por un lado, el uso de los geobuscadores no deja dinero. Vincent Tao, de Microsoft, dice que por ahora la ganancia debe provenir de los auspiciantes, hasta que la masa crítica permita transacciones basadas en locación. Google, coherente con su política habitual, esta primero invirtiendo y luego preocupándose por las ganancias.
Hacia la Web 3.0
Google presentó recientemente KML, el protocolo que describe cómo los objetos son emplazados en el programa Earth, al Consorcio Geoespacial Abierto (OGC), el cuerpo a cargo de los estándares. Esto permitirá que otras firmas adhieran al mismo parámetro.
La OGC ya posee su propio estándar: el GML, que decodifica modelos de información espacial y fue formalmente adoptado como medida internacional este año. Los estándares de geoinformación dinámica de las redes de sensores podrían ya estar posicionados para el año que viene.
Simultáneamente, la incorporación de la tecnología de posicionamiento satelital en teléfonos celulares y automóviles, podría abrir "las compuertas de la inundación". Cuando este recurso se exhiba disponible, cualquier usuario podrá podrá moverse dentro de su propio vecindario e incluso buscar y generar contenidos prácticamente sin hacer nada.
"Cuando eso suceda", comentó Michael Jones, "el mapa se transformará en un pequeño portal a la vida misma". Lo único que puede retrasar esto es, según considera el ejecutivo, la velocidad con la que la sociedad pueda adaptarse.