Santiago del Moro: "Uno termina siendo su propio creador"
Aunque acaba de terminar Infama, el programa de TV que es un enjambre de mediáticos que se pelean entre sí, él asoma tranquilo de su camarín hasta el estudio donde se harán las fotos para la entrevista con la revista Tendencia.
Respetuoso, se toma su tiempo para cada momento de la nota. Uno esperaba encontrarse con un torbellino de energía similar al que despliega mientras está al aire. Pero Santiago sabe poner pausa. Es como si después de pasarse la mañana en la radio (conduciendo Terapia despareja en Pop Radio) y continuar en vivo por la pantalla de América se hubiera sentado a disfrutar de un buen trago y estuviera de charla en un impasse de su ajetreado día.
Luego de su incorporación -tambén como conductor- al Soñando por bailar, puede decirse que Del Moro escaló un nivel más en su carrera. Está en la cresta de la ola, pero se percibe que su cabeza funciona y que no se entrega a los arrebatos.
Entendió que para seguir en el camino debe pilotear la vanidad y el peligro de creerse quien no es.
-Tenés una cara muy relajada en un momento de mucha intensidad...-Sí, pero me gusta que las cosas salgan bien y además soy respetuoso del laburo ajeno. No importa las urgencias que tenga, siempre hay gente laburando del otro lado y mis problemas no le importan a la gente.
-¿Sos el nuevo Tinelli?-(Risa escondida) Noooo...Tinelli hay y va a haber uno solo. El suyo es casi un fenómeno a nivel mundial; eso de estar tanto tiempo, 20 años, permanecer tan arriba. Yo empecé en otra televisión, la del 2001, el momento de la crisis en el que te pagaban con patacones. El primer día que entré a un estudio de televisión, supe que esto era lo mío.
-¿Sos 100% tele?-Lo de la radio también ha sido un gran descubrimiento para mí, me dio muchas satisfacciones. Es otro el código, otro lenguaje, tiene otros tiempos. La TV tiene más adrenalina. El minuto a minuto que es adrenalínico, hasta por momentos adictivo, pero lo acepto como regla del juego. Y yo en todo ese mundo encontré un espacio, un lugar. Y de alguna manera me inventé a mí mismo como personaje televisivo. Pero siempre con mucho esfuerzo por detrás, mucha preparación y, sobre todo, mucha dedicación.
-Cuando viniste a Buenos a estudiar tenías otros planes...-Sí, la mía es la típica historia de un muchacho que llega a la gran ciudad para estudiar una carrera. Típica familia de clase media que le dicen al hijo: te vamos a bancar si hacés una carrera que tenga que ver con las Ciencias Económicas, para no morirte de hambre... el cassette que nos ponen a todos. Creo que hasta el día de hoy es el mismo. Y así me vine a estudiar acá, pero yo siempre sabía lo que quería ser. Ya desde muy chico hacía radio.
-¿Cómo fueron esos primeros pasos?-Me encantaba hacer radio. Había un cable local y yo también trabaja allí; nada más emitía las películas. Pero una vez hubo una oportunidad de hacer un programa y grabamos un piloto que nunca salió.
-¿Cómo se llamaba?-"Nafta súper" (risas). Poca gente sabe de ese proyecto. A los 14 años ya tenía esas ganas y eso en un pueblo de tres mil habitantes...a mí me fascinaba todo esto.
En la radio tuve programas desde los 12 años. Siempre me gustó. Y me acuerdo la primera radio que se hizo ahí; la hicieron unos chicos en el altillo de una casa.
-¿Cómo eran esos encuentros?-Eran muchos más grandes que yo y, claro, los primeros meses le dieron bola, pero cuando se aburrieron en el verano, hacía falta gente y nos tomaron a mí y a mi primo para trabajar. Teníamos en ese entonces 12 años y así empezamos.
Nos íbamos de la pileta, a las cinco de la tarde, a hacer el programa y después volvíamos a la pileta. Y yo me crié en todo eso y vine acá sabiendo que era eso lo que quería hacer.
-¿Qué les propusiste?-Yo tomé una tarjeta de una gerenta de MuchMusic que me la dio una tía mía y me presenté con un par de proyectos. Las ideas no eran factibles, pero igual le dije que yo iba a trabajar ahí. Al poco tiempo faltó alguien y me hicieron una prueba de cámara como cronista. Como tenía tantas ganas de trabajar, hacía el trabajo que nadie quería hacer.
-También incursionaste y estudiaste actuación.-Sí, pero como un condimento para la conducción. Nunca me sentí un actor. Lo hice como una manera de aflojarme ante la cámara. Fue un recurso y me ayudó un montón, porque cuando no hay superproducción o la nota del día, para estar en vivo hay que estar preparado para lo que venga. La actuación te ayuda a salir adelante.
-¿Cómo te definís? ¿Animador, conductor...?-Soy conductor de tele o al menos lo intento.
-¿Te ves produciendo tus propios programas?-Uno produce todo el tiempo sus propios contenidos con el programa que está haciendo. Toda mi vida, desde que empecé en esto, opiné y dije por dónde quería ir, las cosas que me divierten. Cuando uno está en vivo, por ahí hay cosas que salen mal, pero bueno...
-En Infama vos imprimiste enseguida tu estilo.-Sí, lo que pasó es que estaba desesperado porque era mi única y gran oportunidad de pasar a un canal de aire. Toda la apuesta era en base a mi oficio, porque no era tan conocido. Salí a remarla con un programa que se gestó de un jueves para un lunes. Iba a durar un mes y yo no quería que durara un mes. Pensé e hice todo lo posible para que durara más. Y ya llevamos tres años y medio.
-¿Cuán responsable te sentís de ese éxito?-El programa es el conductor. Siempre pasa eso. Nosotros tenemos que llenar todos los días dos horas de contenido propio. Nunca hay tanto contenido para todos los días y tengo muy a favor que, como vengo de un lugar en el que no se prejuzga a nadie, somos iguales, somos todos del mismo colegio, yo nunca prejuzgo a la gente.
A mí no me importa el currículum, no me importa si viene el mediático más lumpen o una primera figura. No hago esa categorización que por ahí hace el público. Me pasa algo raro con Infama; que sigo siendo el mismo, fiel a mi esencia. Y haciendo este programa me han llamado para hacer campañas para marcas como Blackberry y la última gráfica de Ona Saez. Todo esto haciendo un programa de famosos.
-Pasas de lo freak a lo más cool...-¡Sí! Eso me gusta de lo que hago, que siempre busqué armar mi propio estilo. Uno trabaja desde uno y termina siendo su propio creador. Nunca hice nada de lo que me dijeron. Es más, nunca pude trabajar con un guión o una rutina. Un rato antes pregunto qué hay, me dicen tres o cuatro datos y salgo. Yo no leo cartulinas. Leer me parece una cosa fría, distante con la gente.
-¿Cómo definís tu estilo?-Siempre tengo dos discursos cuando voy a hablar. El programa se puede leer de una manera muy lineal o también podés leer el subtexto de cosas que voy tirando, por donde pasa cierta ironía que siempre manejo.
En el fondo no soy tan bueno como parezco en la tele. Soy muy respetuoso del género femenino y trato de potenciar la figura de la mujer de turno, porque en definitiva la chica que viene, la modelo o la mediática, se está promocionando. Pero hay cosas que a mí también me dan risa.
-Ahí hay menos ficción...-Claro. A mí me encanta la verdad en la gente. Hay personajes que la gente tilda de freaks y son auténticos. Eso los convierte en maravillosos...
-¿Conducir Soñando por Bailar es un desafío nuevo o es como los anteriores?-Capaz que ese programa tiene mucho que ver con mis orígenes en Much. Trabajar con gente joven, ser un presentador de un gran show. Estoy alucinado con la experiencia; me gustó mucho hacerla. Me sobrepasó el éxito del programa, porque firmé un contrato para hacer una sola edición los sábados a la noche y terminamos haciendo hasta cuatro emisiones semanales.
-Éste era el momento para creértela, pero parece que zafaste de entrar en esa trampa, ¿no?-Sabía de entrada que había que correrse de ahí. Me hice conocido por mi trabajo, nunca por exponerme. Nunca me vendí a mí mismo. Tengo una frase que siempre repito: yo soy un dealer de fama.
Si querés te hago famoso en un bloque, pero a mí no me divierte ser famoso. Nada, nada, nada. Obviamente que es una consecuencia de mi trabajo; no reniego de eso. Pero trato de trabajar todo el tiempo mi ego, la histeria que te genera este medio, la vanidad. Esto es muy peligroso y cuando te pasaste del límite, te caíste al precipicio.
-Éste era un momento para caerse al precipicio...-Lo que pasa es que tuve mucha formación. Lo mío fue muy paulatino, hice todos los deberes. El rating es tan efímero. El mejor rating de hoy, mañana ya es viejo y tenés que hacer un buen número de vuelta. Hay que estar preparados para pasar las turbulencias y también disfrutar cuando las cosas van bien. Que es lo que más cuesta en nuestro trabajo: disfrutar, porque todo es tan rápido, viste. Es Fast-food... Yo tengo dos horas diarias de Infama, tengo cuatro horas de radio más galas de tres o cuatro horas cada una.
-Imagino que tenés una familia que te hace el aguante...-Tengo una hijita de un año y medio, pero también tengo una mujer que conozco desde hace mucho tiempo y que ha vivido conmigo todo este proceso. Hace como diez años que estamos juntos, es de mi pueblo y eso influye mucho en nuestra relación. Ella odia esto. Mi vida sin ella y sin mi familia, que también me banca, no sería la misma. Todo el tiempo te bajan de un plumazo.
-Debés estar re enamorado de tu bebita...-Estoy enamorado. Me superó en todo. Pasé por todos los clichés, por todos los lugares comunes y estoy enamorado. No puedo decir otra cosa. Embobado. Aparte, cada día es como que el amor se retroalimenta y se hace más grande.
Más notas:
- Brenda Gandini: "No sigo las reglas que me imponen, hago lo que siento"
- Valeria Bertuccelli: "Soy fiel a la vida que quiero vivir"
- Diego Torres: "Es bueno, de vez en cuando, poner el ego a prueba de todo"