Bodegas Santa Ana: 120 años de historia y el desafí­o de crecer en un mercado cada vez más competitivo

La compañía atravesó gran parte de la historia argentina y logró salir airosa. No es para menos: hoy se destapa una botella por segundo con esa marca
Por iProfesional
ACTUALIDAD - 16 de Agosto, 2011

La historia de Bodegas Santa Ana comenzó como muchas otras en la Argentina: de la mano de un inmigrante italiano. En este caso, fue Luigi Tirasso el responsable de plantar las primeras hectáreas con viñedos.

Sin embargo, ¿cuántas lograron sobrevivir a los altos y bajos de la industria y festejar 120 años? El número ahí, obviamente, se reduce considerablemente.

En efecto: en 1891, con las primeras viñas plantadas en Mendoza, se colocó la piedra fundamental de lo que hoy es uno de los establecimientos vitivinícolas más importantes del país, con más de 20 millones de litros comercializados en el mercado interno.

Además, Santa Ana -perteneciente al Grupo Peñaflor- está consolidada en el top 5 entre las principales compañías exportadoras del sector, con cerca de 8 millones de litros anuales vendidos en más de 50 mercados diferentes alrededor del globo.

Para festejar este trascendental aniversario, la bodega apeló a una original modalidad: durante semanas envió a los medios de comunicación distintas tarjetas donde se recordaban distintos hitos en la historia de la empresa, como haber elaborado el primer vino Selección para todos los días a comienzos de los años ochenta, haber popularizado el Syrah, o haber comercializado el primer espumante en el mercado interno.

En diálogo con Vinos & Bodegas, Alejo Berráz Schang, gerente de Marketing de la compañía, destacó que "el hecho de cumplir 120 años nos da muchas más espaldas para hablar y comunicar. Santa Ana transitó por los más variados escenarios políticos y económicos que se sucedieron en la Argentina y el mundo en más de un siglo".

En este contexto, para el experto, la compañía llega a la actualidad con la imagen intacta: "Cada vez que vemos un estudio de mercado vemos que la bodega está posicionada muy por encima de otras en nuestro segmento de precios".

Para Berráz Schang, la clave para transitar doce décadas y mantenerse vigentes está en la innovación: "Si te quedás quieto, en este mercado te convertís en una marca vieja. Todo el mundo está lanzando cosas nuevas: Nunca podríamos permitirnos estancarnos, porque automáticamente el consumidor te asocia con algo antiguo".

En este sentido, destacó que "siempre estamos actualizando las etiquetas, realizando restylings y aggiornando los diseños. En los últimos años fue muy exitosa nuestra estrategia de aprovechar situaciones coyunturales para apoyar las ventas, ya sea el Bicentenario o Navidad. Son ediciones especiales que nos permiten jugar un poco con la imagen".

El directivo destacó que "hoy hay chicos de 30 años que se sienten orgullosos de decir que consumen el vino que antes tomaba el padre o el abuelo. En vez de tener una connotación negativa, como algo viejo, esto es revalorizado, es recuperar algunos valores, volver a esa mesa familiar".

Mirando hacia el futuroDurante estos 120 años, Santa Ana, así como otras grandes bodegas, jugó un papel clave en el posicionamiento del vino entre los consumidores.

Sin embargo, un aspecto que no pasa desapercibido son los cambios que se vienen registrando en los hábitos y costumbres, que marcaron un continuo descenso en el consumo de vino hasta el nivel actual, del orden de los 25 litros anuales per cápita.

"La bodega siempre trabajó para no alejar a los consumidores. La idea es acercarlos y que sientan que tomar vino es algo para disfrutar y no algo complicado. Esto es clave porque actualmente la industria está compitiendo con bebidas de más fácil consumo, como la cerveza o el fernet".

Además, destacó que en las últimas décadas hubo profundos cambios en el estilo de vida que juegan en contra de la industria: "Antes era común que se durmiera la siesta. Entonces se podía almorzar con vino durante jornadas laborales".

Sin embargo, Berráz Schang destacó que "afortunadamente estamos viendo un cambio de toda la industria. Las bodegas están empezando a ser más amigables. Están dando un mensaje más claro. No sólo comunicando las características del vino, sino apuntando más a lo emocional. Este estilo de acercarse más a la gente va a permitir que se detenga la caída del consumo".

De cara al futuro, el directivo destacó que "nuestro objetivo es seguir trabajando en los segmentos donde somos más fuertes. La idea no es apuntar los cañones en los niveles superiores, sino seguir innovando en las líneas de consumo diario, demostrando que allí podemos hacer excelentes vinos y accesibles para la gente".

Al respecto, sostuvo que el mejor ejemplo gráfico de la vigencia que tiene la bodega entre los consumidores locales "es que en la Argentina se consume una botella de Santa Ana por segundo".

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