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El misterioso pueblo que formó parte de películas de terror y publicidades internacionales

Se encuentra a más de 500 kilómetros de distancia de CABA y es un destino muy visitado por ser un "pueblo fantasma" emblemático del país
16/04/2025 - 16:27hs
El misterioso pueblo que formó parte de películas de terror y publicidades internacionales

A más de 500 kilómetros de CABA, se encuentra un lugar turístico ideal para hacer turismo. Tanto en el ámbito local como en el plano internacional es famoso por ser un pueblo que fue sepultado bajo el agua hace 30 años, el cual se convirtió en un paso obligado para aquellos que desean conocer la historia.

Si se parte desde la Ciudad de Buenos Aires, se tarda unas siete horas de viaje en auto. El lugar es Villa Epecuén, lugar que está a tan solo siete kilómetros de Carhue, en el partido de Adolfo Alsina y a metros de la ruta provincial N° 60. Más allá del doloroso recuerdo de la inundación, este particular "pueblo fantasma" nunca dejó de llamar la atención en los ojos curiosos de la gente que lo visitaba durante todo el año, ya sea para conocer su historia y llevarse, en fotos, imágenes de cómo quedó el lugar. Su fama es tal que lo han visitado productores de cine y publicistas para grabar películas y comerciales en sus ruinas.

Turismo en Villa Epecuén: el lugar ideal para los amantes de la historia y la fotografía

En 2017, el lugar fue reconocido por el Récord Guinness al haber organizado y pasado la prueba de haber reunido el mayor número de personas tomadas de la mano flotando en las aguas del lago. Hasta entonces, la marca era de China con 650 personas que, en Argentina, se superó ampliamente con 1.941 ciudadanos el 29 de enero de ese año, según la supervisión del ente fiscalizador de los récords.

Asimismo, cabe mencionar que este pueblo formó parte una película de terror del cine nacional. Un año antes del récord, fue escenario de la filmación del largometraje Terror 5. La película mezcla cinco historias unidas como la miseria, el abuso, poder, violencia y la indiferencia social. El lugar fue seleccionado por su atmósfera única y desoladora, ideal para películas de terror. La estética apocalíptica del lugar lo volvió muy atractivo para producciones cinematográficas como esta.

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El matadero de Epecuén es uno de los lugares más emblemáticos del pueblo

Asimismo, marcas internacionales de bebidas energizantes también visitaron el lugar y filmaron comerciales.

Los otros pueblos de la Provincia de Buenos Aires que fueron sede de set de filmación de películas

Entre otros, hay dos pueblos de características más bien rurales y, con una gran participación en el rubro turístico y gastronómicos en territorio bonaerense, fueron parte de la escenografía de películas celeste y blanca.

Uribelarrea

Este hermoso pueblo de estilo colonial, ubicado en el partido de Cañuelas, es uno de los más utilizados en cine por su arquitectura bien conservada y su aire de época. Ha sido locación de varias producciones, tanto nacionales como internacionales. En 1996 se filmó Evita y en 2016 El Ciudadano Ilustre.

San Antonio de Areco

Con su fuerte identidad gauchesca y calles empedradas, este pueblo ha sido elegido por su autenticidad histórica. Allí se filmaron películas de época o que retratan el campo argentino tradicional. Una de ellas fue, en 1984, Camila.

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San Antonio de Areco se destaca por su identidad gauchesca

Alsina

Se trata de un pueblo del partido de Baradero que se ubica en el km 127 de la ruta 9. Era un rincón desconocido hasta que se convirtió en el set de filmación de la exitosa película argentina, La Odisea de los Giles.

De esta forma, las productoras encuentran locaciones que cumplan con determinados requisitos para sus proyectos y, los pueblos, en muchos casos olvidados, pasan a ser visibles nuevamente gracias a estas filmaciones que le devuelven o le agregan vida. Se debe tener presente que muchos de ellos, además del campo como una de las actividades económicas en general, viven, de acuerdo a su ubicación de las industrias y el turismo rural, que crece cada vez más con las ofertas gastronómicas en diferentes pulperías y viejos almacenes de ramos generales. Estos suelen reconvertirse en restaurantes de campo que le dan una variable más a los citadinos para desconectar de la rutina y conectar con la naturaleza gauchesca cerca de sus hogares.

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